“Diosito nos dio otra oportunidad”, la expresión de los habitantes de Tovar

Habitantes de Tovar, estado Mérida, están seguros que lograron sobrevivir a la vaguada del pasado lunes 23 de agosto porque Dios les dio otra oportunidad. Relatan que las rocas que cayeron sobre las viviendas, vehículos y personas fueron gigantescas

Los estragos causados por la naturaleza en Tovar siguen siendo evidentes. Carlos Eduardo Ramírez

@mariananduque

 

Una estela de dolor que se profundiza con el paso de los días  dejó la vaguada ocurrida en la localidad de Tovar, estado Mérida, el pasado lunes 23 de agosto. Los daños generados por las rocas y la fuerza de las aguas se continúan contabilizando, mientras los organismos de seguridad y prevención siguen buscando desaparecidos entre los escombros.

El reportero gráfico Carlos Eduardo Ramírez fue el enviado especial de Diario de Los Andes. A través de su lente pudo captar los desastres causados por la naturaleza, pero también la tristeza y el terror que aún se mantiene en quienes estuvieron a punto de perder sus vidas.

“Increíble que detrás de unas montañas tan sólidas saliera una vaguada, un río así de repente, afectando a más de 1.000 personas, con víctimas fatales. Muchísimas casas en pérdida total, es duro ver tanto dolor, tanta destrucción. Caminé por una parte de lodo donde habían nueve carros debajo de mí y ni lo sabía, la fuerza de la naturaleza es tremenda”, expresó Ramírez al relatar parte de su trabajo.

Lo que vive el estado Mérida le  hace  recordar la vaguada ocurrida en noviembre de 2020 en el estado Táchira, específicamente en los sectores Zorca, Santa Elena, Tononó y en Rubio; aunque los relatos que encontró en Tovar le hacen creer que esta situación fue más complicada.

Diosito nos dio otra oportunidad

Manuel Parra es habitante del sector Monseñor Moreno de Tovar. Cuando escuchó el sonido de las piedras detrás de su casa la noche del lunes 23 de agosto, se arrodilló en la sala y comenzó a pedirle a Dios por su vida y la de sus hijos. Llorando, manifestó al Diario de Los Andes, que lo vivido no se lo desea ni a su peor enemigo.

Está seguro que Dios les dio otra oportunidad, porque por el tamaño de las piedras que se derrumbaron, el arrastre de sedimentos y la fuerza del agua, era para que la cantidad de fallecidos y desaparecidos fuera mayor.

Imágenes religiosas se observan a las afueras de las viviendas afectadas por la vaguada. Carlos Eduardo Ramírez

Recuerda que el 11 de febrero del año 2005 ocurrió algo similar, pero considera que el desastre natural actual fue peor. “Ahorita  es un milagro de Dios que estamos vivos, porque los que vivimos esto era para que no hubiera quedado nada. Mi esposa y mis hijos y están bien. Por la parte de atrás se socavó la casa y estamos rodeados de barro, pero gracias a Dios estamos bien. Diosito nos dio otra oportunidad más”, acotó.

Relató con tristeza que su hija, el esposo y sus tres nietos lo perdieron todo, pero lograron salvar sus vidas subiéndose a una platabanda. “La salvación de ellos fue que la casa de la suegra, la parte de abajo y la del cuñado tienen platabanda y ella pudo agarrar los niños y salvarse, sino hubiera sido por esa platabanda estuvieran muertos, porque la casa se llenó y no tenían salida por la parte de atrás”, dijo.

Aunque su núcleo familiar no sufrió pérdidas humanas, la familia de su esposa sí. Una tía política y su nuera fallecieron al caerles una roca encima. “El hijo fue a agarrarlas para subirlas a la peña y fue el momento que bajó una piedra, le cayó a ella, y él por suerte pudo salvarse, porque estaba enterrado de la mitad para abajo. Son los únicos fallecidos de Monseñor Moreno, lo demás han sido pérdidas materiales, muchos vecinos y amigos que perdieron todo”, expresó.

Agradece que “el pueblo tovareño” es muy unido y los habitantes de bailadores les llevaron al día siguiente agua, comida, hortalizas y ropa. Le pide a Dios que se les multiplique en vida y salud.

 

Un hombre camina entre los escombros dejados por la vaguada ocurrida en Tovar, estado Mérida. Carlos Eduardo Ramírez

“Mi hija murió”

La hija de 17 años de edad de José Dolores Zambrano falleció el lunes 23 de agosto en su residencia, después de que una piedra cayera sobre ella en medio de la vaguada. No vivían juntos, pero mantenían cierta comunicación. Cuando se enteró que había muerto se trasladó a la capilla del lugar, a donde estaban llevando los cuerpos de quienes perdieron la vida, pero cuando llegó ya los funcionarios del Cuerpo de Bomberos la estaban trasladando para darle sepultura.

“La mató una piedra por la vaguada y a la mamá la arrastró el agua, y a su esposo también. Se consiguió en la casa y la sacaron a la capilla, cuando subí ya el Cuerpo de Bomberos la bajaba a darle sepultura. No la pude ver, la había visto por última vez hace 15 días.  Esto no se había visto así, así no había sucedido nunca, siempre bajaba agüita, pero ahorita fue muy fuerte”, relató.

 

Así se encuentran las calles de Tovar, estado Mérida. Carlos Eduardo Ramírez

Se fueron a la montaña

La familia de José Zambrano logró salvarse porque corrieron hacia una montaña cuando comenzaron a escuchar el ruido de las rocas. Indicó que como a las 7 de la noche comenzó una primera oleada de lluvia fuerte, pero como a los 15 minutos fue que la situación empeoró.

“Usted mismo ve las piedras que hay por ahí y no se puede imaginar lo que bajó por ahí. Mi familia corrió para el monte arriba si no, no lo estuvieran contando. A un amigo se le murió la mamá y la esposa en las manos”, dijo.

Para el momento de la entrevista, el día jueves 26 de agosto, funcionarios de Protección Civil manejaban un balance de 11 fallecidos, 607 viviendas afectadas: 142 con pérdida total, 215 con afectaciones y 250 en estado de vulnerabilidad.

La familia de José Zambrano logró salvarse porque corrieron hacia una montaña. Carlos Eduardo Ramírez

 

 

 

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