En una celebración multitudinaria, con la compañía de las réplicas del Santo Cristo de La Grita y de la Virgen de la Consolación de Táriba, de 15 obispos de Venezuela y un representante de la santa sede, se conmemoró este miércoles 12 de octubre los 100 años de la Diócesis de San Cristóbal.
Al Gimnasio Cubierto Campeones del 97 llegaron feligreses de las 94 parroquias existentes, vestidos de blanco en su mayoría, acompañados de pancartas, banderas de la iglesia católica y de Venezuela, quienes cantaban y festejaban al son de los cantos de los sacerdotes que estaban amenizando el evento mientras comenzaba la eucaristía.
A las 10:15 de la mañana comenzaron a ingresar una representación de los 173 sacerdotes que conforman la Diócesis, que llegaron de diversos municipios del estado Táchira. Todos, bajo la dirección del Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Monseñor Mario Moronta, y del Obispo encargado, Juan Alberto Ayala.
También estuvieron presentes autoridades regionales como el gobernador Freddy Bernal, su esposa, Karem Durán; la presidenta del Consejo Legislativo Estadal (CLE), diputada Charly Rojas; el alcalde del municipio San Cristóbal, Silfredo Zambrano; el alcalde del municipio Uribante, Olinto Contreras; el vicerrector encargado de la Universidad de Los Andes, Omar Pérez Díaz, entre otros representantes académicos, militares y de organizaciones defensoras de derechos humanos.
Durante la homilía, Monseñor Mario Moronta, hizo referencia a una canción que aprendió desde niño que habla del alma tachirense: “Son los cantos de mi tierra, nacidos en un recuerdo, por los caminos del tiempo, te vas para no volver”, destacando que durante 100 años esta iglesia local ha caminado en “espíritu y verdad”.
“Lo ha hecho con la dedicación de sus pastores, obispos y presbíteros; con el entusiasmo de sus laicos y con la alegría de los miembros de la vida consagrada. Con ello, ha mostrado ser una Iglesia en salida que, incluso, ha asumido un compromiso misionero con algunas iglesias hermanas y, recientemente, con el Ius Commissionis para atender al Vicariato Apostólico del Caroní. Una Iglesia con sabor a pueblo, al cual ha acompañado porque se siente parte del mismo y además ha sabido articular solidaridad y fraternidad con las iglesias hermanas de Venezuela y de Colombia, para hacer sentir la enseñanza del Papa Francisco cuando nos pidió ser una Iglesia sin fronteras y madre de todos”, expresó.
Recordó que por una decisión del Papa Pío XI (junto a otras cuatro circunscripciones) en 1922 se creó la Diócesis de San Cristóbal, que durante años también guio a los llanos del Alto Apure. El primer Obispo, fue Tomás Antonio Sanmiguel Díaz, quien oriundo de otras tierras tuvo que explorar el Táchira y descubrir sus frutos y riquezas como garantía para la nueva Iglesia local que se estaba plantando.
Después le correspondió guiar a la iglesia tachirense a Rafael Ignacio Arias Blanco 1939 a 1952, a Alejandro Fernández Feo 1952-1984, a Marco Tulio Ramírez Roa 1984 a 1998, y a Mario del Valle Moronta Rodríguez, obispo de la Diócesis desde 1999. Durante este tiempo el actual Obispo recordó que se han realizado dos sínodos diocesanos, la creación de escuelas católicas, del Diario Católico, del Magisterio episcopal, el Seminario Diocesano y de los religiosos, la Universidad Católica del Táchira y el Proyecto Diocesano de Pastoral “parroquia participativa, comunidad de comunidades”.
Moronta destacó que hay varios tachirenses que tienen procesos adelantados camino a la santidad como: Tomás Antonio Sanmiguel, Medarda Piñero, Hermana María Israel Bogotá Baquero, Madre Lucía del Niño Jesús, Monseñor Martín Martínez, Lucio León y Amandita.
Al describir la acción de la iglesia tachirense, el Obispo resalta la preocupación por los ancianos, los pobres, los migrantes, los que sufren y los excluidos. “La solidaridad y generosidad de todos, aún de los más pobres, es muestra de esa voluntad para que nadie pase necesidad. Además, siguiendo el estilo de Cristo, quien no vino a ser servido sino a servir, encontramos la total disponibilidad de hacer el bien por parte de la inmensa mayoría de los católicos tachirenses”.
Hizo una mención especial a la Iglesia de Cúcuta, quien ha dado apoyo a los migrantes venezolanos, a quienes han tenido necesidad de comida y atención de salud, así como también a las diócesis de Nueva Pamplona, El Tibú, Arauca y Ocaña. “Permítanme una especialísima mención a Cúcuta, con la cual hemos podido realizar un trabajo de comunión para la solidaridad y la fraternidad. Podemos decir, con humildad y sencillez, siguiendo el petitorio de Francisco, que somos una Iglesia que no tiene fronteras pues es madre de todos”, resaltó.
Al culminar la celebración eucarística se anunció la convocatoria al III Sínodo Diocesano, para seguir con el trabajo en las comunidades, en todas las parroquias del Táchira y en las fronteras, de la mano del pueblo que sigue a Dios.