Diciembre de fe en La Arboleda

“Alcen los ojos y miren los campos porque ya están blancos para la ciega” Juan: 4,35

 

Carmen Maldonado de Graterol

 

Feliz y bendecido mes el que se vivió en La Arboleda: Novena al patrono San Nicolás de Bari, Novena de aguinaldos, Nochebuena, Navidad, para concluir con la octavita al Niño Jesús y fin de año.

En las fiestas navideñas, además de José Manuel Yánez, el padre Luis Bolívar, párroco de la parroquia San Genaro en el municipio San Rafael de Carvajal, tuvimos la grata visita y colaboración del presbítero Rafael Peña, quien luego de celebrar la natividad del Niño Jesús, nos propuso la realización de la Octavita con la bendición de los pesebres en los hogares de la comunidad. Con el ánimo que lo caracteriza, nos motivó a salir cada noche luego de la celebración eucarística, para cumplir con la tradición que de antaño se disfruta en los pueblos andinos de Venezuela.

La invitación fue para todos los lugareños católicos y contó con gran asistencia de niños y niñas que le dieron alegría y colorido al peregrinaje con el devoto estruendo de instrumentos como cuatro, tambor y maracas y el cántico de villancicos tradicionales conocidos por todos. El silencio nocturno se transformó en alegría con la entonación del legendario Tum Tum, quién es?,  Noche de paz, Din, din, din, qué contento voy cantando, cantemos con alegría, corre caballito, vamos a Belén. De vez en cuando, el padre se animaba a tocar el cuatro y deleitaba a los presentes con una que otra gaita. Oh Luna, que viene Diciembre, Córrela, Córrela, Córrela, Córrela  pa’ ya…entre otras.

Cuando la puerta de los hogares se abría, las familias con amabilidad abrían el corazón lleno de gratitud, alabando al niño Dios. En cada visita se recuerda la historia del nacimiento del niño Jesús, se hace una reflexión de un texto de la Sagrada Escritura y sus integrantes hacen sus peticiones  por el restablecimiento de la paz, el amor y la unión de los venezolanos, el retorno y protección de los seres queridos que por la crítica situación han tenido que emigrar, por la salud de los enfermos y por los niños que pasan necesidad.

Durante el momento de oración en torno al pesebre, los niños forman un círculo uniendo sus manos, llamada por nosotros la canasta de los deseos hacia la cual se dirigen las peticiones. Los miembros del grupo familiar hacen una lectura por las familias y algún visitante les dirige un mensaje motivador para que continúen acrecentando la fe y la esperanza en Dios. El padre Rafael rocía agua bendita al nacimiento y al grupo familiar que lo acompaña.

Finalmente todos a viva voz, en unidad pronunciamos la oración del Padre Nuestro, y cuando el presbítero nos dice: Seguimos? Una voz, sugiere un compartir, Si mejor Paramos: Las familias comparten con los presentes lo que tienen: café, dulce, torta, cambures, jugos, mistela, galletas, caramelos.., en fin, con la misma alegría con que se llega, se sale en la búsqueda de otro establo que abrigue el nacimiento del Redentor , y se escucha decir ya van cien padrecito, qué bueno, para la gloria de Dios.

Al culminar la actividad el cielo también nos refrescó con unas gotitas de agua, pronunciamos la acción de gracias y nos dimos la paz, esperando que el próximo año se mantenga esta tradición y continuemos siendo testigos del amor de Dios hecho Niño, Amén.

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