Por: Francisco González Cruz
El Diario de Los Andes es uno de los frutos de una pasión por Trujillo, nacida desde los tiempos en que los abuelos Muchacho desarrollaron ese portento empresarial que fue Muchacho Hermanos y luego de toda una serie de iniciativas en el campo económico, cultural, educativo y social, con algunas incursiones sustantivas en el campo de la Política, así con mayúsculas. Todas basadas en valores como la identidad, el trabajo, la honradez, la disciplina y el servicio.
Pudo haber sido un periódico como muchos, pero desde su nacimiento marcó una diferencia sustantiva, al colocar la búsqueda de la verdad, el respeto y el trabajo en equipo en su cotidianidad. Y eso lo convirtió en una escuela. Allí muchos aprendimos a leer un buen diario, que respeta a sus lectores y le agrega el valor de la buena lectura.
Numerosos periodistas de larga tradición y de las nuevas generaciones han encontrado allí las maneras de hacer buen periodismo, apegados a una ética que está en el quehacer cotidiano, y en el meta-mensaje que va implícito en el buen uso del lenguaje, en las palabras adecuadas y bien escritas, en los contextos abordados con profesionalismo, en los temas de interés colectivo y también en la audacia y la valentía de tocar situaciones delicadas.
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Nos acostumbramos que sus páginas están al servicio del bien común y al respeto a la dignidad de la persona humana, abordando con creatividad y pertinencia los asuntos que mueven los corazones trujillanos y andinos, desde la nostalgia de las tradiciones hasta las audaces innovaciones que nos mueven el piso, y hacen del periódico un medio de comunicación apropiado para jóvenes y viejos, mujeres y hombres, y de las personas que saben que allí en sus páginas encontrarán un periodismo serio.
Las noticias, sean las de interés inmediato, los deportes, la economía, el mundo, la política e incluso los sucesos, son presentadas allí con seriedad, atendiendo a las necesidades de la información actualizada y bien documentada, generalmente abordada en sus diversas miradas. Y la página de opinión es de real interés al asumir temas de profundidad y de reflexión. Junto con las lecturas dominicales, antes con suplementos infantiles, literarios y de interés comunitario, hoy las crónicas de “Sentido de Historia” de obligada y placentera lectura.
Todo esto se ha traducido en que en sus 47 años que está cumpliendo, el Diario de Los Andes se ha convertido en un pilar de la confianza, un diario confiable en toda la extensión de la palabra, lo que en estos tiempos es un verdadero tesoro.
El carácter del Diario de Los Andes es inseparable del de su editor Eladio Muchacho Unda, una persona culta y honesta, al servicio de las mejores causas de Trujillo, Los Andes, Venezuela y el Mundo.
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