Por: Ernesto Rodríguez
A la humanidad le ha cambiado totalmente la vida con la actual pandemia de Covid-19 y el pasado 19 de julio de 2020 se calculaba que había casi 14 millones de contagiados en el mundo y más de 587 mil muertes. Entonces los humanos desesperados por la situación buscaron un diálogo con los coronavirus para tratar de lograr alguna solución.
Los humanos dijeron: Nos dirigimos a ustedes los coronavirus para decirles que debido a la pandemia las economías se están desplomando, millones de personas están sufriendo mucho por desempleo, pobreza y el confinamiento está ocasionando graves trastornos mentales a millones de habitantes, todo unido al sufrimiento por los contagios y muertes. En consecuencia les solicitamos clemencia a ustedes los coronavirus y que ya no sigan contagiando a más personas. Entonces los coronavirus respondieron: Ustedes los humanos tuvieron un extraordinario científico llamado Charles Darwin (1809-1882) que descubrió la lógica de la vida, el sentido de la vida de todo ser vivo: ‘Sobrevivir y Reproducirse’. Entonces, cuando ustedes los humanos nos piden que dejemos de contagiar a personas, nos están pidiendo que dejemos de reproducirnos…¡Algo absolutamente imposible!. Además, ya Darwin se percató de que en la naturaleza no hay ningún tipo de misericordia ni compasión. En efecto, Darwin estaba muy consciente de que en la naturaleza hay mucho sufrimiento y crueldad. Por ejemplo, las avispas Ichneumonidae y las avispas Ammophila insertan su aguijón en distintas especies de orugas, no para matarlas sino para paralizarlas, y luego depositan sus huevos y las larvas de la avispa se desarrollan dentro del cuerpo de la oruga comiendo su carne mientras sigue viva y paralizada. Hay que imaginarse lo que debe sentir esa oruga mientras la devoran viva por dentro. El notable entomólogo francés Jean Henri Fabre (1823-1915) describió el comportamiento de las avispas Ammophila: “Es la regla general que las orugas poseen un centro inervador en cada segmento. Esto es así en particular en la Oruga Grey, que es la víctima de la Ammophila. La avispa está enterada de este secreto anatómico; ella hace cortes en la oruga una y otra vez, desde un extremo al otro, segmento por segmento, ganglio por ganglio” (1). Es decir, las avispas que insertaban su aguijón en cada ganglio fueron seleccionadas favorablemente por Selección Natural. Darwin en una carta a su amigo Joseph D. Hooker (1817-1911), botánico inglés, dice: “¡Qué libro podría escribir un Capellán del Diablo sobre los trabajos de la naturaleza chapuceros, despilfarradores, desatinadamente bajos y horriblemente crueles!” (13 de julio de 1856).
Los coronavirus prosiguieron diciendo: A nosotros no nos sale ni una lágrima al ver a los contagiados sufriendo horriblemente porque no pueden respirar o al verlos morir. Algunos eminentes científicos como el gran astrofísico inglés Stephen Hawking (1942-2018) ya habían alertado en el año 2001 sobre la posibilidad de que la humanidad podría ser exterminada por una epidemia viral (2) pero los humanos no tomaron ninguna previsión. Por ahora lo único que ustedes pueden hacer es elaborar vacunas, pero les advertimos que los coronavirus tenemos la capacidad de mutar nuestro material genético (ARN) y entonces tendrán que modificar continuamente sus vacunas. También puede suceder que aparezcan cepas mucho más letales. Los humanos deberían cambiar radicalmente su modo de vida anti-ecologista consumista y dejar de destruir la biosfera, deberían conservar los ecosistemas y la fauna y flora. También deberían divulgar mucho la teoría evolutiva darwiniana. Después de escuchar todo esto, los humanos comprendieron que tienen que reflexionar sobre muchas cosas y cambiar su modo de vida. NOTA: (1) Pag. 8 en Richard Dawkins (2003) ‘A Devil’s Chaplain’. (2) Entrevista en The Daily Telegraph. www.NationalGeographic. com, 12 marzo 2019
Ernesto Rodríguez