Día Mundial de la Poesía: efeméride que ensalza a los poetas de todos los tiempos y latitudes

 

 

Luis A. Villarreal P.

El 21 de marzo es el Día Mundial de la Poesía, instituido por la UNESCO en su 30.ª Conferencia, celebrada en París, en 1999.

Fecha coincidente con el equinoccio de primavera, estación del año que guarda una afinidad poética.

Desde el punto de vista etimológico y de la lingüística grecolatina, el vocablo poesía proviene del griego poiesis, que significa creación o construcción. De manera que de entrada, el término que nos ocupa nos refiere a la palabra que en su compendio recibe un tratamiento, una combinación y estructuración, buscando la estética para darle al lenguaje su forma literaria y una cualidad artística, y en su contenido producir un mensaje de múltiples efectos con lo que se ponen a prueba el significado y el significante, a través de la interpretación subjetiva de quien lo disfruta.

Colocándose a distancia del lenguaje coloquial se diferencia de su contraparte, la prosa propiamente dicha; por su autonomía y versatilidad comunicante, es catalogada, la poesía, género literario.

En el transcurso del tiempo —trayecto evolutivo que le han impuesto sus creadores o ‘arquitectos’, los poetas— la estructuración de los versos y poemas, se ha venido denominando composición, muy semejante a la partitura del género que le es afín: la música.

Renombrados poetas han tratado de sintetizar —en ‘trivial’ explicación que facilite la comprensión popular del término—  el concepto de poesía; explicándolo también en el plano de las profundas y complejas disquisiciones realizadas por poetas, teóricos y tratadistas, filósofos y místicos e historiadores, quienes todo lo han querido desglosar, organizar y explicar, teniendo en cuenta sus aspectos más característicos que tienen que ver con el lenguaje, la semántica, y todo lo que artificialmente han habilitado para alcanzar el propósito de cada creador. La versificación, tendrá en cuenta esas ‘licencias’ o la negación de estas, para lograr el ritmo que en todos los contextos le es indispensable.

 

A la pregunta breve de ¿qué es poesía?

Gustavo Adolfo Bécquer, en cuatro endecasílabos y un heptasílabo, simplemente concluyó:  «poesía eres tú».

Antonio Machado: «La poesía es la palabra esencial en el tiempo».

Federico García Lorca: «… es la unión de dos palabras que uno nunca supo que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio».

Octavio Paz, acucioso e iluminado, estudioso de las ‘variables’ (virtudes o dones) intrínsecas de la poesía y de las diferencias entre prosa y verso, nos refiere más profundamente que: «La poesía pertenece a todas las épocas: es la forma natural de expresión de los hombres.  No hay pueblos sin poesía, los hay sin prosa».  «El lenguaje, por propia inclinación, tiende a ser ritmo. Como si obedeciera a una misteriosa ley de gravedad…».  «Sin ritmo, no hay poema; sólo con él, no hay prosa. El ritmo es condición del poema, en tanto que es inesencial para la prosa».

La poesía es un universo de caminos infinitos, donde discernimos y expresamos las realidades humanas más disímiles, todo lo que acontece en nuestras vivencias y sueños, siempre asistidos por el lenguaje que seamos capaces de adquirir y desarrollar a través de la palabra. El inteligible y proporcionado uso que nos confiere cada lengua sería suficiente para llegar a expresar de atractiva manera, en singular modo, lo que deseamos decir más allá de los conceptos.

La poética que estamos homenajeando, es toda la que, en el círculo cultural donde nos encontremos, hace susceptible de sensibilidad nuestras fibras y sueños, que a través de la ‘inspiración’ nos permite manifestar de la mejor manera posible lo que llevamos dentro, mostrar la madera de la que estamos hechos para responder a los estímulos que nos depara el cosmos, nuestra relación con los demás; siempre pensando en la armonía y la paz, en la sobrevivencia como especie, en la felicidad de todos. 

Nos enseña —y no es ficción— a liberarnos del dominio materialista, a equilibrar esa dualidad físico-espiritual de nuestra condición,  para ir en búsqueda de nuestra excelencia y sublimidad, a través de la lumbrosa travesía existencial que ‘el destino’ nos tiene señalada.

La Poesía moderna difiere de su antecesora clásica tradicional —sin que se condicione el trabajo creativo a rechazar o elegir determinadas estructuras o modalidades versales o estróficas, e incluso gráficas— en importantes aspectos que hacen el discurso poético más ambicioso y exigente, por cuanto reclama el esfuerzo del lector para darle sentido a las palabras e imágenes —abstractas o cargadas de ambigüedad— que tienen que ser procesadas de manera subjetiva.

Indudablemente, poetas e intérpretes en su afán de indagar o escrutar en la literatura poética se convierten en operadores y proponentes de un lenguaje cada día más versátil, incorporando sus actitudes críticas y autónomas al texto creado y su interpretación. Esto se traduce en un sinfín de significados, partiendo singularmente de la óptica vivencial, también creadora, de cada quien; complementando y enriqueciendo el texto poético, y dándole el toque fonológico declamativo que se requiere.

El Día Mundial de la Poesía, es la más propicia ocasión para homenajear a los poetas de todos los tiempos y latitudes: antiguos, medievales, renacentistas, modernistas, contemporáneos; vanguardistas; revisionistas, canonistas, místicos, naturalistas, urbanos, tecnológicos, revolucionarios; literatos y tratadistas, que con su inspiración, preocupación y tenacidad, han insistido —y continúan— en todas las épocas organizando, actualizando y delimitando los géneros literarios, y las diversas manifestaciones poéticas, para hacer de ellos fieles intérpretes de la más alta capacidad creativa. Es, fehacientemente, un legado consistente y firme hacia el mundo nuevo, hoy repleto de antologías y corpus de autores tan diversos.

Como nombrarlos a todos no es posible hoy en su día, sólo nos queda recordarlos y valorarles sus obras, desde sus comienzos, etapas e hitos; en las escuelas, generaciones, y vanguardias. Igualmente, a los analistas y críticos comparativos de la diversidad poética que prolífica se ha generado, por sus verdaderos avances en el ideal rítmico independiente de la rima, la métrica y de los cánones que por siglos han sido característica primordial del texto poético.

Sin subestimar para nada la usanza clásica tradicional en la composición poética —lo que quiere expresar el poeta, y de qué forma—, nos complace el denuedo en perfilar la opción del verso libre, aunque aún se tengan dudas de una total diferenciación con las estructuras predecesoras poéticas y sus varianzas:  alejandrinos, sonetos, liras… cuya métrica y rima soterradamente prevalecen en el nuevo esquema;  también que la prosa poética y el verso en prosa sigan siendo válidas opciones del poeta que obedece a su interés e inspiración, técnica y estilo, para hacernos partícipes del monumental legado a la humanidad a través de la poesía.

 

 

 

 

 

 

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