Cada 10 de septiembre es el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, decretado por la Organización Mundial de la Salud, en el año 2.003 con el fin de promover que el suicidio puede prevenirse.
El suicidio o violencia autoinfligida, no es más que ponerle fin a tu propia vida, lo cual, según señalan psicólogos se debe a una reacción a situaciones trágicas o una vida estresante que te lleva a pensar que es la única salida por el momento que estás atravesando.
En los últimos tres años, en el estado Trujillo han muerto, al menos 70 personas quienes en medio de depresiones y situaciones difíciles en sus vidas, han decidido acabar con sus vidas.
Según el Observatorio Venezolano de Violencia OVV capítulo Trujillo, en el año 2.020 unas 36 personas se quitaron la vida, mientras que en el año 2.021 la cifra fue de 18 suicidios. En lo que va del año 2.022 se han registrado 16 suicidios en el estado Trujillo, la mayoría de los móviles son por depresión y pasionales.
¿Cómo identificar a una persona suicida?
Una persona que puede estar pensando en el suicidio, suele decir cosas como, “me voy a suicidar”, “desearía estar muerto” o “desearía no haber nacido”; compra los medios para quitarse la vida; se aísla de la sociedad y quiere estar solo; se preocupa por la muerte, por morir o por la violencia; se siente atrapado o sin esperanzas a causa de alguna situación; aumenta el consumo de drogas o bebidas alcohólicas; cambia la rutina normal, incluidos los patrones de alimentación y sueño y hace actividades arriesgadas o autodestructivas, como consumir drogas o manejar de manera negligente.
Los signos de advertencia no siempre son obvios y pueden cambiar de persona a persona. Algunos dejan en claro sus intenciones mientras que otros guardan en secreto sus pensamientos y sentimientos suicidas.
El suicidio en niños y adolescentes
El suicidio en niños y adolescentes se produce como consecuencia de acontecimientos estresantes de la vida. Lo que una persona joven percibe como algo grave e insuperable, a un adulto puede parecerle leve; por ejemplo, los problemas en la escuela o la pérdida de una amistad. En algunos casos, un niño o un adolescente puede tener pensamientos suicidas debido a determinadas circunstancias de la vida sobre las que no quiere hablar, entre ellas: depresión, conflicto entre amigos y/o familiares cercanos, maltrato físico y/o sexual, ser víctima de bullying, entre otros.
Para ayudarte a evitar pensar en el suicidio, debes buscar el tratamiento que necesitas, atacar la causa de fondo para evitar que esos pensamientos regresen, buscar apoyo con tu familia, amigos, busca ayuda espiritual con pastores y sacerdotes y la atención médica psicológica también es muy importante.
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