Día de la enfermería | «Los caballitos de batalla» de la salud

Más allá de su rol asistencial, son sostenes emocionales, gestoras de soluciones en medio de la escasez y acompañantes inquebrantables del paciente desde el primer contacto hasta la recuperación.

 

Por Yayre Carrasquero/ Ecs

En cada rincón del sistema de salud, desde una consulta preventiva hasta una sala de emergencia, hay una figura que permanece constante: la enfermera. Su presencia marca el primer y último contacto que tiene un paciente dentro del proceso de atención. En Venezuela, donde el sistema sanitario ha sido golpeado por una prolongada crisis, estas profesionales han sido mucho más que personal asistencial: han sido sostén emocional y aliadas en la atención de salud.

 

Las primeras en llegar, las últimas en irse

“Un doctor sin una enfermera no puede realizar bien sus funciones”, afirma con convicción Migdalia Fernández, coordinadora de enfermería del Área de Salud Integral Comunitaria (Asic), en Trujillo. Para ella, no hay duda de que las enfermeras son “el caballito de batalla en cualquier momento”. Su labor no se limita a aplicar tratamientos o seguir instrucciones: son el primer contacto del paciente con el sistema de salud, quienes toman los signos vitales, escuchan sus temores y acompañan cada fase del proceso médico.

En tiempos de emergencia o de aparente calma, ellas están allí, firmes. Durante los años más críticos de la pandemia de COVID-19, fueron uno de los enlaces más importantes entre muchos pacientes y sus familias, cumpliendo no solo funciones clínicas sino también humanas.

 

Más allá del deber: testimonios desde la primera línea

Andrea Briceño, enfermera del área de emergencia pediátrica del Hospital Dr. José Hernández, dice que muchas veces no reciben el reconocimiento que merecen: “Cumplimos desde las tareas mínimas hasta las que no nos corresponden. Somos personal de salud, pero también nos toca hacer trabajo administrativo, social y a veces hasta de mantenimiento”. Briceño compara la realidad venezolana con la de otros países donde, asegura, el personal de enfermería tiene funciones específicas y mejor estructuradas. “Estuve en otro país, allá se respeta el rol de cada profesional. Aquí hacemos de todo y sin que nadie lo agradezca”.

Por su parte, Mary Carrillo, enfermera del área materno-infantil de la Asic Trujillo, recuerda lo vivido durante la pandemia. Con 38 años de servicio, en esa época, estuvo en los zapatos del paciente: “Me contagié del virus y estuve aislada. Allí entendí lo que siente quien está del otro lado. Aprendí a valorar más la vida y a cada persona que atendemos”.

 

Un puente de soluciones en medio de la escasez

El sistema de salud venezolano enfrenta dificultades severas: insumos médicos limitados y salarios insuficientes. Sin embargo, las enfermeras no bajan la guardia. Ante el elevado costo de medicamentos, muchas intentan buscar alternativas o conectar a los pacientes con ayudas. “Sabemos la situación que tenemos, no tenemos dinero para darle y decirle a la gente que compre las medicinas, pero sí tenemos los entes que nos dan la mano para ayudar a esas personas a solucionar sus problemas de salud. Hacemos lo posible por llevar soluciones”, dijo Carrillo.

En ese sentido, Migdalia explica que, en medio de la escasez de recursos, ellas han seguido adelante ofreciendo orientación, vacunación y seguimiento médico: “Acompañamos al paciente desde que llega por primera vez hasta que supera su padecimiento».

 

Empatía y entrega: los valores que las guían

En un país donde la salud se ha convertido en un lujo, las enfermeras y enfermeros han sido ángeles guardianes. Están presentes en el dolor y en la esperanza, en la cura y en el acompañamiento. La empatía, la vocación y el compromiso son los principios que las sostienen, incluso cuando todo parece desmoronarse alrededor.

Las enfermeras y enfermeros no solo representan una profesión, sino un acto constante de humanidad. Su labor, invisible muchas veces, es indispensable. Ellas —y ellos— son quienes mantienen encendido el motor de la atención médica venezolana, aun cuando las circunstancias los empujan al límite.

 

 

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