• Trujillo
  • Táchira
  • Mérida
  • Andes Legales
  • Revista Andina
jueves, 14 agosto 2025
Diario de Los Andes
  • Inicio
  • Actualidad
    • Entretenimiento
    • Bienestar
  • Deportes
  • Economía
  • Mundo
  • Opinión
    • Sentido de Historia
  • Política
  • Sucesos
  • Trujillo
    • Boconó
  • Táchira
  • Mérida
  • Revista Andina
No Resultados
Ver todos los resultados
  • Inicio
  • Actualidad
    • Entretenimiento
    • Bienestar
  • Deportes
  • Economía
  • Mundo
  • Opinión
    • Sentido de Historia
  • Política
  • Sucesos
  • Trujillo
    • Boconó
  • Táchira
  • Mérida
  • Revista Andina
No Resultados
Ver todos los resultados
Diario de Los Andes

No Resultados
Ver todos los resultados
Inicio Opinión

¿Después qué? Por: Alfredo Cedeño

por Redacción Web
08/03/2018
Reading Time: 2 mins read
Compartir en FacebookCompartir en TwitterComparteComparte

 

Después de mi hogar, donde mis padres, Alfredo y Mercedes, junto a mi abuela Elvira, me enseñaron a leer, contar y escribir, y también me inocularon valores, el Instituto Técnico Jesús Obrero ocupa el primer lugar de mis centros de enseñanza. Allí tuve a gente como Severiano Bidegain, el hermano Korta, Javier Duplá, Rodolfo Rico, Leonardo Carvajal, Jesús María Azkargorta y Antonio Pérez Esclarín, entre muchísimos otros. Al último de ellos, pocos les llamábamos por su nombre de pila, todos le decíamos «Pechín».

En ese colegio las actividades físicas iban de la mano con la exigente formación académica. Uno de los más emblemáticos era el Cenh –Centro Excursionista Nuevos Horizontes– que cada fin de semana organizaba jornadas al cerro el Ávila. En vacaciones eran jornadas a Guatopo o a Caruao o a cualquier punto de la geografía nacional, como ir a escalar el pico Bolívar, por ejemplo. Uno de los destinos favoritos era una vieja casona colonial que la Compañía de Jesús manejaba en las afueras de Caruao. Los paseos al Pozo del Cura, a pocos metros de esa casa, eran una suerte de sueño recurrente a quienes participábamos de ese club colegial.

Fue así como en los carnavales de 1970, si no me falla la memoria, el infatigable Pechín organizó una salida hacia Caruao. Lo acostumbrado era que un autobús del colegio nos transportara hasta Los Caracas y desde allí el grupo emprendiera una caminata de treinta kilómetros por la carretera de tierra que llevaba a los pueblos de la costa, en el litoral central, hasta llegar a «la casa de los curas». Sin embargo, el cura Pérez decidió que eso era lo que hacía todo el mundo y que debíamos hacer algo diferente: ir a pie desde Caracas hasta Caruao atravesando el Ávila.

Todos aprobamos el plan que inicialmente era subir por el Camino de los Españoles por La Pastora y luego desde Maiquetía seguir por las calles hasta nuestro destino. Pero, justo al momento de salir, el hermano Korta aseguró que había un camino desde el pico Naiguatá hasta la población homónima y lo mejor era usar esa vía. Y aprobamos el cambio. Subimos en cuatro horas al pico y comenzamos a bajar. No existía el fulano camino y terminamos perdidos en la cara norte de la montaña… Pechín y ocho estudiantes.

Nadie sabía de nuestro extravío, en Caruao pensaban que habíamos abandonado a mitad de jornada, en Caracas creían que habíamos llegado. Fueron tres días terribles y hermosos. Veíamos el mar por momentos y nos dirigíamos allá, cada vez bajábamos más y sabíamos que eran cuestas imposibles de remontar, tampoco teníamos nada de comida. Cuando encontramos una casa campesina abandonada vimos el cielo. Y salimos a Tanaguarena.

Lea también

LA PAZ Y LA GUERRA | Por: Francisco González Cruz

UN MUNDO PLÁSTICO | Por: Francisco González Cruz

13/08/2025
Intervencionismo, un lastre en la economía | Por: David Uzcátegui

Otro paso hacia la autocracia en El Salvador | Por: David Uzcátegui

12/08/2025
El Mundo Actual:  El Poder de la Alquimia Sanadora Interior el regreso del indígena que todos llevamos por dentro en el corazón de todos !

Pasar de una civilización toda adictiva a otra coherente, sana y sustentable | Por: Frank Bracho

12/08/2025
Valores democráticos | Francisco Salazar Martínez | Por Ramón Rivasaez

Valores democráticos | Antonio Lauro | Por: Ramón Rivasáez

12/08/2025

Ahora que vivimos este extravío vital, donde payasos aparecen como candidatos, los vecinos se comen a los gatos y los perros, los ancianos y los niños mueren de hambre, rememoro aquellos días en el Ávila y sé que el mar está abajo, hay que seguir porque hay caminos que no podremos volver a pisar.

 

Tags: Opinión
Siguiente
¿Quién se acuerda de la plaza de los himnos?

¿Quién se acuerda de la plaza de los himnos?

Publicidad

Última hora

Colombia despidió a Miguel Uribe Turbay en una plaza de Bolívar silenciada por el luto

Trujillo | Alcaldía de Sucre continúa con mantenimiento de vialidad y servicios públicos en las parroquias

El Congreso de Colombia pide justicia y reconciliación en despedida a senador Uribe Turbay

OVP considera como «grilletes invisibles» la excarcelación de Martha Grajales

Zelenski dice que espera un alto al fuego de la reunión Trump-Putin del viernes en Alaska

Publicidad

Diario de Los Andes

Ediciones

  • Trujillo
  • Táchira
  • Mérida
  • Andes Legales
  • Revista Andina

Síguenos

Welcome Back!

Login to your account below

Forgotten Password?

Retrieve your password

Please enter your username or email address to reset your password.

Log In
No Resultados
Ver todos los resultados
  • Trujillo
  • Boconó
  • Táchira
  • Mérida
  • Inicio
  • Actualidad
  • Entretenimiento
  • Bienestar
  • Política
  • Deportes
  • Sucesos
  • Mundo
  • Opinión
  • Sentido de historia
  • Economía
  • Revista Andina
  • Andes Legales