Ciudad de México, 4 may (EFE).- Al menos 23 personas murieron y 65 están hospitalizadas por el accidente de un metro de la Ciudad de México ocurrido en la noche del lunes al desplomarse una viga que sostenía un puente de la línea 12 entre la estaciones de Olivos y Tezonco.
La estructura sobre la que circulaba el metro de la línea 12 se derrumbó y dos de los vagones se desplomaron a una avenida repleta de vehículos a las 22.20 hora local (03.20 GMT del martes).
Los vecinos de la zona criticaron inmediatamente en redes sociales las reiteradas denuncias que han venido haciendo sobre el mal estado de la estructura que se dañó en el último gran terremoto que sufrió la Ciudad de México en septiembre de 2017.
«Lamentablemente lo que ocurrió fue el vencimiento de una trabe (viga) al paso de un convoy, se van a hacer todas las investigaciones para conocer la causas que provocaron este accidente», informó la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, en una conferencia de prensa en el lugar del accidente.
Sheinbaum aclaró que hay menores entre las víctimas, aunque no precisó si han fallecido o están heridos, aunque si confirmó que el número de fallecidos ya asciende a 23.
«Lo ocurrido en el metro es una terrible tragedia. Mi solidaridad a las víctimas y sus familias. Por supuesto deben investigarse causas y deslindarse responsabilidades. Me reitero a la entera disposición de las autoridades para contribuir en todo lo que sea necesario», apuntó el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, en un mensaje difundido por Twitter.
Inaugurada el 30 de octubre de 2012, la línea 12, conocida como la «dorada», cuenta con 20 estaciones y era la joya de la corona del metro capitalino, un sistema de transporte con más de 50 años de historia y a menudo tachado de obsoleto.
Costó aproximadamente unos 27.000 millones de pesos (unos 1.700 millones de dólares de la época) y fue construida por un consorcio integrado por la francesa Alstom y las mexicanas ICA y Carso, propiedad del magnate Carlos Slim.
Los trenes fueron diseñados y ensamblados por la española CAF.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) lo calificó en 2014 como la obra pública más cara hasta la fecha en México. Gabriel Tarriba, que era consultor de la organización, dijo que era un «espectacular fiasco».
«Un común denominador de los Gobiernos del país es su incapacidad para realizar obras que cumplan a cabalidad con parámetros de tiempo, costo y calidad», aseguró entonces el analista.
Además, una comisión legislativa de 2015 prácticamente duplicó su costo, situándolo en 45.000 millones de pesos (3.100 millones de dólares de entonces).
«Una comisión especial en la Cámara de Diputados señaló que existía un desastre financiero y que había irregularidades que debían sancionarse», reiteró este martes a Efe el politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Khemvirg Puente.
En el día de la inauguración, el magnate mexicano Slim aparece sonriendo junto con el entonces alcalde capitalino y hoy canciller, Marcelo Ebrard; su sucesor en la jefatura de Gobierno de la ciudad, Miguel Ángel Mancera; y el expresidente Felipe Calderón (2006-2012).
FALLAS Y POLÉMICAS
La alegría duró muy poco.
En 2013 se canceló el servicio los fines de semana para la renivelación de rieles.
Y el Gobierno capitalino suspendió en marzo de 2014 el servicio de 11 de las 20 estaciones de la Línea 12 tras encontrar problemas como desniveles, alta vibración y desgaste de las vías que ponían en riesgo la seguridad de los usuarios.
En julio de 2015, se anunció la detención de tres personas relacionadas con la construcción de la línea 12.
Y se buscaba a tres más, uno de ellos era Enrique Horcasitas, exdirector del Proyecto Metro y buscado por la Interpol, aunque posteriormente fue amparado por los tribunales.
Y no fue hasta finales de 2015 que reabrió por completo la línea. «Trabajaremos con mucho ahínco» para mantener la instalación, dijo Mancera.
Ebrard llegó a irse a París en 2015, alegando presiones políticas tras la polémica línea 12. Aunque nunca llegó a ser imputado ni investigado.
LOS ANTECEDENTES
La tragedia de este lunes tuvo su antecedente: el brutal sismo de septiembre de 2017 que impactó en la capital.
Había grietas y caídas de pedazos en una columna del tramo elevado de la vía, ubicada en una de las principales arterias de la ciudad, la avenida Tláhuac.
En enero de 2018 se finalizó la reparación de estos daños, muy cerca de donde aconteció este lunes el accidente. Se invirtieron 15 millones de pesos (unos 750.000 dólares al tipo de cambio actual).
No obstante, los vecinos habían denunciado desde entonces el deterioro de la infraestructura en algunos puntos.
En redes sociales, corren desde finales de 2018 imágenes de columnas agrietadas y visiblemente dañadas.
Con todos estos antecedentes, el dorado triunfal de la línea más moderna del metro se oxidó, y desde siempre han corrido rumores sobre su seguridad. Entre algunos capitalinos, se recomendaba no usarla.
Y si bien ahora se ha anunciado un doble peritaje -nacional e internacional- para llegar al «fondo» del accidente y encontrar culpables, en palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador, todo lo acontecido hasta la fecha parecía un triste presagio.
¿ADIÓS A LA PRESIDENCIA?
La fatalidad de este lunes puede tener un costo político de altísimo nivel, pues están implicados el entonces alcalde y hoy canciller, Marcelo Ebrard, y la actual jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Ambos se perfilan como los posibles candidatos del partido del mandatario Andrés Manuel López Obrador, Movimiento Regeneración Nacional (Morena), en las próximas elecciones presidenciales del 2024.
Los dos lucían hoy con semblante muy serio en la conferencia diaria desde Palacio Nacional, y aseguraron que se deslindarían responsabilidades. «El que nada debe, nada teme», dijo Ebrard.
«Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum son dos de los principales activos o los dos principales activos políticos del equipo de López Obrador y este accidente visibiliza la fragilidad de estas piezas, pues demostraron incapacidad para realizar obras duradera y darles mantenimiento», explicó Puente.
No obstante, no descartó las opciones presidenciales de ambos.
El analista dijo que López Obrador diseñará una «estrategia de contención» y se esforzará en desviar la atención sobre el asunto, por lo que el canciller no terminará «enjuiciado».
«La sociedad mexicana se distrae muy fácilmente con el espectáculo de la política, y en este caso no sorprendería que en los próximos días tengamos un nuevo espectáculo», concluyó.