Dayrí Blanco – El Carabobeño
Joan Camargo | Noticias Todos Ahora
María Gabriela Danieri /Diario de Los Andes
Lourdes Martínez ve a sus nietos con preocupación. Tienen cinco y dos años, pero lucen menores. Son pequeños, no crecen como lo hicieron sus padres y tíos y la respuesta está en las estadísticas de Cáritas de Venezuela que indican que, el 10,1 % de los niños menores de cinco años está en situación de desnutrición aguda.
Ella sabe que los platos que se sirven en la mesa de su casa no son ni parecidos a los de hace más de 20 años. En su casa, al sur de Valencia, casi todos los días el almuerzo es pasta con margarina, por lo general igual que en la cena. Los desayunos se intercalan entre pan y arepa, también con margarina o la mortadela de pollo que les llega en lata, una vez al mes en la bolsa del Consejo Local de Abastecimiento y Producción (CLAP).
El secretario de la Academia Nacional de Medicina, Huníades Urbina Medina, tiene un panorama triste y claro: Una buena parte de esta generación ya perdió entre cuatro a cinco centímetros de talla, como consecuencia de los déficits nutricionales. “De acuerdo con la OMS cuando un país tiene 10 % de su población susceptible, como los niños, con desnutrición, la situación es de emergencia”
Entre otros hallazgos del Monitoreo Centinela de la Desnutrición Infantil de Cáritas Venezuela en 2021, realizado en las parroquias del país con menos acceso a alimentos, arrojó que la desnutrición afectó de manera más intensa a los niños más pequeños.
Un 23 % de los menores de seis meses tiene desnutrición aguda o severa, porcentaje que llega al 40% en los dos primeros años de vida, el período en el que los efectos pueden ser más graves e irreversibles para el desarrollo del niño.
La nutricionista especializada en gestión de la seguridad alimentaria, Susana Raffalli, quien participó en este estudio de Cáritas, explicó que la desnutrición aguda reciente, que afecta a menores de cinco años y pone al niño en alto riesgo de morir, es la que tiene carácter humanitario. “En este momento la padecen entre un 10 % y un 12 % de los niños evaluados, mientras que entre el 30 % y el 35 % está en riesgo de desnutrición aguda”
Al extrapolar esos datos al país, se concluye que unos 150 mil a 180 mil niños están en esta situación en toda Venezuela, siendo las regiones con más casos críticos, la zona sur del lago de Maracaibo y Machiques en Zulia, así como los estados Yaracuy, Sucre, Apure, Cojedes y Delta Amacuro.
El nivel de desnutrición crónica, aquel que ha estado presente en el paciente a lo largo de la crisis alimentaria y sanitaria del país, se manifiesta en niños a través del retardo en su crecimiento lineal. Está presente en 30 % a 35 % de los niños.
Consecuencias irreversibles
Las consecuencias son muy graves. Urbina Medina, quien además es pediatra intensivista, resaltó que al no corregirse ese déficit de calorías, más allá de perder peso, el paciente también pierde talla y, en los primeros mil días de vida, que son los más importantes y que culminan a los dos años y medio, no se hacen las conexiones necesarias en su cerebro para que esa persona a futuro pueda tener un desarrollo cognitivo adecuado para su edad.
Cuando la desnutrición aguda es recurrente en los primeros tres años de vida, ese pequeño será más propenso a padecer en la adultez de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. “En la edad escolar y adolescencia tendrá un rezago en sus habilidades cognitivas y progreso escolar, así como mayor riesgo de contraer enfermedades prevalentes de la infancia. Las consecuencias afectivas son muy difíciles de describir pero los acompañan toda la vida”, detalló Raffalli.
La mayoría de estos niños llega a Cáritas con retardo en su crecimiento y, lamentablemente, egresan así del programa de recuperación nutricional porque la recuperación no es inmediata. “No es ganar peso y ya”.
Problemas desde el embarazo
Los problemas de nutrición han aumentado considerablemente durante los últimos cinco años en mujeres gestantes. “Entre un 40 % a 45 % de las que vienen a pedir ayuda o vitaminas prenatales tienen déficit nutricional agudo”.
Los datos de Urbina Medina reflejan que los embarazos en adolescentes se están presentando en niñas que no tienen el organismo preparado para ser madres, que están en pleno proceso de desarrollo y, por lo general, están desnutridas. “Por eso estamos teniendo desnutrición en útero y recién nacidos desnutridos”.
Una responsabilidad del Estado
En casa de Lourdes, su hija y su yerno son quienes salen a trabajar por el sustento de la familia que es completada por los dos hijos de la pareja.
Entre ambos suman 35 dólares a la semana en salario, que es igual a 140 al mes, una cifra que supera en más de 400 % los 30 dólares de salario mínimo nacional, pero que apenas alcanza para cubrir 29,71 % de los 471,16 dólares en que se cotizó la canasta básica familiar para cinco personas, en marzo de 2022, según los datos del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).
El gobierno venezolano tiene la obligación de adoptar medidas para aliviar el hambre, al haber ratificado en 1978 el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en el que se reconoce el derecho a la alimentación. Pero no lo hace. “El Estado debe darles a las familias un sueldo adecuado a la situación del país, no unos bonos que son poca inversión y no tienen repercusión en el ingreso familiar”, dijo Urbina Medina.
Para él, mientras en los hogares se haga imposible comprar los alimentos requeridos, la desnutrición será un problema.
En la comunidad donde vive Lourdes, la bolsa CLAP no es despachada de forma regular cada mes. La última vez que llegó tenía dos paquetes de frijoles de 500 gramos cada uno, cuatro kilos de arroz, dos kilos de pasta corta, una mayonesa de 50 gramos y una lata de mortadela de pollo de 340 gramos.
El pediatra cuestionó este tipo de combo. “Si van a entregar las famosas bolsas CLAP deben ser productos de calidad, de forma continua, oportuna, para que mejore todo lo que significa la salud y la educación porque es la única manera que un pueblo pueda avanzar de manera adecuada en su desarrollo”.
Raffalli fue tajante. “El valor nutricional de la caja CLAP es lamentable desde el punto de vista alimentario. Tiene un porcentaje desorbitante de carbohidratos y calorías vacías y con la inclusión de alimentos ultra procesados que son nocivos para la salud, como la mortadela y bebidas lácteas que no son leche”.
La especialista aseguró que el Estado tiene con qué y con quién producir y concebir una bolsa CLAP de mejor contenido nutricional y activar modalidades de subsidio alimentario más digno, como los Mercalitos y Pdvalitos, en los que las personas puedan ir a comprar con una tarjeta alimentos a buenos precios y de alto valor nutricional.
Planes desarrollados desde el Ejecutivo como el CLAP y el Programa de Alimentación Escolar (PAE) son, para Urbina Medina, utilizados como dádivas del gobierno. “La idea es mantener a la gente callada, lo que se llama popularmente un bozal de arepas, pero sabemos que ha sido inefectivo, seguimos en pobreza extrema y con desnutrición”.
El trabajo de fundaciones y ONG es una gran ayuda, pero se trata de una intervención muy puntual, con comedores populares y ollas solidarias, que no atacan la causa del problema “que es la desigualdad, inequidad, falta de sueldos adecuados para que una familia compre los alimentos adecuados. Ayudan parcialmente y se agradecen, pero no tratan esa causa del proceso de deterioro de la alimentación del pueblo venezolano”.
Sin embargo, Raffalli rescata que, aunque no abordan los problemas estructurales, sí tocan temas sostenibles a través de los procesos de consejerías que se les da a los cuidadores de los niños, se les ayuda en términos de promoción de lactancia materna, guías sobre cómo potabilizar el agua, hacer buen uso de recursos escasos para la alimentación, pautas sanitarias minimas de cuidado de enfermedades prevalentes en la infancia, y cómo reconocer peligros de la desnutrición y actuar oportunamente.
“No se resuelven las causas estructurales del problema que tiene que ver con acceso a alimentos, servicios públicos y salud, pero se aumenta la resiliencia de la familia de pasar por estas circunstancias”.
¿Se puede revertir la desnutrición?
Cuando la desnutrición es aguda o severa, el tratamiento se debe aplicar en un centro de salud. Pero en Venezuela, los hospitales enfrentan una grave crisis de insumos y de déficit de personal. Tampoco cuentan con servicio de cocina. “Las personas hospitalizadas deben comprar su comida y esto está en contra de la normativa nacional e internacional, porque no es solo atender al paciente en una cama sino contar con recursos de insumos, medicamentos, estudios diagnósticos y dieta adecuada de acuerdo a la edad, el peso y a la patología que tenga”.
El secretario de la Academia Nacional de Medicina explicó que la única forma de frenar el círculo vicioso de la desnutrición es iniciar un proceso progresivo de realimentación que no puede ser súbito. “Se logra revertir la desnutrición parcialmente, puede ser que el paciente comience a ganar peso y talla, pero no será ni el peso ni la talla para los que genéticamente venía programado. Lo que más preocupa es el déficit cognitivo que puede quedar de base en ese paciente”.
Muchas variables se requieren para revertir la desnutrición. Raffalli lo llama un laboratorio de condiciones ideales que no se dan en Venezuela. “Se han reportado algunos casos de niños rescatados de la desnutrición que sobreviven al tener acceso a agua potable, dieta diversa, ambiente familiar funcional, con buena afectividad. Pero en el país tenemos hogares desestructurados por la migración y niños que viven sin seguridad alimentaria. Es muy difícil que este daño que ya se generó pueda ser reversible porque no han cambiado las circunstancias que nos llevaron hasta ahí”.
¿Qué hacer en casa para enfrentar la desnutrición?
Familias como la de Lourdes pueden tomar medidas para evitar o tratar algún problema de desnutrición infantil.
La recomendación del secretario de la Academia Nacional de Medicina es que mientras dure este proceso de precariedad del sueldo, acudan a algún centro hospitalario con servicio de nutrición para que los ayuden con conocimientos básicos sobre cómo rendir mejor los pocos alimentos que tienen para hacer las combinaciones adecuadas y, dentro de la crisis, poder alimentar mejor a las familias.
Raffalli coincide. Ella insiste en que las familias deben buscar información, ir a los centros de salud más cercanos, volver a los dispensarios de su zona para el control de niño sano, enterarse a través de las alcaldías dónde están los operativos de vacunación. “Tener acceso al control de salud general es vital para detectar que un niño tiene un problema de crecimiento”.
Para la nutricionista es elemental que se privilegie a niños menores de dos años en materia de alimentación en una casa si los recursos son escasos. También hay que darle especial atención a los que están en gestación y ayudar a las mujeres de cada familia en período de lactancia materna.
“Es importante optimizar el poco presupuesto en alimentos con alto valor nutricional. Antes que comprar proteínas baratas en forma de pellejos y embutidos, es mil veces mejor comer un plato de granos con arroz. También es importante incluir en la alimentación diaria fruta o vegetales de temporada que estén a precios reducidos”.
Que se ubique a las organizaciones de labor humanitaria como Cáritas parroquial que tienen programas de protección nutricional es importante,
Usar una cinta métrica para conocer la circunferencia media del brazo no dominante en un niño de cinco años o más pequeño es elemental. “Si es menor a 12 o nueve centímetros, tiene alto riesgo de desnutrición”, dijo Raffalli como una acción sencilla de vigilancia en casa si se sospecha de un déficit nutricional en infantes, como en el caso de los nietos de Lourdes.
Desnutrición en Venezuela: Poca comida, pocos nutrientes (I)
PAE, ausente en colegios públicos de Caracas
El Programa de Alimentación Escolar (PAE) brilla por su ausencia en gran parte de los centros educativos del oeste de Caracas. Los pocos colegios que cuentan con el beneficio no pueden ofrecer más que avena con agua o un plato de lentejas solas.
“Acá se nos han desmayado alumnos, porque pasan desde la mañana hasta la tarde en el colegio y no le podemos brindar alimentación balanceada. A veces hasta las mismas maestras tenemos que salir a comprarle comida a los chamos para que no se nos descompensen en clases”, declaró una profesora, que prefirió mantener su identidad en resguardo por temor a represalias.
En un recorrido del equipo periodístico de Noticias Todos Ahora por diferentes planteles públicos de Caracas se constató que solo dos de cada seis colegios consultados cuentan con el beneficio el Programa de Alimentación Escolar.
En la Unidad Educativa Nacional Bolivariana Armando Zuloaga Blanco, en la avenida Panteón, no reciben el PAE desde antes de la pandemia del coronavirus. “Nosotros teníamos uno de los comedores más grandes de Caracas y era un orgullo. Ahora nos da tristeza verlo cerrado», comentó una trabajadora.
Antes impartían clases de 8:00 a. m. a 4:00 p. m., ahora los alumnos solo van mediodía porque no pueden garantizar los alimentos. “Se nos han desmayado los niños en clases de educación física, en ocasiones nos piden comida, pero cómo hacemos si nosotros también estamos pasando hambre”, enfatizó la trabajadora del Armado Zuloaga Blanco.
Nadie sabe cuándo volverán a tener el PAE en ese centro educativo.
En el colegio Parroquia La Pastora, en el sector Los Mecedores, sí reciben el PAE, pero no llegan los alimentos para garantizar comidas balanceadas. “Ahorita solo mandaron lentejas y avena”, aseguró una profesora de ese colegio.
Aquí, las autoridades del plantel y los representantes llegaron a un acuerdo para tratar de dar a los niños un plato medianamente completo. “Algunos padres traen azúcar o leche, otros mandan aliños para cocinar los granos, en ocasiones mandan a los niños con la comida y aquí se la completamos con lo que se pueda sacar en el comedor”, explicó la docente.
La profesora mencionó que esa estrategia la aplican al menos cuatro colegios de la zona desde hace más de un año, cuando el Programa de Alimentación Escolar dejó de llegar completo.
A las afueras de la Unidad Educativa Antonio Ornes, en Cotiza, Jairo Clemente esperaba la salida de su hijo. Cuenta que antes los niños veían clase mañana y tarde, ahora solo están yendo hasta el mediodía, pues el servicio de comedor «brilla por su ausencia». Al colegio le llega el PAE, pero no los alimentos necesarios para una comida balanceada. “Por lo que tengo entendido solo les dan un vaso de avena en la mañana y con eso los mantienen hasta la hora de salida, pero almuerzo ya no les dan”, indicó Clemente.
Esto hizo que cambiara su rutina diaria. Él trabaja como mensajero de 8:00 am a 5:00 pm, y al salir lo buscaba en el colegio, pero ahora tiene que pedir permiso en el trabajo para llevarlo donde su abuela. “Antes le daban la comida en el colegio, era más fácil para nosotros porque somos de escasos recursos y de alguna manera nos aliviaba el tema del almuerzo del niño. Ahora tenemos un gasto superior, porque hay que mandarlo con el desayuno, y luego prepararle el almuerzo en la casa, que muchas veces tampoco es balanceado”, lamentó el representante.
En el colegio han tenido varias reuniones para solicitar de nuevo el suministro del PAE de forma balanceada, pero según Ornes, no han recibido respuesta.
Las irregularidades con el PAE también se registran en colegios como la Unidad Educativa Complejo Simón Bolívar y el Colegio José Gil Fortoul.
Carlos Trapani, directivo de Cecodap, aseguró que la educación y la alimentación son dos conceptos complementarios el uno del otro. «Cuando se niega o es deficitario el Programa de Alimentación Escolar, evidentemente estamos comprometiendo el desarrollo de los niños, tanto académica como físicamente”.
Trapani destacó que el Programa de Alimentación Escolar también es una estrategia para que los niños vayan a la escuela y permanezcan vinculados a ella. «Es un elemento super importante, y más aún en un contexto de emergencia humanitaria compleja en la que la calidad de vida y la alimentación de los niños se ha visto seriamente comprometida”.
A juicio de Trapani, el Estado debe garantizar este plan en los colegios públicos de la misma manera en la que se debe garantizar la educación como tal.
Según las últimas cifras del Programa de Alimentación Escolar, publicadas por el Ministerio de Educación en 2019, un total de un total de 4.2 millones de niños, niñas y adolescentes se beneficiaban de este plan. Hoy la realidad es otra.
PMA frente a la inseguridad alimentaria en Trujillo
Un día antes a Fabiana le informaron que debían estar a las 10:30 de la mañana en la institución para recoger una bolsa de alimentos. El nombre real de este beneficio es Canasta Alimentaria y no tiene nada que ver con las cajas Clap que entregan en las comunidades. Esta madre de un niño menor de 5 años hace fila con otros padres y representantes del plantel y rápidamente accede a la cancha.
Un equipo de personas con franelas blancas y timbradas con el logo del Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas, quienes han trabajado en el occidente del país desde julio de 2021 con el aval gubernamental, solicitan su cédula y proceden a entregarle un compendio de productos.
Fabiana contó que la primera vez les entregaron sal, arroz y aceite.»Ahorita nos agregaron caraotas y pasta” detalló al comentar que el programa, que busca contrarrestar los índices de inseguridad alimentaria en el país, comenzó a mediados de diciembre. “Estuvimos en una reunión aquí y nos participaron que iba a venir una bolsa, pero solo a los de preescolar. Darían productos, pero poco a poco. Cada mes le agregarían más”.
114 escuelas beneficiadas
En el estado Trujillo, el PMA aborda 114 preescolares y escuelas de educación especial, de un total de 1000 en toda Venezuela. Su objetivo es, según su propio portal de noticias, proporcionar comidas a un total de 1,5 millones de personas en 11 estados del país para finales del año escolar 2022-2023.
El equipo del Diario de Los Andes consultó a varios directores de instituciones, pero la mayoría se negó a brindar información. Solo uno accedió, bajo condición de anonimato, a confirmar que el equipo del PMA- ONU se comunica directamente con la Zona Educativa regional y es esta instancia la que informa a las escuelas, vía telefónica, cuándo serán visitados. Los directores solamente se encargan de llamar a las madres, padres y/o representantes uno o dos días antes de la entrega.
En octubre de 2021, el ex gobernador de la región, Henry Rangel Silva, informó que la Zona Educativa de Trujillo no solo sería mediador, sino también parte de la acción. En ese momento la gobernación anunció que se abordarían 176 escuelas y que ponía a su disposición al personal del Instituto de Alimentación y Nutrición del estado Trujillo (Ianet). Actualmente, el equipo de la ONU trabaja solo y únicamente emplea a organizaciones no gubernamentales, una de ellas, el Centro de Animación Juvenil (CAJ), del municipio Valera.
Inseguridad Alimentaria
Las 114 instituciones seleccionadas por el PMA reciben a niños y niñas menores de 6 años de edad o en esta etapa inicial de formación, los más afectados por la inseguridad alimentaria. En promedio, cada institución maneja matriculas de 100 a 300 niños, y se encuentran ubicadas en 13 zonas geográficas que el PMA considera las más afectadas por la inseguridad alimentaria. Algunas de ellas están en Valera, Trujillo, San Rafael de Carvajal, Boconó, Juan Vicente Campo Elías, Motatán, Escuque, Urdaneta, Pampán, Pampanito y entidades de la Zona Baja.
Según el informe elaborado en marzo de este año por el Programa Venezolano de Educación-Acción (Provea) y la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), Trujillo se encuentra entre las 14 entidades del país con un 10% de desnutrición aguda en niños menores de cinco años.
Cifras de la plataforma independiente de la sociedad civil para el monitoreo y documentación de la Emergencia Humanitaria Compleja, HumVenezuela, dieron cuenta en junio de 2021 que 88,2% de la población trujillana usó estrategias para alimentarse, ante una caída de la ocupación del 54% y al menos 311,5 mil personas (40% de la población) en inseguridad alimentaria (39% moderada y 1,8% severa).
Según fuentes extraoficiales, el programa de las Naciones Unidas no solicita detalles de peso o talla a los niños y niñas atendidos con la canasta alimentaria. Esto solo lo pide el centro educativo como norma obligatoria por la Zona Educativa. “Aquí nos informaron que nos iban a dar esa canasta y que le diéramos los datos de los niños y sus representantes. Ellos no nos pesaron, pero la escuela una vez pidió la talla y el peso. Incluso ahorita lo están volviendo a pedir, pero no sé si será para eso” comentó Daniela, madre de una niña beneficiada por el PMA.
El equipo encargado del PMA se encarga de la socialización de las familias atendidas, por medio de charlas y talleres sobre nutrición, seguridad familiar, lactancia materna, igualdad de género y otros tópicos relacionados a los objetivos de esta organización mundial. Un extra educativo con el cual se diferencian de los programas gubernamentales como el CLAP, que a juicio de los representantes, muchas veces es desequilibrado o fallo.
“Por los momentos, cada vez que nos dan la bolsa nos dan una charla sobre nutrición. En mi caso, mi nieta no tiene bajo peso. No esta desnutrida, pero veo que otros sí están pasando necesidad. Lo que venga de ayuda es bueno. Aparte ahorita el CLAP viene muy fallo, mucha harina, mucho arroz y muchas veces las cosas no le gustan a la gente. Yo no estoy en contra del gobierno, pero me gustaría decirles (al gobernador y la alcaldesa) que la caja es desequilibrada” manifestó Aurora, abuela y representante de una beneficiada de un preescolar.
El programa ha entregado entre tres y cinco canastas alimentarias por persona desde enero de 2022, en un esquema que se mantendrá hasta agosto de este año.