Recientemente el magnate estadounidense Bill Gates (nac. 1955) con 110 mil millones de dólares se ha convertido en el más adinerado del mundo y ha sobrepasado al magnate estadounidense Jeff Bezos (nac. 1964) que está en segundo lugar con casi 109 mil millones de dólares (El País, 17/11/2019). Asimismo en 2018 el 1 % de la población más rica en el mundo poseía el 45 % de la riqueza de todo el planeta (Global Wealth Databook, 2018).
Por otra parte, es interesante referir el caso de George Soros, magnate financiero que nació en Hungría en 1930, nacionalizado estadounidense. Su especialidad es la especulación financiera y el 16 de septiembre de 1992 se hizo famoso porque ese día ganó mil millones de dólares y quebró al Banco de Inglaterra, lo cual ocasionó pérdidas al Estado Británico de 3.400 millones de libras esterlinas (Wikipedia). En el año 2015 la organización Forbes calculó la fortuna de Soros en 24.200 millones de dólares. Pero al menos Soros reconoce que los mercados financieros de ninguna manera buscan el bienestar de la sociedad. Así, en una entrevista con Mark Shapiro el 5 de septiembre del año 2.000 Soros señaló que: “los mercados financieros están diseñados para permitir que los individuos busquen sus beneficios privados (…) los mercados financieros no están diseñados para tener en cuenta las necesidades sociales” (Wikiquote).
Ante esas desigualdades tan monstruosas y esas especulaciones financieras tan obscenas, un joven economista francés llamado Thomas Piketty (nac. 1971) publicó en el año 2013 su famosa obra: ‘Capital en el Siglo XXI’ que causó mucho revuelo porque critica duramente la creciente concentración de la riqueza en pocas personas. Pero recientemente Piketty ha publicado otra obra titulada: ‘Capital e Ideología’ (septiembre 2019) en la cual hace una historia de la ideología de la desigualdad y propone una: “circulación de bienes para superar el capitalismo” y lograr un “sistema de socialismo participativo” (El País, 24/11/19). En efecto, en esa obra Piketty propone pechar las grandes fortunas de los supermillonarios con un 90 % de impuesto, lo cual permitiría una redistribución de la riqueza, de tal manera que toda persona que cumpla 25 años recibiría automáticamente unos 120.000 euros (132.000 dólares). También propone una cogestión en las compañías para que los empleados posean el 50 % de los puestos en los comités directivos (El País, 24/11/19).
Es muy difícil predecir si estas propuestas de Thomas Piketty serían factibles y en un futuro se puedan implementar o simplemente suscitarán también un gran revuelo sin mayores consecuencias en la realidad. Pero al menos sigue poniendo en el tapete el tema de las groseras desigualdades injustificadas y eso ya es un paso adelante.