Desechos hospitalarios son tirados en vertederos sin disposición especial en tiempos de COVID-19 (IV)

Con o sin pandemia, la disposición final de los desechos hospitalarios debe seguir protocolos que minimicen los riesgos de contaminación. La COVID-19 y el alto nivel de contagio debió reforzar estos controles, pero lo cierto es que los desechos hospitalarios se mezclan con los corrientes y terminan en vertederos sin el manejo debido.

Mérida. Aunque las autoridades aseguran que cumplen con el protocolo establecido, así luce el basurero del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (Iahula) Foto Yanara Vivas

 

 

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Yanara Vivas/Mariana  Duque/Karley Durán/Alexander González/Stefanny Fiffe

En los vertederos a cielo abierto en el país, los desechos sólidos urbanos se mezclan con los hospitalarios. En montañas de plásticos y metales, pueden verse residuos de centros de atención médica, pese al tratamiento diferenciado que deberían tener especialmente en tiempos de pandemia por la COVID-19. En los centros de salud, la disposición no es muy distinta, pues los desechos son depositados en contenedores o en el piso sin mecanismos que impidan el contacto con residuos contaminados.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha explicado que los desechos médicos deben separarse de los desechos municipales y ha recomendado colocar agujas usadas (de los usuarios de insulina y otros medicamentos inyectables) en recipientes a prueba de pinchazos antes de ponerlas en la bolsa de residuos, por ejemplo, botellas de refresco o agua mineral.

Los trabajadores que manejen residuos de centros de atención médica (desde el punto de generación hasta el sitio de disposición final) deben tener protección especial: Guantes gruesos, mascarilla, camisa de manga larga, delantal de plástico, pantalones resistentes y botas de goma. En el caso de Venezuela, la mayoría de estos parámetros no son cumplidos ni conocidos por el personal de instalaciones médicas.

En el Hospital Universitario “Pedro Emilio Carrillo” (Hupec) de Valera, en el estado Trujillo, solo tres personas se dedican al aseo de manera “constante”. Afirman que los desechos de las áreas de atención médica no reciben ningún tratamiento especial, “todo va al pote de la basura”.

“Todo lo que acá se recoge va al basurero. A veces se echa la basura en varias bolsas para reducir el riesgo de que se rompa y contamine a alguien, pero eso cuando hay suficientes bolsas, porque a veces ni agua hay”, dijo un trabajador del centro, que pidió mantener su nombre en reserva.

Táchira. Inyectadoras y residuos hospitalarios son arrojados sin bolsas por los bajantes del Hospital Central de San Cristóbal
Foto Carlos Eduardo Ramírez

En el nosocomio no hay incinerador para tratar de manera adecuada este tipo de material desechable. Los desechos hospitalarios reposan por días en la parte trasera del recinto de salud, incrementando los riesgos de proliferación de enfermedades.

El camión pasa al menos dos veces por semana para “limpiar” la zona de desechos. Epidemiólogos de la entidad han sugerido, en reiteradas oportunidades, que Fundasalud debe disponer de un “camión sanitario” para evitar “pasear” la basura del hospital por toda la ciudad. Explican que los trabajadores convencionales del aseo urbano no cuentan con equipamiento de protección para tratar este tipo de materiales.

En la ruta a la disposición final, el relleno sanitario de El Salto, inaugurado en julio de 2016 en el municipio Motatán, no cuenta con protocolos especiales para tratar los desechos de los centros de salud, informó la Dirección de Desechos Sólidos de la Alcaldía de Valera.

La municipalidad dispuso lugares especiales para colocar los desechos hospitalarios en el relleno. Los trabajadores señalan que el procedimiento es enterrarlos en una fosa, para evitar su manipulación, pero hasta la fecha las autoridades no han diseñado un protocolo para la disposición final.

La situación hace que quienes escarban la basura en busca de chatarra y otros materiales se expongan a encontrar desechos quirúrgicos, incluso provenientes de las áreas de atención a pacientes COVID.

 

El deber ser: Recolección y disposición separada

 

Infografía: Roberth Delgado

El secretario de la Academia Nacional de Medicina, Huniades Urbina, explicó que los desechos sólidos en los hospitales son todos aquellos residuos que quedan luego de las cirugías. “Lo que son restos humanos, órganos, gasas contaminadas, pueden llamarse como desechos y deben clasificarse como sólidos o humanos dependiendo del caso. Actualmente los hospitales por normativa nacional y reglamentación de la alcaldía, deberían tener depósitos diferenciados de basura común y corriente y estos desechos antes mencionados”, dijo.

Lo extraído en cirugías o implementos contaminados, resaltó, debería resguardarse en un ambiente frío y su recolección debe realizarse cada 48 horas en camiones especiales.

“La Alcaldía debería contar con camiones especiales que puedan recoger de forma separada estos desechos. En ningún hospital tienen la basura separada y cuando llegan los camiones, todo se junta. Por eso a veces podemos ver hasta sangre humana en los camiones porque no hay un orden en la recolección. Los camiones normales de aseo urbano no deberían recoger los restos humanos, ya que los animales pueden llegar a estos desechos y contaminar a otros”, explicó el pediatra.

¿Cuáles son las consecuencias de mantener todos los residuos en un mismo lugar? “El resultado de tener estos desechos humanos sin refrigeración en cualquier basura, puede traer un efecto negativo, ya que los animales pueden llevarse estos restos a otros lugares donde luego pueden tener contacto con humanos en las casas o calles transitadas. Además, se contamina el ambiente al momento de tener todos los desechos en un mismo vertedero de basura”.

Lo más recomendable es que estos residuos sean incinerados, pero los hospitales no cuentan con estos equipos.

 

Residuos biológicos al aire libre

 

Trujillo. Los zamuros vuelan sobre la basura en el Hospital Rafael Rangel de Boconó
Foto Karley Durán

En el Hospital Rafael Rangel del municipio Boconó, en el estado Trujillo,  los residuos permanecen en áreas adyacentes a la morgue del hospital. Los tobos carecen de tapas y nada es embolsado, ni reservado en recipientes que eviten contaminación o accidentes a los trabajadores del aseo urbano local.

Gasas, batas, gorros, algodones, inyectadoras, yelcos, macrogoteros, botas de quirófano, tapabocas, papel higiénico, envases de solución y suero, así como placentas, son arrojados sin el mínimo cuidado al piso.

Fuentes del departamento de higiene dijeron que los desechos son embolsados, mientras que los residuos humanos son entregados en una fosa común del cementerio municipal. Sin embargo, un recorrido por las áreas permitió comprobar que los residuos hospitalarios están al aire libre.

Ante la falta de un camión compactador y de un incinerador que se adecue a las normas ambientales, en el Hospital Central de San Cristóbal acumulan los desechos biológicos en contenedores hasta un mes. Las jornadas especiales de traslado al vertedero de San Josecito las realizan organismos internacionales y la alcaldía de San Cristóbal

 

Recolección demora hasta un mes

La falta de controles toca todas las etapas del proceso. El manejo de los desechos biológicos y “peligrosos” en el Hospital Central de San Cristóbal depende del apoyo de organismos internacionales y de la alcaldía, pues el camión de traslado se encuentra paralizado por daños mecánicos.

Un trabajador del área de mantenimiento declaró al Diario de Los Andes que al final del área de bajantes la basura se acumula, hasta que la alcaldía envía un camión compactador a hacer la recolección, que incluye no solo material descartable sino desechos biológicos.

El presidente de la Corporación de Salud (Corposalud), Ildemaro Pacheco, indicó que encontrar desechos humanos se debe “al mal manejo del personal de mantenimiento”, pues explicó que hay dotación continua de material de limpieza por parte de la OPS y de la Unicef, además de que los trabajadores son capacitados al ser contratados.

Los desechos hospitalarios deben ser recolectados de forma diferenciada por los riesgos de contagio de enfermedades como la COVID-19. No obstante, así luce el Magallanes de Catia

Aunque el Hospital Central tiene un incinerador que fue rehabilitado mediante convenios internacionales en el segundo semestre de 2020, dijo, no pueden usarlo porque es de una tecnología no adecuada a las normativas ambientales actuales. No explicó porqué fue rehabilitado si no cumplía con las normativas vigentes. “Ese incinerador es solo para desechos biológicos, es decir, placentas, miembros amputados, no es para desechos plásticos”, acotó.

Ante esta situación y la falta de un camión compactador, los desechos biológicos son acumulados en un contenedor que permanentemente se rocía con hipoclorito y cal para evitar la contaminación. Luego, se traslada hasta el vertedero del municipio Torbes.

Los traslados de estos desechos se realizan una vez al mes con una acumulación de dos y tres camiones compactadores. “Acumulamos material porque no tenemos camión compactador que permita trasladar semanalmente, pero mientras está en el contenedor se rocía con hipoclorito, cal, y el espacio está afuera del hospital”, dijo.

En el Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (Iahula) en Mérida, aseguran que aplican el manejo debido de los desechos hospitalarios. Los separan y clasifican, siendo tratados especialmente los de alto riesgo que incluyen desde agujas hasta material contaminado, así como los restos biológicos. Sin embargo, las gráficas tomadas en el centro de salud muestran desechos esparcidos al aire libre.

La empresa Andina de Desechos Sólidos (Andes) realiza jornadas permanentes los lunes, miércoles y viernes; y traslada alrededor de dos toneladas de desechos hasta el vertedero Lomas del Calvario, en el municipio Sucre, donde los desechos hospitalarios son depositados en un área separada, informó el presidente de la compañía, Ronald Grisales.

Oscar Di Giusto, director del Servicio Desconcentrado de Gestión Integral de los Desechos Sólidos, adscrito a la Alcaldía Libertador en Mérida, pidió a familiares de pacientes COVID-19 u otras enfermedades poner los desechos contaminados en bolsas separadas, desinfectarlas y marcarlas con un listón rojo visible que permita a los operadores su inmediata separación. Agujas o elementos punzantes deben disponerse en envases de vidrio o plástico cerrados.

 

Disposición en bolsas y cajas en Caracas

En Caracas, en los hospitales Clínico Universitario, Domingo Luciani y Dr. José Gregorio Hernández de Los Magallanes de Catia, los desechos son tirados en contenedores a cielo abierto. El personal manifiesta que no cuenta con insumos para depositar la basura de forma constante y adecuada.

En el Materno Infantil Pastor Oropeza en Caricuao, al oeste de Caracas, el personal trae sus bolsas rojas y facilitan las cajas para botar las inyectadoras. De resto, las personas se deshacen de los insumos usados en botellas plásticas. En el Periférico de Catia retiran la basura en bolsas rojas y la dirección del hospital tiene el control con sello y firma.

“No siempre tenemos bolsas y por eso usamos las cajas”, dijo una enfermera de la Maternidad Concepción Palacios, práctica que se repite en el Hospital de Coche. “Bajan todos los desechos en caja y cada dos días vienen y se lo llevan, pero no tenemos bolsas plásticas en todo el hospital”, resaltó un médico del centro de salud.

En los Magallanes de Catia y en el Ipasme, los desechos patológicos los guardan en bolsas negras y se retiran cada dos o tres días.

No en todos los centros de salud, la recolección es constante. En el Materno Infantil de Caricuao, al oeste de Caracas, una enfermera manifestó que tenían más de un mes con desechos hospitalarios acumulados.

 

En el Clínico Universitario, los desechos hospitalarios están esparcidos y no son resguardados hasta la recolección

 

 

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