Colombia tiene un rol protagónico con relación al Continente y al mundo entero. Lo que allí suceda en estos días electorales es importantísimo para Venezuela. Seguimos con atención los movimientos de los candidatos presidenciales, de las organizaciones que los apoyan, de los medios de comunicación y también, la abierta y solapada acción de las estructuras del narcotráfico y del terrorismo en todo el territorio, pero especialmente en la frontera venezolana. Apure, Táchira y Zulia dan testimonios diarios el mal avanza..
En el año de 1984 fui designado presidente de la Comisión Especial de la Cámara de Diputados con responsabilidad de elaborar un proyecto, convertido en poco tiempo, en la Ley Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas. Para ese entonces presidía la Cámara el diputado zuliano Leonardo Ferrer. Durante catorce años se tomaron iniciativas diversas sin que se avanzara en la materia. Había preocupación originaria sobre el tema. El jefe de la fracción parlamentaria de COPEI era Abdón Vivas Terán quién me pidió que aceptara la enorme responsabilidad que algunos no quisieron. Lo hice a conciencia de la significación que tenía la propuesta.
Así lo hice. Integramos la Comisión Especial y gracias a la colaboración de los equipos dirigidos por los doctores César Naranjo Osty y Bayardo Ramírez Monagas e integrados por varias importantes personalidades, pudimos presentar el proyecto encomendado. Con las asesorías necesarias en noventa días se cumplió la tarea. Discutido a fondo en ambas Cámaras, en relativo poco tiempo el Presidente Jaime Lusinchi promulgó la Ley Orgánica.
En el trabajo posterior representamos a Venezuela en muchos eventos internacionales e integrarnos a organizaciones dedicadas al tema. La relación más intensa fue, por supuesto con Colombia y con las estructuras existentes tanto en Estados Unidos –DEA- como en Europa con base en España. Debo señalar responsablemente que con algunas excepciones, en Venezuela no había plena conciencia de la magnitud del problema.
Para el día de hoy la situación en Venezuela es mucho más grave que entonces. El poder del narcotráfico dentro del país y su relación con las estructuras colombianas y centroamericanas trasciende a esta parte del mundo. Toca a Europa y otros continentes.
El 6 de enero de 1088, mi gran amigo ya desaparecido Enrique Gómez Hurtado envió una carta al Presidente Virgilio Barco. Decía, entre otras cosas: “…la tarea no ha de ser difícil, aunque indudablemente es hazañoza. No debe ser difícil cuando se percibe el consenso de lo esencial, pero será de riesgo, cuando hemos dejado que la vida pierda su valor…”
“Quien toque la campana tiene en sus manos la historia. A veces todo se derrumba porque no aparece el campanero, mientras las calles se llenan de pandereteros”.
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