Por Toribio Azuaje
“Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos”
John Fitzgerald Kennedy
En el mundo de la caficultura -como en toda actividad agrícola- la ciencia y la tecnología deben conjugarse para provocar niveles de producción y productividad que nos acerquen a la posibilidad de una industria cafetalera en la que se dinamicen todos los eslabones de la cadena, y convertirla en una actividad competitiva, de avanzada, dinámica, en permanente crecimiento, que pueda garantizar una vida más digna para todos, sobre todo para el sector productivo primario como eje fundamental de esta actividad.
La ciencia y la tecnología deben servir para ayudar al crecimiento y el desarrollo del sector primario de la producción, y de ellos, a los menos favorecidos de la cadena productiva; sino, no servirá de nada cualquier avance científico y tecnológico alcanzado. Necesario es entender que, sin el dominio del conocimiento científico, sin la práctica de las nuevas tecnologías aplicadas al café, no iremos a ningún lado.
Ninguno de los sectores de la cadena productiva de la industria del café tendrán un futuro promisor, si no logramos fortalecer al sector primario de la producción, el cual está compuesto por nuestros campesinos caficultores; son ellos quienes producen el grano que todos quieren ponerle mano.
En estos asuntos, la ciencia, la academia, la investigación, la universidad, las ciencias ancestrales, deben ser fortalecidas, a fin de garantizar un avance científico que nos proporcione las herramientas para mejorar nuestra producción y productividad, y colocarnos en niveles internacionales de importancia.
El sector primario es el sostén de la industria del café, son ellos quienes pueden garantizar el grano tan apetecido en el mundo del comercio del café. No hay industrial por poderoso que sea, importador o amante de comercio, no hay consorcio o capitalista cafetalero, ni político “pajudo” que pueda sobrevivir, si no existe un sector primario que le garantice la materia prima. Nosotros somos el garante de la materia prima, así que, nosotros tenemos el poder.
De manera que, debemos promover una caficultura con suficiente músculo y con las herramientas científico tecnológicas que nos permita afrontar las diversidad de problemas que se juntan en mundo de la caficultura. Lo difícil, y parece mentira, es que entendamos que los pequeños somos más.
Extrañamente vemos como se anuncian planes para la caficultura, y a la par observamos la indolencia con la que se ha tratado la investigación científica en el tema café. Se han abandonado y desmantelado los centros de investigación que tradicionalmente realizaban investigación en esta actividad productiva. La carencia de recursos en los centros de investigación o en las Universidades venezolanas, dice mucho del interés que los centros de poder tienen por este patrimonio productivo de la agricultura venezolana, constituido por el rubro café.
Se anuncian acuerdos internacionales de exportación, pero no se mira hacia el sector primario. Nos preguntamos, ¿De dónde saldrá el grano para la exportación? sino se promueve de manera organizada, la siembra, manejo óptimo del grano y el crecimiento sustentable y sostenible de nuestros campesinos caficultores.
Jamás seremos competitivos en el mundo internacional del café, si no fortalecemos el sector primario. Nos preocupa la guerra de empaques desatada para exhibir el producto, sin garantizar la soberanía productiva; y nos preocupa, además, la deficiencia en cuanto a formación y capacitación de nuestros caficultores, en materia de nuevas tecnologías, y nuevos avances científico-técnico.
Filosofando sobre estos temas, encuentro que, la Universidad de los Andes, de la cual soy parte, como egresado de sus aulas, está organizando el primer Congreso Internacional del Café, este 20, 21, 22 de marzo para dar a conocer las bondades de nuestro café. Este evento tendrá como lema “Del campo a una taza de excelencia”. En esta actividad se encuentra involucrado FEDEAGRO y otras organizaciones vinculadas al tema café.
Es digno de reconocer estos esfuerzos, ojalá no estén dominados por el economicismo, y se orienten hacia el fortalecimiento del sector primario de esta noble actividad productiva. Destacados investigadores y científicos internacionales han sido convocados para este evento. Consideramos importante la participación de nuestros caficultores, para abrirnos camino hacia la formación necesaria en el seno de los caficultores venezolanos. Este debe ser un momento para el reencuentro en la orientación necesaria para mejorar nuestros conocimientos entorno a los avances de la caficultura en la que debemos cabalgar. Ojalá, nuestros caficultores hagan un esfuerzo para acercarse a la ULA-Mérida, sede de este importante evento científico.
Agrupémonos y vámonos pa’ Mérida. Y si pueden “me dan la colita”.