Caracas recibió a los mejores cafés del país, me refiero al l encuentro internacional de cafés especiales, desde allí se expande el aroma inconfundible y envolvente que despierta al mundo. Catadores de todos los rincones degustaron el inconfundible sabor del grano venezolano. Esta iniciativa que parte del Ministerio de Agricultura permite proyectar ante el mundo la calidad del café venezolano, es una buena intención de mostrar al resto del planeta nuestras potencialidades en materia de producción de café de alto nivel de acuerdo a los parámetros y estándares internacionales.
Mostrar lo que tenemos y lo que somos nos permite abrirnos espacio en el mundo cafetero y a tomar el camino de los cafés de alta calidad. Competir allí no es fácil, hay toda una industria construida en su entorno, existen unos parámetros que rigen este mundo y en torno a él se desarrolla un mercado internacional que mueve grandes capitales. Así que mirar al mercado internacional es una decisión loable a la hora de hacer el balance cafetero venezolano.
Ahora bien, ¿quiénes producen cafés especiales? Todos los cafés orgánicos son especiales, nuestros campesinos siempre produjeron café de especialidad hasta que nos arrastraron hacia la agricultura tóxica del uso de agroquímicos y venenos. El sabor es destacado por encima de los convencionales tratados con agro-tóxicos. Desde que nos sacaron del mundo natural para introducirnos el uso de modernos pesticidas y venenos nuestro café cambió y el grueso de la caficultura nacional está en ese camino, a sabiendas que contamos con una excelente y reconocida calidad en la producción.
A esto hay que agregarle que el mercado no está normado ni organizado, nuestros campesinos se esmeran en producir un café de calidad aplicando las técnicas más adecuadas en el manejo poscosecha, para que finalmente su grano termine en la «revuelta», un único montón dónde mezclan cafés de todas las calidades. No tiene sentido entonces esforzarse por cosechar un mejor grano si este va a parar al mismo saco y así no le genera ningún beneficio al campesino productor. De ese modo se desmotiva la producción de café para la calidad.
El Saber popular nos dice «El que vive en la oscurana con mucha luz se encandila», más allá de los eventos, los campesinos estamos atareados por sobrevivir en un mundo donde los apoyos financieros a la producción han desaparecido, no hay financiamiento ni público ni privado y todo depende del pulmón y de la fuerza que le impongamos al asunto. En este escenario encontrarnos con campesinos que producen excelentes granos pese a las dificultades sorteadas en su dinámica productiva, es motivo de orgullo, es la valentía de nuestra gente que se impone ante tanto desorden y descuido.
Una vez mostradas nuestras capacidades y calidades en materia café, toca entonces incrementar los niveles productivos para garantizar cubrir el mercado nacional que se ve afectado por las políticas de exportación, y a la vez cumplir los compromisos adquiridos. Es necesario generar los apoyos no solo para quienes participaron de este evento que apenas muestra un tantíco de lo que somos y tenemos, se requiere promover niveles de atención para catapultar la producción de manera organizada. Hay que tenderle la mano al campesino en todos sus estratos sociales y productivos. Convertirnos en el país café implica sincerar la política cafetalera al punto de dar impulso a todos, entendiendo que los que menos tienen son los que más necesitan de ayuda. Esto no puede ser solo para una casta elitesca, sino que hay que masificar y cualificar la producción, para lo cual se requiere un plan de atención, capacitación y apoyo a los campesinos productores de nuestro querido grano de oro. Pero por favor, no nos vengan a crear élites de los cafés especiales como lo han hecho con las cabras lecheras.