Desde el conuco | Proclama dirigida a mis compañeros, jóvenes y mujeres campesinas | Por: Toribio Azuaje

 

“Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia”.

Ernesto “Che” Guevara

Vosotros, trabajadores de la tierra, sois los más dignos representantes en este laudable esfuerzo por convertir los campos de Venezuela en el centro de la vida de la patria, por ser ésta zona geográfica de vida natural, el lugar de donde nace todo el -bendito alimento- que necesitan el obrero y su familia en la ciudad.

Ustedes, jóvenes labradores, sois la esperanza, fortaleza de la tierra, la sangre nueva, que nutre con su sudor el ávido suelo; en resumen, la -sustancia química- que trae equilibrio en el universo de nuestra patria, por eso reiteramos, los jóvenes agricultores serán los legítimos herederos de todo este mundo de lucha que falta por recorrer.

Ustedes, mujeres trabajadoras del campo, honorables mujeres campesinas, sois el amor hecho trabajo, ternura y fortaleza, en un mundo tan convulsionado como el nuestro. Sois la fuerza moral que nos acompaña y nos revive en los momentos de dificultades. Ustedes son las convocadas al protagónico combate por la vida, que solo nace en tu presencia.

Recordemos todos, que somos uno solo, sea cual sea nuestra ocupación o nuestras costumbres; de nuevo viene a mi memoria la fábula de los cinco dedos de la mano, que para el trabajo usados de forma individual, no tienen fuerza alguna, pero la articulación de todos, en el puño, adquieren la fuerza letal que les otorga la unidad, y también la belleza del arte.

Hermanos campesinos, seamos las manos unidas para derribar los obstáculos que pretende imponer el enemigo para apropiarse el fruto de nuestro trabajo, para ello propician la división entre nosotros, atomizando la organización gremial para favorecer sus intereses, y cercándonos en insustanciales peleas domésticas.

Compañeros de luchas y labores, compañeros de la noble tierra de labranza, no nos dejemos arropar por ese mezquino vendaval que irremediablemente nos salpica a todos, tened presente siempre; que desde lo local, así sea el más pequeño espacio, puede surgir la fuerza liberadora que cambiará la historia de los malos tiempos que nos ha tocado vivir.

Jóvenes y mujeres campesinas, de los llanos, costas y montañas venezolanas; no permitáis que se imponga la osadía de quienes profesionalizan la lucha gremial. “Quién dijo que todo está perdido”, Tomad la iniciativa, y construid de este rio, un nuevo cauce de ética y moral.

Desde este maltratado pedazo de la tierra.

Enero, 2024. “Año de la organización campesina”

 

 

 

 

 

 

 

 

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