Por: Toribio Azuaje
“Todos somos aficionados. La vida es tan corta que no da para más”
Charles Chaplin
Le escuchaba decir a mis viejos, “El ser pobre está en Dios, y el ser pendejo en uno”, en su ingenuidad heredada del desconocimiento y de la humildad característica del campesino, mis padres acostumbraban atribuirle a un ser supremo, ciertas condiciones de vida, en las que se encontraban la pobreza. Pero también, en su sabiduría ancestral de un iletrado, le permitía expresar en esta frase la condición natural de avizorar la necesidad de abrirse paso entre la adversidad; eso si, sin atropellos y dando el justo espacio a la libertad que tiene el ser humano de construir una vida digna en un mundo irracional, depredador y atosigante. Mi viejo, era un genio de la bondad y la humildad. Recorriendo estos cerros y montañas, hasta hoy no he escuchado una sola palabra de alguien que exprese una conducta insana de mis viejos. Eso me ha hecho un ser feliz y el hombre de bien que hasta la fecha he sido.
Pero esta frase muchas veces repetida por mis padres, encierra una conducta irreverente y de lucha constante por hacerse de una vida digna para los suyos. No hay que ser rebaño, hay que pensar lo que se hace, como lo hacemos y para que se hace. No podemos andar por este mundo solo cumpliendo el mandado y haciendo lo que otros nos ordenan, algo así como que “ellos piensan nosotros obedecemos”. Esta vida tan corta requiere que hagamos lo correcto.
Lo primero es ser humilde. La HUMILDAD es una condición para vivir una vida plena y rica. La humildad se refiere al respeto al otro, a no sobreponernos por la fuerza sobre la dignidad del otro. La humildad es lo contrario a la soberbia y no tiene nada que ver con eso que llamamos pobreza. He visto gente pobre a quienes le sobra la arrogancia y muchos ricos que destilan humildad por los poros. Uno de los aspectos más inspiradores de la humildad es su capacidad para construir puentes entre las personas. Quienes practican la humildad están dispuestos a reconocer y aprender de los demás, sin importar su posición social o nivel de experiencia. Si eres humilde, entonces serás un ser de luces.
Lo segundo es ser HONESTO. La HONESTIDAD no se compra en la pulpería o en la botica, esta se construye desde nuestra forma de ser, de pensar y de vivir que mostramos a nuestro prójimo y descendientes. Implica ser coherente con lo que se piensa, se dice y se hace. Si eres honesto en tu diario vivir, que no solo es no robar, sino también es no mentir, si actúas honestamente con el prójimo y contigo mismo, entonces, serás un ser de buen vivir.
Un tercer elemento lo constituye la SABIDURÍA, que no es exclusiva de los estudiosos come libros, filósofos que escriben para que nadie entienda, la mayoría de ellos arrogantes y egoístas. Esta se refiere a la manera sabia de razonar e interpretar la vida. La sabiduría es la capacidad de aplicar conocimientos y experiencias de manera juiciosa y reflexiva. Es sobretodo el respeto a las leyes que nos irradia la naturaleza y la forma ordenada de vivir en ella, con ella y para ella. No hay más razón de ser que la de consagrar nuestra vida al espacio Natura que nos da el nicho de vida a todos los seres que habitamos en esta bola que navega en el espacio. Somos tan pequeños como un elefante y tan grandes como una diminuta hormiga. Si aprendes a respetar a la naturaleza y a convivir con ella (eso lo llamo NATURACENTRISMO), entonces serás un hombre sabio.
Recordemos está triada, HUMILDAD, HONESTIDAD Y SABIDURÍA. En esta corta vida que nos toca recorrer no nacimos para ser rebaño que dócilmente es arreado y condicionado, sino, para construir una vida vivible para todos. Finalmente creo que LA NATURALEZA ES DIOS.