Por: Toribio Azuaje
«Las hormiguitas viven trabajando
Pero el que está gozando
Es el bachaco fundillúo».
(Canción El bachaco fundillúo. Ali Primera)
Los bachacos son sin duda unos animalitos que nos quitan el sueño. En nuestras parcelas, predios o conucos los bachacos se instalan y se hacen dueños y señores de ese espacio vital para nosotros y así comienzan a dominarlo todo. Se comen toda las maticas que logramos sembrar y en una noche pueden dar cuenta de una plantación de yuca o de una apreciada mata de limón o naranja que hemos sembrado con la esperanza de algún día cosechar y consumir sus frutos.
Las hormigas cortadoras o bachacos pertenecen al orden: Hymenóptera y a la familia: Formicidae. Los individuos que componen esta familia se caracterizan por tener un cuerpo quitinoso de color marrón rojizo con una cabeza grande, antenas geniculadas, es decir, en forma de codo o de rodilla y un par de mandíbulas resistentes.
Las hormigas cortadoras como son nombradas en otras latitudes son poblaciones de insectos que parecieran que le han encomendado expresamente devorar con sus tenazas justamente aquellos cultivos de los cuales nosotros estamos esperando producción. Habiendo tanto monte en el conuco, solo atinan a comerse nuestros cultivos, como si adivinaran el dolor que sentimos al ver nuestras plantas devoradas en un abrir y cerrar de ojos. Son unos verdaderos tiranos y vividores del conuco.
Extrañamente en los últimos años les ha dado por agregar las hojas del cafeto como parte de su dieta diaria. En mis tiempos de muchacho nunca ví que los bachacos atacaran las plantaciones de café, ahora eso es común y corriente. Los tiempos cambian y las preferencias culinarias de los bachacos han variado de acuerdo a las realidades existentes.
Este año en mi Mi Jaragual, que así se llama mi conuco, los bachacos dieron cuenta de un corte completo de café, que destruyeron totalmente impidiendo su crecimiento normal. Es necesario sustituir las matas afectadas pero antes debemos controlar las poblaciones de bachacos pues los nidos se han venido esparciendo por todo el cafetal.
El vecino, de origen colombiano, quien recientemente compro el predio del lado norte, se compró una cantidad importante de insecticida para acabar con estos animalitos que ya se convirtieron en plaga. Yo, mantengo mi pastura de control biológico y eché mano al arroz y otras productos naturales, como alternativa. Hasta ahora me viene dando buenos resultados.
Los bachacos no cesan en su afán destructor, trabajan mientras tu descansas, y cargan con todo lo que encuentran para incrementar su despensa en los nidos que cuidadosamente construyen. Sus colonias están perfectamente organizadas y distribuidas sus tareas, lo cual garantiza el crecimiento rápido de su población.
Así mismo, en nuestra sociedad, ha surgido una nueva categoría de ciudadanos, (si podemos llamarles ciudadanos), los bachaqueros. Estos azotan la economía nacional y destruyen todo lo que encuentran, están en la distribución del combustible, en la comercialización del café, en la exportación e importación de nuestro preciado grano, los vemos en el contrabando de papas, café, maíz. Los encontramos inundando ministerios, parlamentos y alcaldías.
Hay bachacos para todos los gustos, el de barrio que explota a su vecino y el bachaquero más especializado que se enquista en las instancias de gobierno para realizar las más diversas actividades expolidoras que acaban con cualquier ministerio o parlamento. Estos bachacos especializados en corrupción han mejorados sus técnicas para hacerse de los recursos que deberían usarse para satisfacer las necesidades de la población en general.
Los hay también del lado opositor que se dedican a medrar del arte de ejercer la política. Todos ellos han mejorado sus técnicas de uso o actuación y han convertido a Venezuela en una inmensa bachaquera.