Desde el conuco | La hora de la lucha organizada | Por: Toribio Azuaje

 

«Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo de la mano».
Eduardo Galeano
Si algo bueno tiene la presencia de los momentos de crisis económica, es que nos invita a buscar al semejante, al igual, a mirar al que está al lado, al compañero, al vecino. Las crisis suponen obstáculos que resultan difíciles de superar en solitario sin la práctica de la solidaridad y la conjunción de voluntades arrimando la brasa hacia el mismo rincón.
Esta situación de crisis brutal por la que atraviesa la patria, más allá de las causas que la motivan y los culpables que la provocan, despierta la necesidad de integrarnos y explorar nuevos esquemas productivos, nuevos métodos de lucha y novedosos modelos organizativos.
El poeta lo dejó en nuestras mentes «Solo el pueblo salva al pueblo», y nos convocó a atizar la llama de la lucha organizada y en yunta, sin diferencia política o religiosa, sin las divisiones estúpidas que nos han impuesto para mantenernos divididos, peleando entre nosotros mismos, mientras los poderosos y dueños del poder se mantienen perfectamente unidos para aprovecharse de nuestro trabajo, nuestro producto y nuestro sudor.
Hemos sido la escalera permanente para que otros suban los peldaños, eternamente nos han utilizado para consolidar propuestas económicas y políticas que lejos de favorecernos nos separan, nos dividen y nos mantienen viviendo en el mundo de las dificultades. Hoy nuestros campesinos y agricultores no tienen atención técnica, financiamiento y cada año deben regatear un precio justo para sus cosechas, al punto tal que muchos de nuestros hermanos campesinos han tenido que vender algunas maquinarias y equipos para poder sembrar en la cosecha venidera.
No existe una política agrícola de Estado, todos los rubros agrícolas enfrentan una realidad similar que los coloca al borde de la quiebra económica.
Estos son los tiempos de los movimientos sociales, de la organización, de la lucha creadora que nos una por siempre. Hay que zafarse de los inversionistas y de los que eternamente han vivido a expensas de nuestra desorganizacion.
Juntémonos y construyamos con todo el movimiento campesino una sola unidad integradora para el trabajo y para la lucha.
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