Desde el Conuco | LA EXPORTACIÓN DEL CAFÉ, UN SUCULENTO NEGOCIO PARA LOS EMPRESARIOS | Por: Toribio Azuaje

 

Qué hacer cuando no hay nada que hacer. Pareciera que el mundo en tantas vueltas que da se le comienzan a ver las abolladuras. No es por las vueltas, es por lo difícil y empedrado que resulta el camino.

Nuestro mundo es el café y de esta actividad dependen miles de familias venezolanas. Sin embargo en este país tan perfectamente desordenado no existe un censo serio que nos indique cuantos somos y cuantas hectáreas están sembradas de cafetos, esto ya dice mucho de una Corporación constituida para los poderosos y no para los campesinos. Ahora andan en un afán por conseguir nuestro café para llevarlo a exportación, pero con toda seguridad esta gente no está pensando en el beneficio que esto podría proporcionar a los campesinos productores, si no en las riquezas que le aportan a quienes se encargarán de esta actividad económica. Se han puesto a pensar cuántos campesinos del café están formando parte de la diáspora. En el caserío donde yo vivo conozco de familias enteras que comenzaron a construir una nueva vida en el país vecino. Si potenciamos e invertimos en el campo seguramente disminuirían las estadísticas.

No es malo exportar el café, lo malo es que como siempre seguiremos viendo a nuestros campesinos descalzos y a los empresarios y gobierneros estrenando calzado cada martes. Estas reuniones a las que eventualmente nos convocan sirven de trampas para atrapar incautos que ofertaremos nuestro producto para que otros se enriquezcan.

No es pesimismo, es realidad de vida vivida y sufrida en estos cafetales. Generación tras otra heredan una práctica agreste que tienen que vivir nuestros campesinos en la búsqueda inalcanzable de mejores condiciones de vida. Caminos intransitables para sacar nuestras cosechas, servicios públicos inexistentes en nuestros campos que se muestran cada vez mas abandonados mientras exhiben en programas de gobierno realidades virtuales que no reflejan la verdadera vida campesina. Somos el único país en el mundo donde no existe el financiamiento agrícola. Según el ministro esto constituye un secreto de estado. No existe un plan para proveer de insumos a nuestros campesinos, quienes finalmente terminamos en manos de los poderosos para poder conseguir una linguita de fertilizantes.

Es necesario elaborar un censo de cuantos realmente somos, con cuanta área cultivada o disponible contamos y desde allí poder diseñar una propuesta productiva que saque a nuestro campesinos del foso en que se encuentran. No nos dé pena, reconozcamos en que nivel estamos y comencemos desde ese escenario. El plan café no funcionó o mejor dicho lo abortaron. Cómo es que se pretende exportar nuestro grano si no potenciamos a quienes lo producen para que pueda obtener más y mejor calidad del café, si no los apoyamos y fortalecemos proporcionando el musculo necesario para poner a andar un plan de crecimiento que nos lleve a niveles competitivos en el mundo del mercado del café. Como ofrecer café si no lo producimos, de donde piensan sacar el grano. Pareciera que comenzaron a construir el edificio desde la platabanda y no por las bases que es lo lógico y correcto.

Con estas características económicas del momento se requiere de un plan de emergencia donde quien produce sea la base fundamental de la propuesta, un plan elaborado con los campesinos y no en pizarrones o en pantallas led, de este modo mejoraremos nuestro cafetales y apoyaremos al campesino para producir café para todos los gustos. A quién decirle estas cosas si no a los que tienen en sus manos la posibilidad de promover apoyos.

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