Por: Toribio Azuaje
El trabajo y la lucha llaman siempre a los mejores. (Séneca)
Miré el reloj y marcaba la una y veinte minutos de la tarde, apenas terminando de almorzar, en eso ví bajar a Omar Lozada «El Guepo», quien llevaba una mano envuelta en un trapo de color blanco, me respondió que se disponía a llegar hasta el centro médico para ser atendido de una herida que se había propinado en su mano izquierda cuando se encontraba limpiando el maíz que recién había sembrado. El machete se le había encajado en uno de sus dedos. Le recomendé ir hasta el hospital de Biscucuy y no al ambulatorio parroquial de Las Cruces. «Seguro mató a confianza»
Todos los riesgos se juntan cuando estamos en las labores campesinas, pareciera que nos han entregado todo un compendio de imprevistos junto a las tareas del día. No sé cómo hay quienes menosprecian nuestra actividad y no dan el justo valor a lo producido por las manos campesinas que viven entre riesgos de vida permanente.
Justamente, para la tarde de ese jueves habíamos acordado un encuentro, yo subiría hasta su casa cumpliendo una gustosa invitación para una conversa acerca de su nuevo proyecto de conuco. A la cuatro de la tarde cuando el sol se hacía menos intenso me dispuse a subir la cuesta hasta su casa. Una tres horas de conversa nos permitieron recorrer diversos escenarios. Me dijo, no fue mucho la herida, pero me inhabilita por unos días así que en cualquier momento podemos ir a trazar el invernadero artesanal que piensas construir en el conuco, ¡para eso estamos los amigos!
El suelo suelto y fértil ya ha comenzado a recibir las primeras matas de ocumo y plátano. El secreto está en el hoyado, hay que dispensarle a la planta de suficiente espacio para que holgadamente permita el crecimiento a la raíz. Buena materia orgánica y suficiente proporción de minerales. Si regeneramos el suelo y permitimos la recuperación de su biodinámica natural, aumenta su fertilidad y las plantas retoman su propio mecanismo de auto defensa para enfrentar la acción de las enfermedades y las plagas, de ese modo el suministro de abonos pasa a un segundo plano. Aquí entran en acción las tres emes que Carmen Beatriz nos insta cada día, Microorganismos eficientes, Materia orgánica, Minerales. No hay que olvidar la importancia del uso de la harina o polvo de roca.
No se hizo esperar una humeante taza de café endulzada con panela, lo que le proporciona un sabor especial, además de ser menos abrasiva por ser un producto no refinado. Todos los alimentos refinados son nocivos y tienen efectos secundarios a la salud de nuestro cuerpo.
De aquí nadie se va sin comer, me recordó Guepo, ¡dónde come uno comen dos!.
Antes de despedirme fuí invitado a sentarme a la mesa a degustar un plato de pasta con sardina que es una de las exquisiteces en estos montes. No creo que estos dirigentes nacionales o ministros, que dicen y creen representar al pueblo sepan lo que es comer un asopado de pasta con sardina, una manera de rendir la propuesta culinaria para que alcance entre los comensales que siempre suelen ser muy numerosos. Estos zopencos dicen representar al pueblo pero les aterra vivir como ellos.
Los cambures verdes sanconchados, aún humeantes le daban a la mesa un toque de calor singular que dibuja la riqueza espiritual que se recoge en cada sencillo acto de compartir el fruto del trabajo que la tierra nos da a todos. El dulzor del guaje y el ocumo acompañado del café recién colado son un matrimonio perfecto en el menú. El ritual de la mesa campesina constituye una dinámica permanente para la interacción y el intercambio de saberes ancestrales de la vida del campo.
Mientras disfrutábamos la cena, los cuentos se entrecruzan para enriquecer estos encuentros que nutren de experiencias aquellos momentos en que se entrega todo el afecto que nuestra cultura campesina nos regala. Son mágicos momentos que hacen menos pesada la carga de la lucha contra la adversidad. El compadre, el amigo, el compartir, el conversar en grupos son tradiciones que en nuestros campos permiten entregar nuestras vivencias entre el abrazo solidario con nuestros compañeros de luchas y labores.