Desde el conuco | En la caficultura la lucha sigue | Por: Toribio Azuaje

 

Por: Toribio Azuaje

«El éxito no se logra sólo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización». (J.P. Sergent)

 

* Continuidad en la lucha:

La lucha sigue, es permanente y cada día se dinamiza más. Los burgueses y sus aliados desde los centros de poder crean mil maneras de arrebatarnos el fruto de nuestro trabajo. El campesino se dedica cada día a cultivar y proporcionarle los cuidados a sus matas de café, mientras aquellos aguardan sigilosamente hasta conseguir apoderarse de nuestra cosecha. Nos mantenemos atrapados en esa espiral que se traga año a año nuestro esfuerzo.

Hemos señalado en otras oportunidades que nuestra lucha, no podemos reducirla a los precios del café. En ello se les fue la vida a nuestros abuelos y a nuestros padres, sin llegar a ver resultados duraderos en sus esfuerzos, mientas tanto los agronegociantes son quienes se lucran de nuestro sudor. Sin embargo está es una realidad que no podemos dejar de lado y hay que abordarla.

 

* Nace la comisión de alto nivel del rubro café:

Está vez es de reconocer la tarea que han tenido que librar desde ese escenario, los representantes de los caficultores en la novel comisión técnica de alto nivel del rubro café, quienes lograron la modificación de la gaceta, que era uno de los reclamos generalizados, y además se logra un acuerdo mínimo en las operaciones de compra de nuestra cosecha. Seguramente no son los mejores acuerdos pero constituyen un avance en esta lucha permanente por un trato justo y digno a nuestro producto vegetal. Ahora corresponde garantizar el cumplimiento de la norma y lograr que se respeten los acuerdos para que se desarrollen de la mejor manera las operaciones de mercadeo que deben darse entre productores y la agroindustria. Es lógico que se produzcan dudas, porque cada año los caficultores hemos sido sometidos a los rigores de un tratamiento desleal e injusto a la hora de colocar nuestra cosecha. Además, las instancias de gobierno involucradas como el ministerio de agricultura y la CVC se exhiben mucho más cerca de la agroindustria, que del lado de los caficultores, la desconfianza es sobradamente razonable.

 

* Qué hacer ahora:

Es necesario avanzar hacia la construcción de una plataforma para comercialización del café en el mercado nacional e internacional, para ello debemos organizar y darle vida jurídica a UNACAFEV, incorporando a todos los caficultores y movimientos cafetaleros ya existentes, a quienes desde ya convocamos. Esta es una sola lucha, desde allí debemos construir un gran movimiento social  que diseñe una política cafetalera real, donde el sector primario de esta actividad agrícola constituya el eje del fortalecimiento de la industria cafetalera nacional. La sensibilización, capacitación y la investigación, son tres herramientas fundamentales en esta lucha.

Hemos propuesto para los municipios cafetaleros, la creación de laboratorios de certificación de nuestro café, tantos como sean necesarios, donde el caficultor pueda llevar sus muestras y se valore técnicamente el grano que llevará al mercado, de esta manera los centros de compra no nos atropellen de la manera que lo hacen hasta ahora. Al respecto, se conoce que a través de la FAO se aprobaron a la CVC recursos  financieros para la consolidación de este proyecto que fue nuestra propuesta en asamblea de caficultores realizada Campo Elías, Estado Trujillo.

Proponemos además, flexibilizar y facilitar la posibilidad del ingreso al sistema de exportación de café, creando en cada municipio cafetalero oficinas técnicas profesionales de recepción del grano para la exportación, en las que debe estar la representación de los caficultores. A propósito del anuncio del convenio de exportación firmado entre la República Bolivariana de Venezuela y la Republica Popular China, debe flexibilizarse y facilitar la posibilidad de que el caficultor pueda exportar directamente su producto, no sea que como siempre, salgamos trasquilados. Esto requiere por supuesto de nuestra organización como gremio y como estructura comercializadora.

Si hacemos un paneo general, en cada municipio contamos con una infraestructura mínima para el procesamiento del café, pequeñas y medianas torrefactoras públicas o privadas que pueden conformar un soporte para organizar un gran proyecto de procesamiento directo de nuestro café, solo falta la asociatividad y la voluntad creadora para desarrollarlo. No está lejos salir del atolladero en que nos encontramos, si lo hacemos de manera organizada y menos egoísta.

Son innumerables los temas y proyectos que podemos abordar para diseñar una verdadera política cafetalera, la cual será una  construcción colectiva que debe estar soportada fundamentalmente en la fortaleza organizativa de un gran movimiento cafetalero nacional en el cual podamos incorporarnos todos.

 

 

 

 

 

 

 

 

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