Desde el conuco | En el conuco las soledades se acompañan de alegrías | Por: Toribio Azuaje

 

«Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo mejor» (Albert Einstein)

Unos ratos de descanso obligado por avatares del cuerpo magullado del tiempo, me llevó a guardar un reposo obligado, fueron unos días sin visitar el conuco con quien comparto vida, sueños, pensares y también mis pesares. Allí, en ese ambiente natural entre el bosque de cafetales y frutales, se cumplen las tareas habituales de siembra, mantenimiento y de cosecha. Con frecuencia, sentado bajo la pata de un mijao o de un samán, me pongo a conversar con mi conciencia, a escribir enseñanzas que cada día me otorga el bosque con su naturaleza viva y libre. Se asoman muchos pensamientos que se reencuentran con la brisa que se agita en la copa de los árboles abrazando la totalidad de los espacios en que se desarrolla toda una vida creadora de frutos y de sueños.

El verano azota y agota las plantas menos favorecidas, el piso es una alfombra de hojas secas que caen y luego se convierten en alimento de las plantas. Pero la materia orgánica no es nada sin la acción de los microorganismos que habitan en el suelo, así como no es nada la patria sin su gente. Los microorganismos realizan las labores de transformación de la materia orgánica y minerales del suelo, dándole la solubilidad requerida para que las plantas satisfagan su apetito de nutrientes que luego es transformado en energía contenida en los frutos que nos otorgan cosecha tras cosecha

Cada cierto tiempo ocurren imprevistos que retardan el proceso de trabajo, por eso la participación solidaria del núcleo familiar es vital en las actividades de la agricultura. Trabajar solo, es difícil, que se lo digo yo, que batallo día a día en solitario, me ando tan solo acompañado de las matas y las aves que retosan libremente entre los cafetales. Este pequeño espacio se torna a veces grande para cumplir con todas las tareas. Las labores del campo son duras, recias, agotadoras e interminables, siempre hay algo que hacer, en el campo no hay tiempo para la pereza. mejor dicho, no hay tiempo para perder el tiempo. «Mucho hay que hacer en América». Es mucho lo que falta, son muchas las tareas en esta sociedad donde el egoísmo humano se apodera de todo.

Se entristece el conuco ante la ausencia del conuquero, se entristece el campesino cuando siente la lejanía de su conuco. Es una simbiosis de sentimientos que se entrecruzan y que nutren la vida de ambos sujetos de la historia que conforma la vida en estos espacios de quienes entregan con pasión todo su ser a la naturaleza expresada en un pedazo de la tierra que se convierte en una parte indisoluble de su ser.

Si la agricultura es la proveedora de todo lo que necesitamos en la vida, cómo es que los gobernantes no lo entienden. Por Dios naturaleza, díganme ustedes cuál sociedad puede sobrevivir sin el campo, sin sus campesinos y sus agricultores. Si muere la agricultura muere la patria.

 

 

 

 

 

 

 

.

Salir de la versión móvil