Dedicado a la Agroecóloga Carmen Beatriz D’santiago, quien con suma pasión pone todo su empeño a la investigación y la enseñanza de una agricultura sana.
Según las leyes naturales todo lo que está vivo puede morir. Entonces, si partimos de la premisa que el suelo es un organismo vivo, como tal puede fenecer. En una cucharada de suelo hay más de 10.000 millones de seres vivos, cuando aplicamos al suelo venenos y fertilizantes sintéticos a base de sales vamos destruyendo y matando toda la vida existente en ese espacio vital.
La agricultura moderna a la que le impusieron las normas de unas prácticas profundamente agresivas, que se derivan de la llamada «Revolución Verde» implantada después de la Segunda Guerra Mundial ha provocado a lo largo de los años profundos deterioros del suelo y del mundo natural en su conjunto. El exagerado uso de fertilizantes sintéticos y de venenos de alta toxicidad utilizados para el control de plagas, enfermedades o las mal llamadas malezas en los cultivos, ha degenerando en suelos muertos que cada año requieren mayor cantidad de fertilizantes lo que nos hace esclavos de las grandes empresas transnacionales que elaboran estos insumos.
Los paquetes tecnológicos impuestos por transnacionales como Monsanto, Cargill o la Dupont, no son más que trampas perfectamente construidas para obligarnos a consumir productos elaborados con el fin de esclavizarnos en la más vil de las dictaduras existentes, la que nos niegan el alimento y la semilla. Quien maneja lo verde maneja el poder y así actúan ellos a sus anchas con la protección de gobiernos cómplices y mediocres.
La regeneración de los suelos es imperante si queremos emprender un plan serio de producción agroecológica, por ello Carmen Beatriz no descansa en proponernos el uso adecuado y sistemático de las tres M (materia orgánica, microorganismos y minerales). El suelo tiene todo lo que las plantas requieren para su producción solo debemos ayudar a ponerlos en forma soluble y aprovechable por la planta, aquí entran en acción los microorganismos eficientes o microorganismos de montaña que en presencia de materia orgánica y minerales conforma la tríada de elementos requeridos para agricultura constituyendo los tres elementos requeridos en un buen plan de regeneración de suelos.
Los microorganismos los podemos tomar del bosque, la materia orgánica de los restos vegetales y las escretas animales, por su parte los minerales los conseguimos en la harina o polvo de rocas que se logra después de triturada y molida diversos tipos de rocas que encontramos a granel en cualquier predio. Son diversos los métodos para la elaboración de abonos orgánicos y bioinsumos necesarios para el control de plagas y enfermedades de los cultivos. El desconocimiento nos hace presa fácil de imperios y tiranos que se esconden tras la difusión de un modelo de agricultura que nos convierte en enemigo de nuestra propia existencia.
Hagamos nuestra la práctica de una agricultura ecológica y sana, de ese modo estaremos dando nuestro modesto aporte a la preservación de la vida en el planeta.
.