Hay un planta parásita que en esta parte del país la llamamos «pajarito», recibe este nombre al parecer por ser una semilla que transportan las aves en su estómago y que luego la esparcen en el bosque, la mierda de los pájaros contiene la semilla que nace y crece en las ramas de los árboles, allí se alimenta de su savia, crece y se desarrolla hasta el punto de provocar daños irreversibles en los árboles de guamo, samán, bucare o cualquier otro árbol de sombra. El «pajarito» provoca el desplome de las ramas que al secarse se desprenden en caída libre cayendo sobre las plantas de cafeto y provocando estragos en nuestras plantaciones. La guacharacas seguramente son las responsables de este asunto pues he notado que el incremento de la población de guacharacas parece estar relacionado con el incremento de esta planta parásita en nuestros cafetales. Eso me lo comentó un campesino con el que me topé en uno de esos viajes que frecuentamos hacer en el bus que nos lleva hasta el pueblo. Parece que las guacharacas comen de esa planta y entonces esparcen su mierdita infestada de esporas o semillas que crecen en las ramas más altas.
El «pajarito» abraza las ramas del árbol hasta estrangularla, ésta se seca y cae convertida en un «muñuño» de una especie de bejuco que se resiste a ser cortado por los filosos machetes que usamos en el campo. Si dejas que este bejuco seque vas a tener problemas para deshacerte de él, es obligante picarlo fresquecito al caer. Pero la única manera de liberar al árbol de la acción del «pajarito» es arrancarlo de las ramas antes que se haga frondoso, fuerte e indestructible.
En el camino que me conduce a la cabaña construida en el centro del cafetal nos topamos con un frondoso árbol de limón que cada año nos regala una abundante cosecha, ayer le noté en varias de sus ramas un ataque del susodicho «pajarito», debo limpiarlo cuánto antes o en pocos meses se extenderá por todo el limonero y al poco tiempo se lo traga. Esta practica es imposible hacerla en los árboles grandes por lo que estos resultan ser presa fácil para esta plaga llamada «pajarito». Mientras más alto y grande es el árbol infestado menor es la posibilidad de limpiarlo y liberarlo de un desplome seguro de sus ramas podridas por la acción de estas parásitas que se adhieren con tal destreza a cualquier rama por alta y fuerte que parezca.
Hay mucha similitud entre la acción del «pajarito» en nuestro árboles de sombra y la de intrusos oportunistas que se adhieren con extrema facilidad a las instancias de poder y de gobierno provocando daños irreversibles al Estado. Solemos ver a Ministerios e institutos plagados de parásitos que chupan su savia hasta secarlos y amenazarlos con un desplome inevitable. Ya no hay quien pode el «pajarito» que cunde el bosque institucional de un Estado país tan «grandotote» que hace imposible la tarea de limpiarlo. Pasan debajo de la arboleda del Estado y se muestran indiferentes ante el crecimiento de intrusos que plagan nuestro bosque institucional amenazándolo de muerte.
Muchas ramas ya lucen a punto de venirse «palo abajo», ojalá no provoquen tanto daño en nuestra plantación que es Venezuela.
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