Por: Toribio Azuaje
“El que lucha contra nosotros nos refuerza los nervios y perfecciona nuestra habilidad”. Edmund Burke
Al momento en que escribo este artículo, centenares de caficultores de varias regiones del país se preparan para una nueva jornada de protesta en la capital venezolana; Caracas sentirá de nuevo las pisadas de los campesinos quienes cansados de tantas injusticias acumuladas en tantos años deben alzar su voz en defensa de lo suyo. Esto pareciera un cuento de nunca acabar, pareciera que estamos condenados a sufrir los injustos tratos por parte de los centros de poder a la hora de desarrollar la loable labor de producir el sustento de la patria y de nuestras familias. Todos los caficultores del país han sido convocados en momentos en que vemos desvanecerse nuestra cosecha en manos de una agroindustria voraz que desangra los campos venezolanos y lleva a la quiebra a nuestros caficultores. Será está una nueva jornada de expresión cívica y combativa por un precio justo a la cosecha de café.
Cada año es la misma tragedia, esto es cierto, sin embargo no podemos dejar que nos sigan atropellando de manera tan ruin. Miércoles 15 de noviembre del 2023, a un año justamente de la marcha de los sombreros realizada en noviembre el 2022, y sin embargo la situación de agrava cada día.
Hemos intentado distintas modalidades de mediación y lucha para avanzar en una salida digna. Se ha constituido la mesa técnica de alto nivel del rubro café donde se suponía se irían resolviendo estos asuntos del tema de la venta de la cosecha de este año que ya casi termina. Sin embargo, la situación tiende a agudizarse. Son Miles los obstáculos que la agroindustria coloca a la hora de recibir nuestro café y el gobierno no termina de enseriar este asunto. Se han discutido y aprobados acuerdos pero a la luz de la realidad la agroindustria no cumple los acuerdos y no hay manera que el gobierno logre que estos señores del dinero cumplan la palabra empeñada.
El repetitivo cuento ya lo sabemos, otros son los que se enriquecen con nuestro trabajo y nuestra producción, mientras el campesino sigue en la inopia, además de soportar de una crisis atroz que surca el país entero y agudiza nuestros tormentos.
A estas alturas no deberíamos estar en esta injusta situación, mejor deberíamos estar en nuestras labores campesinas diarias inherentes a la actividad cafetalera. La tarea que debe ocupar al gobierno no es impedir la protesta, sino eliminar las causas que la producen, que no es otra que una injusta relación entre los sectores que integran la cadena productiva del café, en la cual el caficultor lleva la peor parte.
No es tiempo de paños calientes, son momentos de grande decisiones. La emergencia en la caficultura nacional debe ser declarada y asumir los roles respectivos de cada sector involucrado a fin de lograr el normal desarrollo de está actividad sin los sobresaltos provocados por la ausencia de una clara y justa política cafetalera nacional.