Por: Héctor Díaz
A medida que pasan los días rumbo al 10 de enero, observamos nuevos escenarios de la dinámica, no solamente en el país, también en los escenarios internacionales y más aún, con la llegada del nuevo presidente de Estados Unidos Donald Trump; es un gran reto que nos espera a los venezolanos, cuyo antecedente radica en el pasado proceso electoral del 28 de julio y donde las cosas no están muy claras desde el punto de vista de la legitimidad de los hechos ocurridos.
El gobierno se encuentra entrampado bajo su propio discurso, y las prácticas que han generado bajo la lupa de la represión constitucional y policial, han pisado la raya amarilla en materia de la libertad de expresión y de tratar de silenciar lo que es un secreto a viva voz. Generar matriz de opinión para tratar de pasar la página y crear un Alzheimer electoral, con diferencias numéricas abismales, imposible en un país, donde todos los ojos del mundo han estado enfocados. El gobierno se auto goleo con una táctica muy equivocada, se fueron de las primeras al sentir la soga en el cuello y ellos mismos empezaron apretar el nudo en medio de la desesperación. No sé habían acostumbrado a la derrota, la veían muy lejos y minimizaron aquella célebre expresión del venezolano: “te esperamos en la bajadita” y dicho y hecho, se presentó el día del pase de factura.
No es fácil para un partido como el Psuv aceptar una derrota tan aplastante, luego de haber sido un sentimiento nacional y con un líder a la cabeza que logró aglutinar la esperanza espiritual de un pueblo, para luego convertirse en lo más detestable en el manejo de las finanzas públicas, y en la violación de los derechos humanos; es justamente allí, donde se visualizan los nuevos cambios que ya entraron al espacio-tiempo de las nuevas realidades del campo político y medida que transcurren las horas para el diez de enero mayor claridad vemos en el horizonte, ya es inevitable el desplazamiento de un modelo político que imperó en el país durante veinticinco años, llegó como una esperanza y terminó como una desgracia para el país y sus habitantes.
El desplazamiento de este modelo permitirá el surgimiento de otras fuerzas de expresión política, pero también surgirán, nuevos modelos en el ámbito de la expresión de la sociedad civil, sindical, económico, cultural, educativo, científico y sociológico; será un renacer de un país que vivió sumergido bajo la bota y el encantamiento de un discurso de delincuentes que jamás se preocuparon por el país, la única direccionalidad era el saqueo, la corrupción, el atropello y la violación sistemática de los derechos humanos; simplemente, utilizaron el poder como fuente de enriquecimiento y de quererse perpetuarse a costa del sufrimiento de toda una población que derramaba lágrimas de angustia y donde hasta sus esperanzas fue despojada.
La muerte del general Juan Vicente Gómez, la caída de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez y el desplazamiento del bipartidismo fueron etapas que marcaron el rumbo de un país y dieron paso a las nuevas realidades, allí que el 28 de julio 2024 se marca como la entrada triunfal al siglo XXI dejando atrás el último reducto del partido único en el poder, ya no es izquierda o derecha, ambas ideologías han desaparecido para darle paso al modelo tecnológico y financiero como pensamiento de desarrollo y un elemento nuevo, que se anexa, el modelo cuántico como nueva visión de ver al mundo en el espacio-tiempo; esas serán las nuevas realidades humanas, los nuevos retos que enfrentaremos los venezolanos en el devenir del pleno desarrollo del siglo XXI y para eso, tenemos que prepararnos con la nueva dialéctica del salto cuántico.
*Exconcejal
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