Parte VIII
El primero de diciembre de 1968 llega el Dr. Rafael Caldera a la presidencia de la República con un 1 millón 82 mil novecientos cuarenta y un votos, con una diferencia de 30 mil votos sobre el candidato de Acción Democrática, Dr. Gonzalo Barrios, quien obtiene 1 millón 51 mil ochocientos setenta; de tercero Miguel Ángel Burelli Rivas con 829.397 votos y la división encabezada por el Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa del MEP obtenía 719.733 para un cuarto lugar. Mientras que la composición electoral para los cuerpos legislativos (Concejos Municipales, Asambleas Legislativas y el Congreso Nacional) quedaba con una composición de despolarización total, es decir, nadie era mayoría como partido político y la hegemonía de AD llegaba a su punto final: Acción Democrática se mantenía en el primer lugar con 939.759 votos, 19 senadores y 66 diputados; COPEI con 883.814 votos, 16 senadores y 59 diputados; el MEP con 475.909, 5 senadores y 26 diputados; Cruzada Cívica Nacionalista con 400.093 votos, 4 senadores y 21 diputados; URD con 339.799 votos, 3 senadores y 18 diputados; FDP con 194.739, 2 senadores y 9 diputados; UPA con 103.368 para un senador y 5 diputados; FND con 96.027 para un senador y 5 diputados; el PRIN cuatro diputados; PS un diputado y el MAN un diputado.
Esta nueva composición política del país era el reflejo más evidente del rechazo del pueblo para aquel partido único en el poder como era Acción Democrática, aunado a un fenómeno electoral como era la elección como senador de la República del dictador Marcos Pérez Jiménez, quien había salido electo con la más alta votación de su partido Cruzada Cívica Nacionalista, y justamente en Caracas con 400 mil votos. Eso, obligó a la Corte Suprema de Justicia en anular la elección del militar dictador. Otro elemento que se dio en ese proceso electoral fue el reconteo de votos, ya que la diferencia era de 30 mil y un sector de AD quería desconocer el triunfo de Caldera, de allí que el acto de juramentación se da casi cuatro meses después, el 11 de marzo de 1969. Este tiempo de ciento veinte días para la entrega del poder permitió que Acción Democrática blindara algunos aspectos de gobernabilidad desde el poder legislativo y obligar al nuevo gobierno de tendencia social-cristiana, ya que la dirigencia de AD no le tenía confianza por su cercanía al viejo militarismo desde la etapa de Medina Angarita, incluyendo a los viejos cuadros políticos del perezjimenismo, quienes ya operaban internamente en COPEI y muy especialmente, el caso de los Estados andinos. Al principio el gobierno de Caldera descartó cualquier pacto con AD pues se había configurado un nuevo cuadro político en el país conformado por cuatro polos importantes: uno encabezado por el Dr. Rafael Caldera, apoyado por COPEI; el Grupo Desarrollista de Pedro Tinoco y un sector independiente; otro polo encabezado por el Frente de la Victoria que incluía al FND del Dr. Arturo Uslar Pietri; Jóvito Villalba con URD; Wolfgang Larrazábal y Jorge Dager del FDP, así como otros sectores progresistas bajo la tutela del Dr. Miguel Ángel Burelli Rivas y los otros dos polos corresponden a la división de AD encabezada por el Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa del MEP y la última liderada por el Dr. Gonzalo Barrios de AD y su dirección betancurista.
Esta nueva composición política del país permitía a la nueva estructura de gobierno acabar con una hegemonía tal y como lo representaba AD, significaba que el nuevo pacto era entre COPEI, URD, FDP y el MEP y dejaba por fuera al enemigo histórico de Caldera, que era como especie de un matrimonio obligado. Rómulo Betancourt, como zorro viejo de la política, ya estaba diseñando su estrategia para generar un pacto de gobernabilidad, pero había que mostrar los dientes primeros para obligar a COPEI a sentarse ya que se estaba “engolosinando”. La propia expresión de Caldera al asumir la presidencia <Voy a gobernar con los copeyanos y los independientes> era la más clara demostración que con los adecos no quería nada y quedó evidenciado cuando se instala el Congreso Nacional y se estableció un Pacto Institucional, donde el partido de gobierno asumió la presidencia del senado y los partidos que emergieron en oposición AD asumieron la junta directiva del parlamento y al partido FDP le asignaron la presidencia de la Cámara de Diputados y las vicepresidencias fueron repartidas entre los demás. La estrategia de Caldera era convertirse en un líder aglutinador desde los sectores de la derecha hasta los sectores de la izquierda más radical e incluyendo los que estaban en la lucha armada, recordemos que la candidatura del maestro Prieto Figueroa fue apoyada por el Partido Revolucionario de Integración Nacionalista (PRIN) donde se agrupaban los antiguos disidentes del Grupo ARS de AD, así como los exmiristas (Domingo Alberto Rangel) y exuredista de izquierda (José Vicente Rangel), igualmente la candidatura de Prieto recibió el apoyo discreto del Partido Comunista de Venezuela (PCV), quienes participaron con el nombre de Unión Para Avanzar (UPA) pero con el tradicional gallo rojo en la tarjeta y fue una estrategia bien montada para no vincular al maestro Prieto con los comunistas y no fuese atacado por los sectores de la derecha o los “amos del valle”.
Esta luna de miel de Caldera con los sectores de la izquierda radical duró pocos días, ya que en mayo de 1969 al conmemorarse el aniversario del Mayo Francés, se generaron grandes disturbios estudiantiles en el país y en la Universidad Central de Venezuela ocurrieron enfrentamientos entre la Juventud Revolucionaria Copeyana y la juventud de la izquierda del MIR y el PCV y el 22 de mayo de 1969 es herido de bala Alexis Adam, presidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU) y acusaron al gobierno de Caldera de estar enviando bandas armadas a las universidades. Frente a las situaciones planteadas con la izquierda, el gobierno de Caldera da un giro de ciento ochenta grados y propone una pacificación a los grupos alzados en armas e indultando a importantes jefes guerrilleros como: Capitán Pedro Medina Silva, jefe de la FALN, Pompeyo Márquez, Teodoro Petkoff, Américo Martín, Eloy Torres, Simón Sáez Mérida, entre otros. Fue un triunfo político para Rafael Caldera, ya que esos grupos insurgentes eran producto de la división de AD y del propio Partido Comunista de Venezuela, lo cual iba a generar en el país nuevos debates políticos y los eternos enemigos de Acción Democrática ahora participarían en iguales condiciones del voto tras la búsqueda del poder.
A finales de 1969 se abre un debate en el Congreso Nacional para crear el Consejo de la Judicatura, era una de las ramas que había presentado el mayor cúmulo de problemas y de denuncias, ya que la administración de justicia había sido ocupada por militantes de Acción Democrática, COPEI y URD y en el Congreso, se discutió y se aprobó la ley que creaba el Consejo de la Judicatura, lo cual aprovechó el partido Acción Democrática para hacer una jugada política y sentar las bases de un pacto verdiblanco o lo que llamaban la “guanábana”, agarraba Betancourt el toro por los cachos en cuya jugada, fuera de la aprobación de la ley de este Consejo de la Judicatura por la vía de la Corte Suprema de Justicia ya que el Presidente Caldera en dos oportunidades se negó en colocarle el respectivo “Ejecútese”. Los conflictos entre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo obligó a COPEI a revisar el problema de gobernabilidad, el Presidente Caldera había comenzado su periodo negando toda posibilidad de pacto o coalición con AD, llegando a muchos extremos de querer acabar con Acción Democrática. En ese año AD recrudeció la oposición, por consiguiente, Caldera también quería crear su propia oposición a imagen y semejanza y no perdía oportunidad alguna para demostrarlo. Es a partir del primero de enero de 1970 cuando se instalaban los Concejos Municipales de todo el país y allí quedó evidenciado el acuerdo de las fracciones de COPEI y AD cuando fueron ocupados los más importantes cargos de las Cámaras Municipales, entre ellos, el Presidente del Concejo Municipal, Síndico Procurador, Secretario y de Administrador Municipal; pero el pacto llegó hasta las directivas de las Cámaras Legislativas regionales, que se instalaron en marzo de 1970 con el predominio del pacto adeco-copeyano. De esta forma AD recupera los espacios políticos y desplaza los viejos pactos que se habían hecho con la llegada al poder de Rafael Caldera a la presidencia.
En 1970 entraba al país una nueva hegemonía del bipartidismo y la polarización entre AD-COPEI se visualizaba nuevamente como elemento de alternancia y florecía el Pacto de Punto Fijo. Empezaba el juego del cuadro cerrado para no permitir que otras organizaciones asaltaran el poder por la vía del voto y comienza un reacomodo político-partidista del país con incidencias en todas las organizaciones.
Continúa.