Parte IX
La pacificación de la guerrilla en Venezuela en el gobierno del Dr. Rafael Caldera generó un gran debate ideológico en el seno del Partido Comunista. Teodoro Petkoff, un estudioso del marxismo y de la evolución histórica de la Europa del Este, escribió un ensayo sobre los fenómenos de la izquierda a raíz del Mayo Francés, entre ellos, uno que lo tituló Checoslovaquia: El socialismo como problema. Allí se fijaba posición de una manera crítica al gobierno soviético, principalmente, con el cercenamiento a la libertad de pensamiento de los ciudadanos. Otro libro del mismo autor, Teodoro Petkoff, titulado: ¿Socialismo para Venezuela? Eran las bases para un proyecto político de un socialismo democrático que luego se convertiría en las bases programáticas del partido Movimiento Al Socialismo (MAS) y la dirección nacional del PCV los consideró una inconsecuencia con su concepción política marxista; recordemos que esta organización desde su fundación era un simple satélite de las directrices del buró político soviético.
Las precandidaturas presidenciales se empiezan a mover a mediados de 1971 con miras a las elecciones de 1973, por un lado. el partido de gobierno Socialcristiano Copei realiza su Convención Nacional en agosto de 1971 para renovar sus autoridades internas, compitiendo por la Secretaría General Arístides Beaujón, quien ya era el secretario general y aspiraba la reelección, Pedro Pablo Aguilar, quien era el jefe de la fracción parlamentaria y Abdón Vivas Terán, antiguo secretario general de la juventud copeyana y quien había sido destituido por el Dr. Rafael Caldera para imponer en su lugar a Oswaldo Álvarez Paz. En esa convención se impuso el trujillano Pedro Pablo Aguilar con el apoyo de Caldera, Luis Herrera Campins y Abdón Vivas en una segunda vuelta y en la disputa a la candidatura presidencial en la Convención de 1972 fue escogido el Dr. Lorenzo Fernández.
Mientras que el principal partido de la oposición, Acción Democrática, se debatía entre Carlos Andrés Pérez y su fundador Rómulo Betancourt, también surgió la precandidatura de Reinaldo Leandro Mora y nuevamente la de Gonzalo Barrios. Carlos Andrés Pérez al final tuvo el apoyo de Rómulo Betancourt y quien había sido su secretario privado y Ministro de Relaciones Interiores. En la Convención Nacional de AD del 18 de agosto de 1972, Carlos Andrés Pérez fue electo por abrumadora mayoría y con el apoyo de todos los buró.
Mientras que los partidos políticos de la tercera opción representados por el MEP, URD, COPEI se debatían entre las candidaturas del Dr. Jóvito Villalba, Jesús Ángel Paz Galarraga y Gustavo Machado y una cuarta opción que había surgido de la división del PCV ya legalizado como partido político el 19 de enero de 1971 y entre sus integrantes estaban antiguos dirigentes comunistas, entre ellos: Pompeyo Márquez, Teodoro Petkoff, Eloy Torres, Argelia Laya, Freddy Muñoz, Carlos Arturo Pardo, Tirso Pinto, entre otros.
Un Congreso Unitario definiría la candidatura de la tercera opción imponiendo el MEP la candidatura de Paz Galarraga y URD no aceptó el acuerdo, rompiendo el pacto y oficializó su propia candidatura, del Dr. Villalba, el primero de abril de 1973; mientras que el MEP y la alianza denominada la Nueva Fuerza, mantenía la candidatura del Dr. Paz Galarraga. A la par, el MAS definía su candidatura independiente con el Dr. José Vicente Rangel, lo que significaba que la izquierda se presentaba dividida en dos grandes grupos y eso alejaba la posibilidad de triunfo.
La otra candidatura presidencial que surgió fue la del General Marcos Pérez Jiménez con la Cruzada Cívica Nacionalista, eso obligó hábilmente, a las fracciones de AD-Copei a un proyecto de enmienda constitucional, cuya finalidad era cerrarle paso a la candidatura presidencial del general militar y dictador, y el 14 de junio de 1972 el Consejo Supremo Electoral rechazó la candidatura de Cruzada Cívica Nacionalista. A lo largo de dos años de campaña electoral se celebran las elecciones el nueve de diciembre de 1973 dando el triunfo, por abrumadora mayoría, al candidato de Acción Democrática Carlos Andrés Pérez, quien obtuvo 2 millones 122 mil 427 votos; Lorenzo Fernández 1 millón 596 mil 929 votos; Paz Galarraga 221 mil 864 votos; José Vicente Rangel 183 mil 513 votos; Jóvito Villalba 132 mil 829 votos; Miguel Ángel Burelli Rivas 33 mil 181 votos; Pedro Tinoco 25 mil 736 votos. La polarización se había convertido nuevamente en un fenómeno electoral y afianzaba la hegemonía del bipartidismo de AD-Copei en el poder y en el escenario político nacional.
AD no solamente retoma el poder, sino que se fortalece como partido político, a tal punto, que la dirigencia que se había ido con el MEP y el MIR regresaban a su viejo partido, el caso de la dirigencia sindical y profesionales y técnicos de la izquierda entre ellos Gumersindo Rodríguez. El dos de febrero de 1974 toma posesión Carlos Andrés Pérez emitiendo en los primeros sesenta días más de sesenta decretos sobre los cambios económicos, la reforma administrativa y los Institutos Autónomos; el 29 de abril de 1974 solicita al Congreso Nacional Poderes Extraordinarios en materia económica y financiera y luego de un largo debate parlamentario el Congreso aprueba, con la mayoría de AD, URD y el MAS otorgarle los poderes extraordinarios con la oposición de los votos de Copei, MEP y el PCV ya que no se justificaba un endeudamiento público cuando los precios del petróleo subieron un trescientos por ciento y el país entraba en un vorágine económico de petrodólares, excesivo gasto público y privado.
El 27 de diciembre de 1974, el Congreso Nacional con los votos de AD y Cruzada Cívica Nacionalista aprobaron las Actas Convenios donde la nación tenía el pleno dominio de las instalaciones de la industria del hierro, que antes eran de las trasnacionales Orinoco Mining y Bethlehem Steel; el 11 de marzo de 1975 se introduce una ley en el Congreso Nacional para la Nacionalización de la Industria Petrolera sobre todo el Artículo 5 de la Ley de Hidrocarburos y allí se genera un enfrentamiento entre Juan Pablo Pérez Alfonso, quien había sido el diseñador de las políticas petroleras del gobierno de Rómulo Betancourt e impulsor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), llegando a escribir un libro que lo tituló: “Hundiéndonos en el Excremento del Diablo” y el 29 de agosto de 1975, el presidente Pérez le colocó el ejecútese a la Ley que reserva al Estado la industria y comercio de los hidrocarburos y decretando la Nacionalización Petrolera el primero de enero de 1976 en el Cerro La Estrella de Mene Grande, Estado Zulia.
El gobierno de Carlos Andrés Pérez le garantizó al país una gran estabilidad social y económica, todos los conflictos se resolvían a “realazo limpio”, el clientelismo político-partidista y el populismo se impuso como una moda capaz de repartir riqueza a diestra y siniestra, así como engordaba el Estado, también engordaba la voraz corrupción administrativa, el espejismo económico era de tal magnitud, que surgió aquella célebre expresión popular “Ta’ barato, dame dos”. A todo esto se le agregaba la impunidad jurídica reinante en el país, surgieron las famosas “tribus de David”, grupos de mafias en los tribunales y en los altos tribunales de la república y donde sus bufetes privados se convertían en los ejecutores de sentencias y la muerte del penalista trujillano Ramón Carmona Vásquez, acribillado a balazos en la Avenida Andrés Bello de Caracas, el 28 de julio de 1978, quien también fue asesor jurídico del animador de televisión Renny Ottolina, otra muerte que quedó encomillada y con muchos cabos sueltos, ya que estaban involucrados miembros del Grupo Gato de la antigua PTJ, dirigidos por el comisario Molina Gásperi. Este comisario también falleció de una manera extraña en un accidente aéreo, presuntamente, silenciado por lo que sabía. Aquellas mafias jurídicas-policiales quedaron reflejadas en un trabajo de investigación por el doctor y conocedor profundo de la materia penal, Fermín Mármol León, “Cuatro crímenes, cuatro poderes”.
Con esos escándalos ante los medios de comunicación social sobre la podredumbre jurídica y los altos niveles de corrupción administrativa como el barco Sierra Nevada, las partidas secretas de Miraflores, aunados a una descomposición moral total que atravesaba el país, nos acercábamos a un nuevo proceso electoral presidencial y los partidos políticos en las convenciones nacionales escogen sus candidatos. En AD Rómulo Betancourt impone a Luis Piñerúa Ordaz, Copei se debate entre nuevamente Rafael Caldera y Luis Herrera Campins, mientras que la izquierda seguía fraccionada y sin posibilidad alguna frente a la hegemonía del bipartidismo.
Continúa.