Los derechos humanos expresan dignidad en la persona frente al marco de complejidad denominado Estado. El poder público debe ejercerse al servicio del ser humano, no puede ser usado para bloquear o eliminar atributos inherentes al ser. Es el instrumento del derecho constitucional, con el que se rige las fuentes objetivas y subjetivas, deberes y derechos del Estado, cuya razón de ser histórica y conceptualmente es el bien común.
La sociedad contemporánea reconoce que todo ser humano, por el hecho de serlo, tiene derechos frente al Estado, derechos que está misma estructura tiene el deber de respetar y garantizar, al igual que debe organizar su acción a fin de satisfacer su plena realización. Un Estado que en la actualidad conculque los derechos humanos y las garantías constitucionales es contrario a una visión democrática y civilizada de la contemporaneidad; es simplemente un conglomerado monárquico, cuya razón de ser es el poder omnipresente e individual.
Una de las características resaltantes de la humanidad es el reconocimiento de que todo ser humano, por el hecho de serlo, es titular de derechos fundamentales que la sociedad no puede arrebatarle lícitamente. Estos derechos no dependen del reconocimiento por parte del Estado instaurado ni son concesiones suyas; tampoco dependen de la nacionalidad de la persona ni de la cultura a la cual pertenezca, son derechos universales que corresponden a todo habitante de la Tierra. La expresión más notoria de esta gran conquista es el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: » todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
Los venezolanos nuevamente presenciamos las más brutales contradicciones que ocurren en la relación Estado-ciudadano-derechos humanos, al ver cómo la Constitución, norma de convivencia y cohabitación de la República esta practicamente imnesistente, violentada desde las más altas instancias del Poder Público Nacional, conducido circunstancialmente con una evidente visión militarista, antidemocrática y hegemónica.
El Poder Público Nacional está constituido por todas aquellas instituciones u órganos señaladas en Nuestra Carta Fundamental, con competencia a nivel nacional, regional y municipal, por lo tanto su funcionamiento o competencia corresponde a las disposiciones constitucionales, hacer lo contrario es actuar contra la República y contra sus ciudadanos. Violando los derechos inherentes a la dignidad de convivencia pacífica y civilizada.
En una breve reseña histórica constitucional del mundo occidental, nuestra concepción en derechos humanos, poder público y Estado, radica en Inglaterra donde emergió el primer documento significativo que establece limitaciones de naturaleza jurídica al ejercicio del poder del Estado frente a sus llamados súbditos: la Carta Magna de 1215, la cual junto con el Hábeas Corpus de 1679 y el Bill of Rights de 1689, pueden considerarse como precursores de las modernas declaraciones de derechos en nuestro tiempo. Estos documentos, que si bien, no se basan en derechos inherentes a la persona sino en conquistas de la sociedad, muestran los derechos del pueblo en relación al uso del poder, establecen los deberes para el gobierno con la población; ahí es donde nace la obligación de la institución gobierno como parte del Estado para con la gente. Es decir el Poder Público sirve, no se sirve.
La izquierda fracasada que en mala hora gobierna la patria parece que olvidó la concepción histórica de los procesos sociales, se les olvidó el marxismo o cualquier otra teoria filosofica, las cambiaron por el
«como hacer dinero facil».
Por tal motivo es que cada actuación, cada intento de violentar la Constitucion por parte de la elite usurpadora, es una violación a los derechos humanos de los venezolanos.
En estos tiempos año 2020, donde la pandemia del virus chino ha colocado la humanidad en situación de amenaza y peligro, poniendo en la intemperie mas de una debilidad, el sistema político democratico, unico, para salvaguardar, mantener y consolidar los derechos humanos, corre riesgos ante el ejercicio del poder como tal, ya comienza a salir este debate, donde mas de un mandatario en el mundo se alza contra los preceptos de la división de los poderes ( garantia de equidad e igualdad en el Estado de Derecho) con la argumentación de mantener el virus a raya. Cuidado, es una debilidad a superar por la civilidad.
@LeoMontilla