José Francisco Conte Capozzoly*
La palabra democracia procede del griego demos, pueblo, y cratos, poder, autoridad. Significa el predominio popular en el Estado, el gobierno del pueblo por el pueblo; o, al menos, a través de sus representantes legítimamente elegidos, que ejercen indirectamente la soberanía popular, en ellos delegada. Aristóteles, en su Política, señala que democracia es un sistema en que la multitud gobierna para la utilidad pública. Entonces, la democracia se concibe como una forma de Estado dentro del cual la sociedad entera participa, o puede participar, no solamente en la organización del Poder público, sino también en su ejercicio.
Teóricamente, la democracia se basa, en cuanto a la forma, en la intervención popular en el gobierno, mediante el sufragio relativamente universal y libre, la libertad de discrepancia y el derecho de oposición pacífica; y se propone en el fondo, o como finalidad, impulsar el bienestar de todas las clases sociales, y con preferencia, o para restablecer la igualdad en principio, elevar el nivel de vida de las humildes o modestas.
La democracia, como sistema político, ha sido siempre la aspiración o anhelo de muchas sociedades en el devenir de la historia. Se basa en un sistema político que persigue fortalecer a todos los ciudadanos, la protección cabal de todos sus derechos y promover la participación activa en la toma de decisiones.
Existen puntos claves o aspectos esenciales que fundamentan la existencia de una sociedad libre, justa y sobre todo equitativa; su comprensión y puesta en práctica permite conocer su grado de importancia y servir de puente o vehículo para suscitar y promover la libertad, la igualdad, la justicia social y el total respeto a la decisión del ciudadano sobre quién debe gobernar una nación o país.
Podemos mencionar varios puntos que permiten lograr esos objetivos de manera diáfana y permanente, como sería la participación activa de la ciudadanía, el establecimiento de un verdadero Estado de Derecho y el respeto a los Derechos Humanos, conjuntamente con la separación de poderes, la colaboración entre los mismos, el control gubernamental, la libertad de expresión y el pluralismo ideológico.
La participación activa de la ciudadanía constituye un pilar esencial para la democracia, a tal punto que podríamos señalar que constituye la base del sistema democrático; por cuanto todos los ciudadanos tienen tanto el derecho como la responsabilidad de inmiscuirse en el proceso político, exponer sus opiniones y consideraciones, participar mediante el voto en las elecciones e intervenir en los debates públicos. La democracia debe abrir espacios donde los ciudadanos puedan expresar sus voces y tomar participación activa en la toma de decisiones en todos aquellos aspectos que interesan y afectan a la comunidad en general o en su conjunto.
La democracia se sustenta en el absoluto respeto de los Derechos Humanos y en un sólido Estado de Derecho, entendido como aquella sociedad organizada políticamente, donde la ley está sobre los gobernantes, y no a la inversa, y por ello rige por igual entre todos los ciudadanos y que exige la existencia, vigencia y estricto cumplimiento de la Constitución. Esto es que los Poderes Públicos o ramas del gobierno nacen del pueblo en forma más o menos directa, y actúan en su nombre, bajo el imperio de las normas constitucionales. El gobierno es la colaboración y concurrencia de dichos Poderes, identificados a través de la norma jurídica, que fundamenta y caracteriza al Estado de Derecho.
Todo esto implica que todas las personas sin distinción de ningún tipo, deben tener sus derechos protegidos por las leyes y las instituciones del Estado; donde la justicia, la igualdad ante la ley y la protección de las libertades individuales sean los principios esenciales para una verdadera democracia.
Por otra parte, la democracia se fortalece mediante la separación de poderes y un absoluto sistema de control gubernamental. Los poderes públicos deben funcionar en forma independiente y equilibrada, sin que ninguno de esos Poderes concentre todo el poder: por cuanto esta separación de poderes asegura un sistema de contrapesos que evita el posible abuso y garantiza o avala una toma de decisiones en forma plural y representativa.
Otro de los hitos o pilares fundamentales de la democracia lo constituyen las elecciones libres y justas; donde los ciudadanos deben gozar de la oportunidad de escoger y elegir a todos sus representantes de modo equitativo, sin controles ni coacciones de ningún tipo, sin manipulaciones.
Por consiguiente, los procesos electorales claros, transparentes y justos, con igualdad de acceso y participación, con la debida claridad de la información y con mecanismos de supervisión efectiva e imparcial, permiten y garantizan que la voluntad popular se exprese y manifieste de manera legítima.
La libertad de expresión es otro de los derechos fundamentales en un sistema democrático; por cuanto todos los ciudadanos deben tener la más absoluta libertad de expresar sus opiniones, críticas y propuestas, sin ningún tipo de temor y sin miedo a represalias, ya que una sociedad democrática valora y respeta la diversidad de pensamiento y de opiniones, garantiza y fomenta el pluralismo, pero además permite la existencia de medios de comunicación e información independientes.
Todo lo anterior, permite afirmar que la democracia es un sistema múltiple y complejo, en permanente evolución, que exige la existencia de principios rectores incólumes, necesarios de aplicarse y de estrategias, como las antes explicadas, que constituyen los cimientos para una democracia saludable y fortalecida, que nos conlleve a construir sociedades justas, libres y equitativas para todos los ciudadanos.
*Abogado y Profesor Universitario