Del libre albedrío

<El hombre es arte porque es altanero y está solo. Se sirve mejor de la tierra que del cielo como pretexto para embellecer y labrar su existencia> Cioran. Breviario de los vencidos. P. 31.

Cuando nombramos albedrío pensamos en la libertad que tenemos casi por naturaleza de obrar por capricho o apetito y no por obediencia a la razón, es tomar una decisión y no otra. Hay así quienes reducen ese término a lenguaje vulgar: “Es mi decisión y punto”. “Yo no tengo problemas, el señor es mi pastor y solamente a él le rindo cuentas”. “Dios así lo dispuso y como hay una ley divina así elijo mi decisión”. Como podemos leer, todo un mundo donde el camino no siempre está normado por un árbitro real. Bajo esa guía del libre albedrío la idea de libertad es difusa en cuanto a su organización y por eso en decisiones implicadas con política, moral y ética siempre los discursos o lenguajes implicados no son los del deber y de allí que los estudiosos de esa área compleja del conocimiento invitan a nombrar la Metaética desde los metadiscursos emergentes en una sociedad plural y diversa como la postmoderna. Tratando de interpretar con argumentos críticos esa lectura de la libertad me apoyaré en Ben Dupré y su libro sobre las 50 cosas a saber sobre filosofía. 2007: 61., al relatar lo siguiente:

<Cuando Darío era rey de Persia, hizo llamar a los griegos que había en su corte y les preguntó a cambio de qué estarían dispuestos a comer los cadáveres de sus padres. Los griegos contestaron que no lo harían por nada del mundo. Más tarde, en presencia de los griegos, y a través de un intérprete para que pudieran entender lo que se decía, Darío preguntó a unos indios de la tribu de los caladas, que de hecho se habían comido los cadáveres de sus padres, a cambio de qué estarían dispuestos a quemar los cadáveres (como de costumbre entre los griegos). Prorrumpieron en un grito de horror y le prohibieron hablar de algo tan espantoso>

Del relato se desprenden varias conclusiones. Una, la lectura cultural de tradiciones y otra el asunto de quién tiene la razón. Dupré, ampliando su opinión cita también a Heródoto: “La costumbre es el rey absoluto”, recordando al poeta Píndaro para diferenciar en sus escritos el mundo de la barbarie frente al mundo de la civilización griega. Como podemos intuir, lo correcto no tiene allí un solo lado y cada representación comunitaria tiene su propio código de tradiciones. Allí lo interesante es la diversa forma de interpretar lo moral y lo ético alejado de absolutismos y totalitarismos. La conclusión pareciera ser que frente al libre albedrío se impone el relativismo para coincidir en las normas acordadas como punto de vista y donde el ser diferente no quiere significar que se actúa fuera de lo correcto. Pero el asunto tiende a complicarse cuando no se respetan las diferencias y se decide algo en función de los intereses de cada grupo comunitario para someter al otro recurriendo al libre albedrío o <me dio la gana de hacerlo y punto>; es decir, la lógica totalitaria, autoritaria y dominante en las decisiones. Las opciones en valores que son los que finalmente están en juego cuando se toman decisiones pueden ser los correctos, pero siempre está latente una ética de corte utilitarista que en función de los deseos somete la atención de nuestros adversarios y cuando estos no luchan, no dudan o no resisten arbitrariedades siempre terminan por ser tontos útiles de nuestro libre albedrío. Funciona mucho con los adoctrinamientos de corte político-religioso. Es decir que aquí el llamado astuto o quien nunca muestra lo que tiene como valores indeseables se impone. Ocurre también con políticos indeseables, con delincuentes, con convertidos, con cambiantes de bando, con fanáticos y, los más terribles: con conversos por oportunismo. Por supuesto, en relación con nuestra escala de valores hay la ambigüedad de razones y censuras, de posiciones y de esclavitud, de adulancias miserables y con colaboracionismos de oscuras causas. Para una crítica seria, importa mucho desnudar a esos sujetos con tales posiciones. Saque sus conclusiones.

camiloperdomot@gmail.com

@CamyZatopec

Salir de la versión móvil