San Francisco (EE.UU.), 16 nov (EFE).- Asombro, nerviosismo y, sobre todo, desazón. Así reaccionó el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, llamara «dictador» a su homólogo de China, Xi Jinping, tras una larga reunión donde ambos acordaron restablecer relaciones.
El propio Blinken ha tratado de restar importancia este jueves a la curiosa escena ocurrida el miércoles durante la rueda de prensa de Biden posterior al esperado encuentro bilateral, pero sus caras durante más de 10 segundos hablan por sí solas y ya han corrido como la pólvora en redes sociales.
«No es un secreto que tenemos dos sistemas muy diferentes. El presidente habla con franqueza y en nombre de todos nosotros (…) Está claro que seguiremos diciendo y haciendo cosas que no le gustan a China, del mismo modo que supongo que ellos seguirán haciendo y diciendo cosas que no nos gusten», dijo el secretario de Estado en una entrevista este jueves con la cadena CBS.
El miércoles, una reportera había preguntado a Biden si mantenía que Xi era un «dictador», como lo había calificado en junio.
«Mire, lo es. Es un dictador en el sentido de que dirige un país comunista basado en una forma de gobierno totalmente diferente a la nuestra», aseguró entonces Biden, mientras Blinken, sentado en primera fila de la sala, pasaba de la incredulidad a la incomodidad en cuestión de segundos.
Y es que el representante de Exteriores estadounidense encadenó una serie de gestos muy ilustrativos: comenzó mordiéndose levemente el labio -como expresando que Biden no debió decir eso-, cambió de posición sus manos entrelazadas y las movió compulsivamente para acabar girando tímidamente su cabeza en señal de negación.
La respuesta del lado chino llegó por parte del ministro de Asuntos Exteriores, Mao Ning, quien condenó «firmemente» esas declaraciones, aunque sin referirse al emisor de las mismas, Joe Biden.
«Esta declaración es extremadamente errónea y suponen una manipulación política irresponsable», manifestó Ning en una reunión informativa con periodistas este jueves.
Y añadió: «Hay que señalar que siempre habrá algunas personas con segundas intenciones que intenten incitar y dañar las relaciones entre Estados Unidos y China».
Biden y Xi se reunieron el miércoles en la bahía de San Francisco después que las comunicaciones entre ambas potencias permanecieran cortadas durante más de un año y ante la posibilidad de que sus tensiones desembocaran en un conflicto abierto.
El encuentro, que se produjo en los márgenes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC, en inglés), concluyó con el restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y China, que también acordaron retomar las intercomunicaciones entre sus Fuerzas Armadas.
El otro gran avance de la cita fue el acuerdo alcanzado para que el país asiático aceptara controlar el flujo de los precursores químicos con los que se fabrica el fentanilo, la droga que cuesta la vida cada día a casi 200 estadounidenses.
Sin embargo, lo que estaba siendo una rueda de prensa en la que se quería trasladar una mejor sintonía entre ambos países terminó con un contundente mensaje de Biden a Xi que, al menos por los gestos, no sentó demasiado bien a Blinken.
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