Resulta incomprensible escuchar cómo iniciativas exitosas en pro de la educación de calidad para las poblaciones más vulnerables, en vez de ser apoyadas con fuerza, son entorpecidas con medidas que sólo traen problemas, angustias y dificultades. En momentos en que los educadores populares de la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC) están demostrando verdadero heroísmo para seguir garantizando educación de calidad incluso en los lugares más apartados, como por ejemplo, en las comunidades indígenas, reciben la noticia de que el Ministerio del Poder Popular para la Educación ha decidido migrar el pago de la nómina del personal docente, administrativo y obrero hacia el Sistema Patria.
La noticia ha atraído incertidumbre, incomprensión y dolor. A la angustia de no poder sobrevivir con esos sueldos tan insignificantes, ahora se añade la incertidumbre de no saber cuándo los recibirán, si les llegarán completos y a quién reclamar cuando se presente algún problema. De hecho, en los momentos en que escribo ese artículo (viernes 19), miles de trabajadores no han cobrado todavía su quincena.
La Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC) se fundó en 1945; y en el año 1999, firmó un convenio con el Ministerio de Educación, para brindar educación gratuita o semigratuita a las poblaciones más vulnerables, posibilitándoles el cumplimiento de su derecho esencial a recibir una educación integral de calidad. Y uno se pregunta: si el convenio ha funcionado bien en estos 31 años, y acaba de ser renovado en el mes de enero, ¿por qué se modifica de forma inconsulta, en momentos además en que la crisis humanitaria y la pandemia están volviendo muy cuesta arriba el mero hecho de educar. Uno comprendería los cambios si fueran para mejorar el convenio y de este modo reconocer los esfuerzos de numerosas instituciones, como Fe y Alegría que están demostrando una entrega y una creatividad heroicas para seguir brindando la mejor educación posible.
En un reciente comunicado, los directivos de Fe y Alegría señalan que “la migración de las nóminas de la educación católica al sistema Patria genera un cambio de patronos, que a nuestro juicio afectará la autonomía, la calidad educativa, los aspectos administrativos, de seguimiento y de trabajo colectivo de las instancias que formamos parte de AVEC…La atención a la crisis educativa que padecemos requiere de una organización ágil, coordinada, bien atendida, consolidada, atenta a la realidad cambiante y dolorosa, con capacidad para tomar las decisiones que esa realidad requiera…Venezuela, y en concreto la educación venezolana, necesita del concurso de todos, desde el respeto y el reconocimiento. Fe y Alegría ratifica su compromiso de estar en los sectores populares de las ciudades, en los campos y en los territorios indígenas para seguir ofreciendo educación de calidad para los descartados del sistema”.
Por ello, todos los que estamos preocupados por la educación exhortamos al Ejecutivo a que revoque esta medida. De no hacerlo, le estará dando razón al P. Rafael Garrido, Provincial de los jesuitas en Venezuela, que afirma: “Sería ingenuo creer que la medida de esta migración inconsulta busca el bienestar del personal que labora en los centros escolares. El solo hecho de su imposición inconsulta demuestra el tono autoritario de un régimen que, lejos de invertir en educación de calidad, ejecuta medidas de control que faciliten el dominio de los espacios escolares”.
@pesclarin
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