Al igual que el año pasado y por efectos de la pandemia, la procesión de la Divina Pastora, en el estado Lara, se realizará esta vez de manera virtual, para evitar aglomeraciones y con ellas posibles contagios con la COVID-19.
Desde 1856, cada 14 de enero la imagen de la advocación mariana es llevada en los hombros de sus feligreses desde su santuario en Santa Rosa hasta la catedral de Barquisimeto.
Similar a lo ocurrido en el 2021, este año el recorrido de 108 kilómetros se hará en el Pastora Móvil. No se permitirá caravana, por lo que solo podrán acompañar el recorrido, vehículos de la prensa, previamente autorizados, pues el evento se transmitirá por las redes sociales y por el canal de la Arquidiócesis de Barquisimeto.
Las actividades comenzarán con una misa en el Santuario de Santa Rosa a las 7:00 am, a la que solo tendrán acceso medios de comunicación acreditados. Al finalizar la eucaristía, la patrona de los larenses comenzará el recorrido.
Se tiene previsto que la imagen recorra los siguientes lugares: Santa Rosa, Monumento Manto Divina Pastora, El Cují, Tamaca, Pata e Palo, Av. Libertador, Obelisco, Av. Florencio Jiménez, Cardenalito del Oeste, Av. Ruíz Pineda, Av. Los Horcones, UPEL del oeste, Av. Rotaria, Av. San Vicente, Av. Ribereña, Redoma de Agua Viva, Av. Universidad, Calle 9 La Mata, Av. principal La Mata, entrada de Cabudare, Av. Intercomunal, Cardenalito del Este, Av. Los Leones, Av. Libertador, Av. Simón Rodríguez y la Catedral de Barquisimeto.
Al finalizar el recorrido, la Divina Pastora será recibida con un homenaje musical.
La virgen permanecerá en la catedral hasta el 29 de este mes, cuando retornará a su santuario en Santa Rosa.
La procesión de la Divina Pastora, es considerada la más numerosa de Latinoamérica, y la tercera del mundo, solo superada por la virgen de Guadalupe en México y la de Fátima, en Portugal. Se estima que en el año 2016, unos cuatro millones de personas participaron en ella.
UN POCO DE HISTORIA
La Madre del Divino Pastor, llamada Divina Pastora es una advocación mariana de la Iglesia católica.
Aunque la imagen de la virgen, como pastora, se remonta por lo menos al siglo X. Esta devoción proviene de Sevilla, España.
En el año 1700, Fray Isidoro de Sevilla, recibió una visión en uno de sus sueños en la que se le apareció la Virgen María en un paisaje campestre, rodeada de árboles y ovejas. Vestía una túnica púrpura, una mantilla azul y portaba en su mano un cayado pastoril.
A su lado un lobo amenazante escondido entre los arbustos, representando las acechanzas del demonio. Conmovido por la belleza de esta imagen, acudió al taller de un famoso pintor, Alonso Miguel de Tovar y le pidió que pintara a la imagen que tuvo en su sueño.
Con su atavío de pastora, realzada en un estandarte entre guirnaldas y flores el 8 de septiembre de 1703, la pintura de la imagen salió de la iglesia de San Gil en una procesión que recorrió las calles de Sevilla, acompañada por una nutrida concurrencia que le brindó un rosario cantado.
La virgen en su advocación de Pastora recibía por primera vez culto público en un día memorable, pues se daba comienzo a una devoción mariana ligada por su origen a los misioneros capuchinos, quienes se encargarían de propagar la nueva advocación en Europa y América.
Años más tarde, el escultor Francisco Ruiz Gijón, esculpió la imagen tamaño natural de la Divina Pastora. Y en el año 1705, la imagen fue llevada a su primera procesión en este país europeo.
Los orígenes de la devoción por esta advocación en Venezuela se ubican en 1706, cuando se extendió a los llanos de Caracas con la llegada de los capuchinos. Aunque no existen registros exactos del año en que comenzó la veneración por la Divina Pastora en el estado Lara, cuentan que hacia el año 1740, el vicario parroquial de la iglesia de la Inmaculada Concepción, ubicada en el centro de Barquisimeto, quiso incorporar a su templo una imagen de la Divina Pastora, ya que había conocido esta advocación en la catedral de Caracas.
Los sacerdotes consignaron sus solicitudes en un solo documento a un mismo escultor. Los envíos se hicieron y los cajones contentivos de las imágenes llegaron al mismo tiempo, pero cambiados: Es decir, la Divina Pastora llegó a Santa Rosa y la Inmaculada Concepción a la parroquia Concepción (siendo la analogía del nombre una posible causa de la confusión).
Cuando el párroco de Santa Rosa abrió el cajón y se dio cuenta de lo sucedido, ordenó a los indios a su servicio que lo cerraran y lo llevaran a la parroquia Inmaculada Concepción, pero para el asombro de los presentes ocurrió un hecho inusitado, calificado como un milagro.
El cajón se puso pesado y por más esfuerzo que hacían los indios para cargarlo no fue posible levantarlo del suelo de la iglesia. Este raro acontecimiento fue interpretado como una señal del cielo de que la Divina Pastora no se quería ir de Santa Rosa y, por ende, obedeciendo esa señal, el padre Bernal determinó que la imagen se quedara en propiedad de la iglesia del pueblo.
Por supuesto, el párroco acepto de muy buena manera esta decisión y fue así como la imagen de la Divina Pastora, desde mediados del siglo XVIII, fue incorporada a los altares de la iglesia en Santa Rosa del Cerrito.
Fuente: El Carabobeño