El economista y profesor universitario Carlos Ñáñez, enumero los cuatro desaciertos del gobierno durante el año pasado, entre los que destaca el sostenimiento del financiamiento por parte del Banco Central de Venezuela (BCV) a Petróleos de Venezuela (Pdvsa), por un monto de 25 mil millones de dólares.
Se trata del equivalente a seis mil 600 veces la capacidad de generación de base monetaria del BCV, y 2,3 de las reservas internacionales, sumando los derechos especiales de giro que aún no están disponible.
Este error provocó que el país se mantenga en un estado de hiperinflación que no ha podido resolver. “Hasta ahora, la última cifra que tenemos en la del mes de noviembre porque no conocemos diciembre… y ubicaban en mil 190 puntos la inflación anualizada y más de 600 puntos la acumulada”.
A esta realidad se suma que Venezuela está pasando por un proceso que Ñáñez define de “desbolívarización” o de perdida continua del valor del bolívar, sustituido por un dólar que está infravalorado.
Errores monetarios
El profesor alertó que el segundo gran error económico cometido en 2021 fue la intervención del BCV a través de las mesas de dinero, para mantener subvaluado el tipo de cambio. Todo esto a los fines de no presionar la estructura inflacionaria que ya responde ampliamente es al tipo de cambio y no a la liquidez monetaria.
Esto ocurre “porque la liquidez monetaria, sencillamente duplicó la capacidad de aceptación o de esterilización que tiene la economía en términos de soportar esta distorsión de la base monetaria, el nivel de billetes y monedas y depósitos en la economía”.
La reconversión monetaria es para el profesor de la Universidad de Carabobo (UC) el tercer error, porque la eliminación de seis ceros a la moneda, solo se ha trasladado a escalas netamente transaccionales sin resolver los problemas de la renta de la población, “por el contrario, ha aumentado la repudiabilidad del bolívar como medio de pago”.
El último error de la política económica del 2021 es, según Ñáñez, la absoluta falta de confianza y de credibilidad del sector privado. “No hay programas que incentiven la inversión privada de manera coherente y eficiente”.
El economista resaltó que el sector privado ha sustituido al público en todas sus funciones. “Y esto demostró que el sector público es lento por sí mismo y paquidérmico, mientras que el privado es ágil y eficiente”.
Fuente: El Carabobeño