131 neonatos fallecieron en el Hospital Universitario “Dr. Pedro Emilio Carrillo” de Valera según registros del 1 de enero al 31 de agosto, es decir, que en promedio murieron cuatro bebés por semana. El repunte de la cifra se observó entre abril y mayo, cuando casi a diario las madres lloraban por la pérdida de la criatura que gestaron por nueve meses.
Se presume que por la presión mediática y las constantes denuncias de los padres la directiva de entonces decidió clausurar el piso 4, donde estaba el área de Neonatología, y trasladaron las incubadoras para Planta Baja, a la Unidad de Cuidados Intensivos.
Pero con eso no se resolvió el problema que amenaza la vida de los recién nacidos en el principal centro de salud de la entidad, en sus inicios, Neonatología se ubicaba en el piso 5, el más alto del edificio, donde la contaminación sería menor según especialistas, pero por fallas de mantenimiento quedó inutilizable y la trasladaron al piso 4, el cual no tenía las condiciones adecuadas.
Entre tantas deficiencias, resaltaba la falta de aires acondicionados que mantuvieran la temperatura adecuada para los neonatos e impidieran el desarrollo de bacterias, ante la avería del equipo abrieron las ventanas y quedaron expuestos al clima exterior, junto al paupérrimo aseo del lugar, dieron paso a la proliferación de agentes nocivos para la salud de los bebés.
Ahora en Planta Baja la amenaza sigue vigente, aunque los padres de los bebés recluidos en el recinto se afanan en limpiar las áreas comunes, asearse antes de ingresar y dotar al personal de insumos para la esterilización o desinfección, las condiciones sanitarias son decadentes, y el Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria -con sede detrás del HCV- parece ignorar el asunto.
No hay palabras
No hay un vocero o ente oficial que se atreva a pronunciarse al respecto con los medios de comunicación, no explican la causa de los problemas por los cuales ejecutan ciertas acciones para resolver, cuando lo hacen. Y el silencio solo genera zozobra, así lo aseguran los padres con bebés recluidos en el recinto, tampoco reciben información sobre el estado de salud de su bebé y cuando fallecen la causa en el acta de defunción es lo máximo que obtienen.