CUARTA CRÓNICA: RECORDAR A LOS MAESTROS | Por: Dr. Felipe Guerrero

El Quijote es un soñador que refleja eso que somos y los soñadores que iniciaron  esta marcha de generosos esfuerzos en 1971, nos  dieron una lección de autenticidad y muchos de ellos que nos acompañan peregrinando por la tierra, siguen dictando cátedra de servicio.

El INSTITUTO UNIVERSITARIO DE TECNOLOGÍA, AGRO-INDUSTRIAL «REGIÓN LOS ANDES»  nació como una institución única y quienes se incorporaron a este proyecto eran realmente soñadores. Hoy, a cincuenta años de esa gesta, nos corresponde ahora seguir cabalgando sobre el lomo de nuestro Rocinante para enfrentar con fe los retos de esta hora.

Rindo homenaje a esos maestros soñadores del I.U.T. AGRO-INDUSTRIAL «REGIÓN LOS ANDES», a quienes recuerdo en el verso justiciero del poeta.

A esos maestros de nuestro Tecnológico,  los recuerdo porque con ellos, centenares de muchachos aprendieron a descifrar los signos de la vida y con ellos la patria joven fue modulando y deletreando, la palabra DEBER.

Y… «Esos muchachos crecieron desde adentro hacia todos los rumbos y se fueron  por el mundo
con sus libros de fe»
.

En esta hora, recuerdo a todos los Maestros del INSTITUTO UNIVERSITARIO DE TECNOLOGÍA, AGRO-INDUSTRIAL «REGIÓN LOS ANDES». Evoco los nombres y las figuras de todos esos alfareros de patria. Todos están presentes en la eterna figura de Federico Rivero Palacio, el hombre que fue Quijote y Maestro porque siempre mostró su «Espíritu de emprendedor  y visionario, persiguiendo constantemente la excelencia», porque los  maestros del I.U.T. AGRO-INDUSTRIAL «REGIÓN LOS ANDES», fueron testigos insobornables de su fe y de sus convicciones, con la serenidad de su autenticidad.

En los Cincuenta años de peregrinaje, A los maestros del INSTITUTO UNIVERSITARIO DE TECNOLÓGICA, AGRO-INDUSTRIAL «REGIÓN LOS ANDES» los recuerdo porque fueron iluminando con palabras su mensaje de esperanza…

Los recuerdo porque fueron incendiando olvidos y naufragios.

Los recuerdo porque fueron fusionando saberes con servicio.

Los recuerdo porque fueron puliendo maderas y miradas.

Los recuerdo porque fueron rastreando destierros y retornos.

Los recuerdo porque se sumergieron en cercanías y en infinitos.

Los recuerdo porque fueron transformando instantes y eternidad.

Los recuerdo porque fueron cantando con voz y con aliento.

Los recuerdo porque lograron que floreciera el árbol y la vida.

Los recuerdo porque fueron mirando estrellas y luceros.

Los recuerdo porque lograron tatuar las manos y las almas.

Los recuerdo porque cultivaron paz en medio de tormentas.

Los recuerdo porque fueron forjadores de cuerpos y de espíritus.

Los recuerdo porque fueron transmitiendo esencia y  existencia.

Los recuerdo porque fueron multiplicando números y emociones.

Los recuerdo porque fueron resplandeciendo certezas e indeterminaciones.

Los recuerdo porque fueron alfareros para moldear la juvenil arcilla Tachirense.

Esos maestros del I.U.T. AGRO-INDUSTRIAL «REGIÓN LOS ANDES», nos  enseñaron  que la libertad es inseparable de la responsabilidad. Con esas maestras luché por muchas cosas y en muchas batallas perdí. Pero ellos me enseñaron que a pesar de las derrotas nunca podrán vencer nuestra esperanza. Con esos maestros aprendí que las guerras van cambiando de nombre, pero que la causa de la libertad es siempre la misma.

En esta hora tengo presente la figura del maestro Federico Rivero Palacio.  Un día que nos encontramos en el Despacho del Ministro de Educación me dijo: «Cada parcela de libertad que asumes en tu vida lleva siempre aparejada la misma parcela de responsabilidad irrenunciable».

Transcurrido todo un largo trayecto de existencia, ese eterno pensamiento del maestro Federico Rivero, es el abre-boca cuando dicto clases de ética.

Que todos recordemos a los Maestros.

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