Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)
La historia de la humanidad ilustra que siempre se ha tratado de atribuir al grupo adversario características negativas para justificar maltratarlo o hasta exterminarlo. Así ha ocurrido siempre en el caso de la esclavitud o la xenofobia.
Por ejemplo, la historia del exterminio de los judíos durante el llamado Holocausto ilustra algo escalofriante: Las tácticas que utilizaban los oficiales nazis para despojar a los judíos de su condición de seres humanos, con el fin de que los soldados nazis pudieran masacrarlos sin ninguna compasión.
Los nazis tenían campos de concentración y campos de exterminio. Era posible sobrevivir en un campo de concentración pero era muy difícil en un campo de exterminio. Por ejemplo, el conocido Campo de Concentración de Auschwitz (Polonia) tenía un centro de exterminio llamado Birkenau, pero de los 950.000 judíos enviados a este campo, unos 800.000 fueron asesinados y el resto sobrevivió. En contraste, en los cinco campos de exterminio en Polonia, solamente 87 personas sobrevivieron y unos dos millones fueron asesinadas.
El oficial nazi Franz Stangl (1908-1971) nacido en Austria, fue comandante del espantoso campo de exterminio de Treblinka (Polonia) en el cual las víctimas eran despojadas de su carácter humano. En primer lugar, los prisioneros eran transportados a Treblinka hacinados en vagones de ferrocarril como si fueran ganado, sin letrinas, ni alimento ni agua. Cuando llegaban a Treblinka, mujeres, hombres y niños eran obligados a desnudarse, y los soldados nazis les revisaban la boca y el ano, buscando algunas cosas que pudieran ocultar, y luego les rapaban la cabeza. Según Stangl, el objetivo de toda esa humillación era despojarlos de su carácter humano para que los soldados pudieran ejecutarlos sin ningún sentimiento de culpabilidad. En efecto, según las propias palabras de Stangl, todos esos judíos eran: “Una masa de carne pudriéndose”. También llama la atención que Stangl declaró que no odiaba a esos prisioneros judíos, sino que los despreciaba, y en el año 1971, es decir, 27 años después de su comandancia en Treblinka, declaró: “No era una cuestión de odio. Ellos eran tan débiles; ellos permitían que se les hiciera todo (…) Así se generaba el desprecio”.
De manera similar, en el Campo de Concentración de Bergen-Belsen (Alemania), unas 30.000 mujeres judías eran obligadas a compartir una sola letrina, y eso se hacía intencionalmente para ‘demostrar’ que las judías y judíos eran ‘desaseados’. También llama poderosamente la atención que los oficiales nazis hacían un gran esfuerzo para que los prisioneros no pudieran suicidarse. La interpretación que diversos autores han hecho es la siguiente. Solamente los seres humanos se suicidan y los oficiales tenían que evitar que los soldados nazis pudieran quedar impresionados por un acto que demostrara que los prisioneros eran seres humanos. El objetivo era muy claro: despojar a los judíos de su condición de ser seres humanos (1).
¡Esto que hicieron los nazis debe ser recordado en todo momento porque la historia frecuentemente se repite !!!
NOTA: (1) La información la he tomado de Pags. 158-164 en Lars Svendsen (2010) ‘A Philosophy of Evil’. Dalkey Archive Press. London. (Edic. original noruega: 2001).
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