La fracción parlamentaria del partido Cambiemos, a través del diputado José Antonio España, se abstuvo de participar en la designación fraudulenta, hecha recientemente por la Asamblea Nacional (AN), del directorio del Banco Central de Venezuela (BCV), en la que los diputados del resto de los partidos opositores incumplieron el proceso legal para los nombramientos, efectuaron el mismo de forma arbitraria y precipitada y no dieron a conocer los perfiles de los candidatos nominados. Fue una designación “exprés”, similar a la que efectuó la AN presidida por Diosdado Cabello en diciembre de 2015, con la designación de magistrados para completar el Tribual Supremo de Justicia. Es decir, la actual AN, que se propone deponer a Nicolás Maduro por “ilegítimo”, se comporta de manera atropellante e ilegal al designar a un directorio, que sería también ilegítimo.
Se trata de una violación de la Constitución Nacional y del Reglamento de Interior y Debate, hecha precisamente por el organismo señalado por la Constitución para ser vigilante del cumplimiento de leyes y normas, que cometen desde el momento mismo en que designaron la comisión que evaluaría las credenciales de los aspirantes, pues ésta no fue efectuada por la Comisión de Finanzas del organismo legislativo. Es inentendible, a menos que sospechemos la existencia de corrupción o de una seria patología mental de estos diputados, el abandono de la legalidad sin motivo ninguno. Sesionan con una mayoría casi total, pues los diputados del gobierno no asisten a las sesiones y por tanto nadie les hace resistencia dentro de la Asamblea. Ha sido sólo la fracción parlamentaria de Cambiemos, la que ha decidido correctamente enfrentar la arbitrariedad y exigir el cumplimiento de la Carta Magna y de las normas que rigen los debates y decisiones de la AN.
Pero existen otros hechos igualmente alarmantes. CITGO ha procedido a un nuevo endeudamiento sin autorización de Venezuela. Emitirá deuda por US $ 1.370 millones y un nuevo préstamos de 500 millones de dólares para canjear y reembolsar el bono 2020. De nuevo se repite el negocio con los bonos, que ya se denunció en el pasado, lo que habla muy mal de la honestidad de los involucrados, así haya gente que en forma inentendible desestimen este tipo de comportamiento mafioso. Además, curiosamente, CITGO financia el viaje de unos educadores gringos a bordo del barco Nautilus, sin saberse cuál es la razón para este financiamiento, que visto así es similar al financiamiento que dio la empresa para la celebración del triunfo presidencial de Donald Trump, cuando estaba en manos del gobierno de Maduro.
Son comportamientos aberrantes y deshonestos de la oposición de la AN y quienes le siguen, que no se diferencian de las aberraciones del régimen y que desdicen mucho del orden que nos prometen habrá una vez tomen el poder. ¿Cómo pueden estos diputados presentarse ante la nación venezolana como garantes de la Constitución y de las leyes, si desde ya las están violentando? ¿Con qué moral le reclaman al Ejecutivo las violaciones constitucionales cometidas, si proceden exactamente de la misma forma? ¿Cuál es la diferencia entonces entre quienes gobiernan y quienes se proponen para sustituirlos? Son preguntas que deberán responder los venezolanos a la hora de decidir, sobre todo si caen en la trampa de la polarización que obliga a escoger entre los muy malos del presente y los pésimos del porvenir. De ser así, no habrá ningún porvenir.