Crónicas Lugarizadas (Al revés)

Francisco González Cruz

 

1.- Un amigo madrileño, de la Calle de Arenales, castizo de pura cepa, recibió con alborozo la revalorización de su ancha y céntrica calle, convertida en un hermoso bulevar con adoquines en la calzada, mosaicos en las aceras, lujosas tiendas, variados restaurantes y miles de turistas caminando. La zona se puso de moda, los costos subieron, la competencia por un sitio allí se hizo feroz y tuvo que irse a las afueras, a una moderna urbanización. Su querencia experimentó lo que se llama la“gentrificación”y ahora vive en una hermosa casa con jardines y rodeada de cercas, sin espacios para la vida comunitaria, sin tascas cerca, ni esquinas con una cafetería donde compartir con los vecinos. Es un desconocido en su sitio nuevo, y cuando regresa a su lugar donde vivió casi toda la vida, ya nadie lo conoce y a nadie conoce. Es anónimo donde vive y donde vivía.

2.- Los no-lugares son sitios sin identidad, como los terminales de pasajeros, salas de espera, centro comerciales tipo “mall”, urbanizaciones en serie y hoteles “tiempo compartido”, entre muchos otros. El hotel tipo “tiempo compartido” aprovecha un hermoso sitio, generalmente acondicionado por el sector público, para ofrecer al turista una estancia donde no es necesario salir de allí pues ya tiene todo pago, por eso se llama también “todo incluido” hasta las cosas “típicas” pero todo artificioso. El director de cine mexicano Sebastián Hofmann acaba de estrenar una película donde hace una crítica a la industria de las vacaciones que somete a un ambiente artificial a los turistas, ya ha recibido diversos reconocimientos y es un éxito de taquilla. La película es de terror y su título: “Tiempo compartido”. 

3.- “Los frágiles huesos de la muerte”, es un reciente documental del director chileno Claudio Araya, que trata del suicidio de 56 mujeres jóvenes campesinas, hecho acaecido a lo largo en 1983 en Pocona, una pequeña comunidad boliviana. Un programa de modernización agrícola rompe la relación ancestral que mantienen las culturas quechuas con la tierra. Los agroquímicos, el monocultivo, la pérdida de la diversidad, la dependencia del mercado, de los créditos y el endeudamiento violentan su modo de vida y los convierte en extraños en su propia tierra. “La ausencia de lugar”, sostiene el propio Araya, produce el desequilibrio que las conduce a la muerte.

4.- Me encuentro con una amiga que acaba de llegar a Valera desde Miami, donde viven sus hijos. – “¿Cómo regresas a este desastre?, le pregunto. – “Mis hijos me adoran”,contesta,“tienen sus casas hermosas con piscina, nevera llena, televisores… pero durante toda la semana salen de madrugada y llegan en la noche. Me baño en la piscina con el perro, no hay vecinos, ni con quien conversar, todo está lejos…”

5.- Varias veces visité Congo Mirador, una hermosa aldea de palafitos al sur del Lago de Maracaibo. Era el mejor lugar para ver el relámpago del Catatumbo, y sus habitantes, la mayoría de origen “cañadero», sabían atender a los visitantes que curiosos navegaban por sus calles de agua, su modo de vida era el lago y su abundante pesca. La reciente modernización de algunas fincas de tierra firme, bajo la mirada inútil de las autoridades, canalizaron hacia el lago los humedales y los caños, bajaron por los canales los sedimentos, subió el fondo, se retiraron las aguas y murió Gongo Mirador.

“Siempre he sostenido que no hay globalidad que valga sin localidad que sirva”. Carlos Fuentes

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