Crónicas callejeras | Agua que me quemo

 

Por: Abdénago Viloria Viloria

Trujillo es un territorio con agua suficiente para sus habitantes, pero esa agua no llega sola a los grifos: hay que enviarla con regularidad por las tuberías. Eso no sucede desde hace bastante tiempo, y nadie se da por enterado, pero yo, que desde Maracaibo me vine gravísima, como en el desierto del Sahara. Uno de mis amigos dominoceros, que se las da de filósofo, me explica el asunto:

Aquí en Valera cuando llueve mucho No hay agua porque los tanques y que se tapan con el barro. Cuando no llueve no hay agua por razones obvias. Cuando llueve moderadamente no hay agua porque las bombas no funcionan. Cuando hay agua en los tanques y funcionan las bombas no hay agua porque dentro del INOS y que hay manos peludas causando problemas por orden de la derecha golpista apátrida pitiyanki (que entre paréntesis, tampoco tiene agua). Hay sectores de la ciudad que tienen más de un mes sin el mínimo servicio del preciado líquido. ¿Qué hacer? ¿A quién reclamarle? ¿Quiénes son los responsables de esta calamidad que tiene a la ciudad a punto de jaque mate? Porque sin-agua no hay salud, no hay buena alimentación, no hay salubridad, no hay calidad de vida, no hay turismo, no hay fábricas, ¡colapso total!

Con el respeto que merecen las autoridades (respeto que tienen que ganarse con su competencia): ¿Ha llegado la hora de que la alcaldesa de Valera dé una explicación al pueblo que la eligió .

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