El impecable y preciso trabajo de los funcionarios del Cicpc, dio al traste con las pretensiones de los delincuentes, al descubrir su escondite en la población de La Fría, donde se desarrolló una operación de alta precisión, que permitió el rescate de los tres rehenes, sin daño alguno, abatir a dos secuestradores y apresar a otros dos, en medio de una balacera
Tan solo una de las personas involucradas en el secuestro de los tres estudiantes de la Universidad Católica del Táchira, falta por ser detenida, para completar el desmantelamiento de la banda recién formada, por familiares y amigos, que pretendía obtener, mediante el plagio, fuertes sumas de dinero en divisas, que exigirían como pago de rescate.
Así se conoció en medios detectivescos, donde se prosigue con la investigación sobre el caso que presento un feliz desenlace, con el rescate, sanos y salvos, de los tres rehenes, la muerte de dos de los sujetos encargados de custodiar en el lugar de cautiverio en La Fría y la detención de otras dos personas, que supuestamente ejercían como cuidadores y tenían la responsabilidad de mantenerlos bajo control, hasta tanto se lograra el pago de 70 mil dólares americanos, que habían acordado exigir como rescate.
Secuestro cerca del obelisco
Uno de los investigadores manifestó que el secuestro de Francisco Andrés Carrillo Salas, María Laura Ferrer Boscán y Dexsy Eliceth Martínez Vega, ocurrió en horas de la madrugada del pasado viernes 26 de octubre, cuando se dirigían desde un centro nocturno, ubicado en la avenida Ferrero Tamayo, hasta la residencia de una de las estudiantes en la avenida Rotaria. Cuando se desplazaban por la avenida 19 de abril, cerca de del obelisco de la Colonia Italiana, a bordo de un automóvil Toyota Corolla, fueron impactados por otro auto que les chocó por la parte trasera, un Ford, modelo Fiesta, blanco.
Carrillo Salas, quien conducía el Corolla, se bajó a revisar los daños y es cuando resulta sometido por hombres armados que cubrían sus rostros con máscaras y utilizaban pelucas.
Los tres estudiantes de mercadeo de la UCAT, fueron obligados a subir en el Ford Fiesta, color blanco, en el cual los llevan hasta las inmediaciones del Hotel El Tamá, donde hacen transbordo a una camioneta, color rojo, en la que son llevados a La Fría.
Mientras esto ocurría, uno de los secuestradores subió al automóvil de los estudiantes y lo llevó hasta la avenida Carabobo, donde lo dejó abandonado.
Pistas importantes
El grupo secuestrador fue dejando tras de sí, una cadena de pistas, que no pasaron desapercibidas por los detectives del Comando Anti Extorsión y Secuestros del Cicpc – Táchira, que bajo el mando del comisario José Valera, asumió las investigaciones.
Las primeras pistas fueron localizadas en el carro Toyota Corolla y a las pocas horas, ya se sabía que los estudiantes estaban secuestrados y eran mantenidos en la población de La Fría. Un primer contacto a través del celular de una de las muchachas, que abrió en esa población, ubicada en la zona norte del estado Táchira así lo mostró a los investigadores, que supieron donde debía concentrar su trabajo.
Labores de inteligencia policial fueron desplegadas de inmediato, con la participación de los efectivos anti secuestros- Táchira y la sub delegación de La Fría, estos últimos bajo la dirección de los jefes del despacho, comisarios Cristhian Linares y Carlos Luna.
Fue un trabajo coordinado, donde cada uno de los investigadores tenía un rol que cumplir. En horas de la madrugada del martes fue ubicado el lugar de cautiverio, una vivienda sin número ubicada en la carrera 6 entre calles 6 y 7, en el casco central de La Fría. Una llamada exigiendo el pago de 70 mil dólares como rescate, que fue interceptada por los expertos en telefonía la noche del domingo, sirvió para definir las coordenadas y afinar todo lo correspondiente a la operación de rescate, a cuyo frente se colocaron el comisario Wilfredo Carrasco, jefe del Redi Andes y la comisaria Denis Granadillos, jefe de la Delegación estadal Táchira del Cicpc.
Operación precisa
Desde la madrugada se inició el despliegue de manera discreta, los funcionarios, vestidos de
paisanos, algunos, se ubicaron cerca de la casa. Su misión era la de observación y obtener información para ser analizada por los expertos sobre los pro y los contra, es decir los riesgos de la operación, sobre todo, teniendo presente la seguridad de los tres rehenes, cuya vida e integridad, debía ser garantiza por sobre cualquier circunstancia.
Obtener información sobre la distribución interna de la casa también fue vital y cuando, pasadas las ocho de la mañana de martes, los funcionarios ingresaron al lugar, se encontraron con dos sujetos encargados de custodia, que accionaron armas de fuego contra los funcionarios, dando origen a un intercambio de disparos donde caen heridos. Son auxiliados y trasladados al CDI, donde ingresaron sin signos vitales.
Quedaron identificados como los hermanos Giovanni Antonio Castro Urdaneta de 35 años de edad y Alberto Antonio Castro Urdaneta de 26 años.
Los detectives del Cicpc llegaron hasta donde se encontraban los rehenes y para asegurarse que no existía riesgo para ellos, los cubrieron con sus propios cuerpos, al tiempo que les gritaban. ¡Cicpc, tranquilos somos Cicpc¡, ¡Bienvenidos a la libertad ¡De inmediato fueron sacados del área, por razones de seguridad.
“Fue una operación impecable, de gran precisión”, comento uno de los funcionarios.
En el sitio fueron detenidas dos personas, una mujer y su hijo, dueños de la casa, identificados como: J. E. Espinoza Torres, venezolano de 25 años de edad y M. R, Torres Vargas, de 60 años de edad, que también tenían la tarea de cuidar a los secuestrados.
Al final, se hace un resumen de la operación: Los tres rehenes rescatados, sanos y salvos. Dos abatidos por resistencia a la autoridad, dos sospechosos detenidos, recuperación de dos armas de fuego, concretamente, un revolver Smith & Wesson, calibre 38 y una pistola calibre 22, marca Walther, utilizadas para disparar contra la comisión: Retención de una camioneta, marca Ford, modelo Escape, color rojo, utilizada para movilizar a las víctimas desde San Cristóbal a La Fría y, una motocicleta, marca Empire, Modelo Owen.
Primer secuestro
Voceros policiales negaron que los secuestradores formen parte de grupos irregulares que operan en la zona norte del estado Táchira y los ubican en el campo de la delincuencia común. Se trata de un grupo de personas de un mismo entorno que decidieron operar al margen de la ley y, les dio por convertirse en secuestradores. Al parecer, para su primer y único secuestro, atribuible, escogieron las víctimas al azar y esperaban recibir como rescate, una buena cantidad de dólares. El funcionario no habló sobre el destino que tendrían los rehenes al final, porque eso aún no está aclarado el todo.
Lo que, si es cierto, es que existe la vinculación directa de una quinta persona, que está en fuga. Se trata del chofer y propietario del auto Ford Fiesta, color blanco, que fue utilizado en el secuestro. Este hombre está identificado, pero su nombre no fue revelado. La investigación sobre el caso, sigue en desarrollo, se comentó finalmente.