Crónica | Con La frente en alto, Leo | Por: Francisco Graterol Vargas

Fotografía de archivo fechada el 27 de marzo de 2019 que muestra al entonces entrenador del Deportivo Lara, Leonardo González. EFE / Yuri Edmundo /ARCHIVO

 

El hombre propone y Dios dispone. A la Vinotinto y a su técnico Leonardo Alberto González Antequera, el muchachote de Plata 2, o Leo como se le conoce en el mundo del balompié, las cosas les fueron diferentes a lo que tenía en mente.  Luego de una brillante trayectoria como jugador y técnico recibió la oportunidad  provisionalmente de tomar las riendas del seleccionado venezolano en las eliminatorias al mundial de Qatar, por esta jornada que incluye encuentros contra Argentina, Perú y Paraguay.

Lo anunció con anterioridad. Lo dijo a los cuatro vientos. Iba a salir con un fútbol más atrevido. Con cuatro hombres en la zaga  y dos en la punta. Algo diferente por lo menos a lo acostumbrado en años anteriores, donde luchando contra molinos de viento se dejaba a un solo hombre  respirándole en el cuello al contrario  y un ejemplo: La era de Salomón Rondón, el cual ha sido ficha emblemática en ese esquema técnico táctico de nuestros mandamases de la Vinotinto en los últimos años. Ni en casa el dibujo era diferente al de visitante.  Por eso sorprendió un poco que Leo se atreviera a desafiar lo que ya era una “tradición”. Recordemos que Joseph Martínez, mostró tal inconformidad con esta situación. Inesperadamente cogió sus aperos y dejó a la selección porque estaba condenado a la suplencia y se sentía inútil para el equipo.

Después de concluir su brillante carrera como futbolista, el hijo de Julio González y Fanny Antequera, mis vecinos de Plata 2, nacido un primero de julio de 2009 donde se crio Leo, entre aquella muchachada que acudía a clases en el Monseñor Castillo,  inició un ciclo como técnico. Recordamos su paso por Atlético Trujillo, el Trujillanos F.C  a quien llevó a tres finales de Copa Venezuela, ganando una de ellas y luego  La Guaira y Lara con incursiones incluso en Copa Libertadores. Ha sido un técnico exitoso y sus equipos han tenido el sello de Leo González. Siempre hacia adelante sin complejos y sin nada que temer por mucho que sea la fiera que se tenga en frente.

Un liderazgo que nadie discute producto de una trayectoria que, si aprieto un poco la memoria y la refresco con ayuda de Elvins González que vivió esos instantes, tienen su génesis desde aquellos años donde fue miembro del seleccionado Infantil A de Trujillo bajo el mando de Héctor García Ayala. Fueron campeones nacionales en un evento donde la fanaticada valerana pudo aplaudir a los Eduardo Mendoza, Miguel Linares, los hermanos Lupi  y compañía. Fueron triturando rivales hasta alzarse con el primer lugar del  certamen. Leo ya sobresalía entre los muchachos. Su estatura, 1,81 llamaba la atención entre el grupo de mozalbetes que conformaron ese once campeón.

Lo demás ya todos ustedes lo conocen o por lo menos a quienes les gusta seguir la carrera de sus ídolos deportivos. Su debut en 1992 con Trujillanos, luego su ida al Caracas y su regreso a casa donde  gozó de los aplausos de una fanaticada que llenaba el José Alberto Pérez hasta la hora de colgar los botines y empezar su ciclo  de técnico.

Como olvidar que Leonardo González formó parte de un equipo que en un preolímpico se dio el tupé de eliminar a un monstruo del  balompié mundial como Brasil con un histórico empate.  Un gol de Edson Rodríguez. Golindano, aquel gigante que hasta vino con Trujllanos era el portero, Bencomo, Tortolero, también estuvo por acá, Dolguetta  entre los héroes de ese elenco. Leo fue el lateral izquierdo. Pero, no es la idea de esta nota resaltar los méritos del hermano de Lewis (hoy es su asistente técnico) y Nathalie connotada odontóloga en la cancha como jugador. Ese es material para un libro. (Ojo Elvins). Mucha agua ha corrido debajo del puente, y en la defensa  de los equipos nacionales y de la Vinotinto,  nunca fue un jugador más, era quien llevaba  la voz campante para aupar a sus compañeros. Así fue desde su debut internacional en una Copa América frente a Perú, casualmente rival que enfrentará este domingo.

Leo apostó a lo suyo contra Argentina, uno de los mejores equipos del mundo del balompié y con su majestad Lionel Messi al frente.  Nadie lo puede acusar de timorato, de cobarde. Sin complejos y teniendo de testigo a la gran metrópoli caraqueña y a una audiencia que paralizó al país y se vio en el mundo entero el panorama funcionó hasta que la mala suerte se hizo presente, de que vuelan, vuelan con la lesión del Chema Velásquez. Esa salida inesperada del zaguero central unido a la expulsión de un jugador  novato  precisamente en una falta contra Messi originó la tragedia criollita en los planes y dibujo táctico del seleccionador trujillano. A recomponer todo.  Una línea medular de cinco hombres y uno solo en la punta. Jugando con diez y nada más y nada menos frente a la ilustre Argentina.  Lo demás era de esperarse. Un gol tras otro. 3 por 1. Por lo menos el cobro del penal por el audaz Soteldo fue una joya. Un gol al estilo de los grandes cracks.

Queda por escribirse la historia contra los descendientes de los incas y los corajudos paraguayos. Sea lo que sea debemos sentirnos orgullosos  por lo menos los hijos de esta tierra de los Vicente Laguna, Ricardo Salas, Leo Campos, Tarzán Hernández, Ramón Ramírez, Arsenio Navas, Nelson Cabrera, Edgar Salas, Asdrúbal Rojas, Chuchú Pérez, Oscar Ariza, Daniely García, unos paridos en la geografía  nuestra y  los provenientes de otros lares que por primera vez un trujillano sea el Director Técnico de nuestra selección nacional del deporte más popular del planeta.

Por 90 minutos los venezolanos nos unimos en torno a la Vinotinto. Una lección a nuestros políticos que andan buscando en que palo encaramarse. Por ese corto lapso olvidamos la escasez del agua, gas, gasolina,  transporte, basura, la carestía de la vida, la devaluación de nuestra moneda, el hambre y pare de contar para concentrarnos en un balón, en una divisa. En un grito. Gool de la Vinotinto.

Los vecinos de Caminos de Carvajal donde vive desde hace 13 años Leo con su esposa  Karly del Rosario Alcalá León,  y sus herederos, Isabella, Valentina y Leonardo, estamos muy contentos por quien fuera hasta el responsable de la junta de Condominio. Un vecino solidario. Pendiente de nosotros. Cumpliendo con sus obligaciones que el Condominio lo obliga.  Sus compromisos profesionales limitan su visita a Trujillo pero cuando el tiempo lo permite viene la familia González-Alcalá a brindarnos su compañía  junto a sus hermosas y amadas mascotas “Messi” y “Vicky”. Celebramos esta amistad con Leo que se inició en la urbanización Miranda con sus padres Julio y Fanny y que ha continuado por azares del destino aquí en La Arboleda. La comarca diría don Luis González, es muy pequeña.

Leo, puede dormir tranquilo, con la frente en alto, cumplió su palabra con la afición futbolera, con el país para beneplácito de los trujillanos. Sin complejos, sin miedo contra Argentina. Apostó a lo suyo. La trama de esa historia, el camino andado en esos 90 minutos donde la lesión del Chema Velásquez, la expulsión de Martínez cambiaron el libreto de lo que tenía en mente  Leo González.

Ahora vamos contra Perú y Paraguay. Suerte Leo. Suerte Venezuela.

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