Las entidades bancarias de la ciudad tanto públicas como privadas emiten cantidades limitadas de efectivo por día y por usuario, que a duras penas les alcanza para cubrir los gastos cotidianos de movilización, ante los últimos incrementos de las tarifas de transporte público. Por lo que todos los días se aprecia gran afluencia de ciudadanos en cola frente a los bancos aguardando para ingresar, mientras que los cajeros automáticos sólo quedaron para consultar estados de cuenta.