Madrid, 1 oct (EFE).- Este 1 de octubre se cumple un año del momento más bajo del belga Thibaut Courtois con la camiseta del Real Madrid, en el partido de Liga de Campeones frente al Brujas (2-2), un aniversario que el guardameta lo vive de forma bien distinta ya que supo redimirse y actualmente está rindiendo al nivel más alto de su carrera deportiva.
El conjunto blanco acabó la temporada logrando recuperar el título de LaLiga Santander con un Courtois estelar, un gran estado de forma del equipo que no se presagiaba a principio de campaña. Las dudas arreciaban en el inicio y uno de los focos era un Courtois que no salvaba a los suyos en esas ocasiones que solo se le exigen a los porteros de los equipos grandes.
La sombra del costarricense Keylor Navas, traspasado al París Saint-Germain, sobrevolaba el Santiago Bernabéu y el Madrid atravesaba su peor momento con la derrota en el estreno en ‘Champions’ en casa del, precisamente, PSG (3-0) de Navas y dos empates consecutivos en el campeonato doméstico contra Valladolid y Villarreal.
Pero el punto crítico llegó, sobre todo para el belga, el 1 de octubre contra el Brujas (2-2), un partido clave para el devenir del conjunto blanco en la Liga de Campeones tras la derrota en París. El nigeriano Emmanuel Dennis anotó un doblete en la primera mitad y el Brujas marcó dos goles en tres disparos a puerta, lo que hizo que Courtois escuchase una sonora pitada.
Thibaut no salió al campo tras el descanso debido a problemas estomacales y la actuación del francés Alphonse Areola abrió un debate en la afición en torno a la portería blanca tras el que Courtois volvió más fuerte. Momentos que repasó meses más tarde, tras el parón, en Real Madrid TV.
“No fue fácil, pero si no pudiese con la presión no podría estar ahora a este nivel. Estoy orgulloso. He sido fuerte mentalmente y sigo creciendo, siempre he sido fuerte mentalmente. Si no, no se puede aguantar la presión.
Sabes dónde estás y aquí cada partido es importante. Las críticas hay que saber manejarlas”, declaró.
Tras la derrota en Mallorca 18 días más tarde del empate contra el Brujas, el francés Zinedine Zidane cambió su apuesta de juego y nombres, con el uruguayo Fede Valverde siendo protagonista al igual que el francés Ferland Mendy, pero no a Courtois, quien le devolvió la confianza: No recogió un balón de su portería en los siguientes seis encuentros.
Precisamente, si algo no le falta a Courtois es confianza: “Yo no he dudado de mí mismo, sé lo que valgo”; “he hecho buenas paradas”; “he demostrado mi nivel”… son declaraciones del belga en varias entrevistas en las que, a diferencia del discurso aprendido de la mayoría de futbolistas, no tiene problema en sacar pecho de sus actuaciones.
Una mentalidad que le ha hecho reponerse a momentos difíciles en un equipo como el Real Madrid en el que todo se mira con lupa y ha devuelto su nombre a la discusión de quién es el mejor portero del mundo.
Tras el parón por el coronavirus, Courtois solo encajó cuatro goles en diez partidos y dejó su portería a cero en cinco ocasiones en LaLiga Santander -acabó la temporada, en el global, con 43 encuentros, 21 porterías a cero y 32 tantos encajados-, lo que le llevó a conquistar su tercer Trofeo Zamora como guardameta menos goleado.
Un reconocimiento que el último en lograrlo con la camiseta del Real Madrid fue Iker Casillas, en 2008, su ídolo reconocido y que ahora disfruta de la oportunidad de honrarlo luciendo el dorsal ‘1’ del conjunto blanco.
Es la primera vez que luce este número en su trayectoria en competiciones de clubes -Genk, Atlético de Madrid, Chelsea y ahora Real Madrid- y no le pesa. Courtois ha comenzado la temporada como acabó la anterior. Contra el Betis (2-3) y ayer miércoles frente al Valladolid, hasta en tres ocasiones en la segunda mitad, firmó paradas que valen puntos; esas que hace un año se le exigían y que ahora se dan descontadas.
Óscar Maya Belchí