Corpoelec no da equipo de seguridad al personal desde hace 8 años

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Los accidentes por mayor situación de riesgo en las instalaciones eléctricas ocasionaron la muerte de 15 trabajadores en 2017, dijo el sindicalista Alexis Rodríguez


Las malas condiciones de seguridad ocupacional en la Corporación Eléctrica Nacional ponen a diario en peligro la integridad física de los trabajadores. Desde hace ocho años la empresa estatal no les proporciona uniformes ni equipos de seguridad, denunció el sindicalista Alexis Rodríguez.

El directivo de la Federación Nacional de Trabajadores Eléctricos explicó que el personal labora con botas, guantes de baja y alta tensión, y cascos deteriorados porque se les venció su vida útil conforme a la normativa de seguridad nacional e internacional, mientras que la ropa está roída por los muchos años de uso.

Rodríguez precisó que la dotación de uniformes, dentro de la normativa de seguridad y de acuerdo con las cláusulas de la contratación colectiva, debe hacerse anualmente y consiste en suministrarle al trabajador dos pares de botas e igual número de guantes, seis pantalones sin tejidos sintéticos y cierre de plástico no de metal, e igual cantidad de camisas. “Esporádicamente, la empresa ha suministrado a algunos trabajadores dos pantalones y dos camisas pero eso es insuficiente”.

El sindicalista destacó que la situación es muy sería porque Corpoelec no dota ni siquiera al personal recién ingresado, lo cual es un riesgo. Los uniformes deben ser 100% de algodón para evitar el impacto de descargas eléctricas, las cuales en la mayoría de los casos son fatales o dejan al afectado con daños discapacitantes, severos y permanentes, como mutilaciones y quemaduras.

Añadió que el personal tampoco tiene detectores de ausencia de tensión ni las herramientas con los aislantes requeridos para su manejo, lo que incrementa las posibilidades de accidentes laborales en unas instalaciones y redes eléctricas ya dañadas por la falta de mantenimiento.

“En 2017, fallecieron 15 trabajadores en accidentes que se pudieron evitar si Corpoelec atendiera el área de la seguridad laboral, dado que la actividad eléctrica es de alto riesgo y por ello las normas son muy estrictas”, recordó.

Insistió en que ese número de muertes es muy elevado con respecto a los estándares de la industria eléctrica mundial de cero casos en años. “En 2018 no ha habido fallecimientos, pero Corpoelec sigue descuidando el área de la seguridad con sus trabajadores y terceros”, dijo el dirigente.

Ante los bajos ingresos económicos, Fetraelec propuso a las autoridades eléctricas, el 14 de abril pasado, el pago de un ingreso global de 28,1 millones de bolívares mensuales por empleado para cubrir el gasto de por lo menos un mercado.

El monto incluye aumentar los 12 niveles del tabulador, además del ticket de alimentación y los bonos de transporte y de guerra por 6,4 millones, 2,3 millones y 13,7 millones de bolívares, respectivamente.

“Si no hay una pronta respuesta, los trabajadores saldrán a la calle: es imposible sostenerse con salarios entre 700.000 y 1,5 millones de bolívares al mes”, señaló Rodríguez. También esperan el inicio de la negociación del contrato colectivo 2018-2020, que ampara a 46.000 trabajadores, cuyo pliego de peticiones fue introducido en el Ministerio del Trabajo en octubre pasado.


Hampa común roba el cobre

El sindicalista Alexis Rodríguez informó que el hurto de cables eléctricos con cobre se ha elevado ante los altos precios del metal –actualmente está entre 9 millones y 10 millones de bolívares el kilo– en el mercado negro. “El robo del material es el resultado de actos delictivos no de sabotaje como insiste el gobierno”, dijo.

El representante de Fetraelec insistió en que el argumento del sabotaje no cabe en instalaciones como las subestaciones y plantas eléctricas vigiladas las 24 horas por guardias nacionales. “Vecinos y conductores han observado que bultos con cables son lanzados por encima de los muros de las instalaciones a individuos que los atajan afuera”, señaló.

Recordó que el año pasado los ladrones sustrajeron de la subestación Santa Teresa III unas guayas de cobre que estaban soldadas a la estructura.

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