Anneris Zerpa de León
Solo Alonso Andrea de Ledesma, (…)
montó a caballo, y con su lanza y adarga salió
y con repetidos golpes de la lanza acreditar a costa de su vida,
el aliento que le metió en el empeño,
le dispararon algunos arcabuces cayó muerto.
Mario Briceño Iragorry
Este texto se realiza con la finalidad de dar una opinión, reconocimiento, tributo, al héroe, Coronel Juan Gómez que se destacó por su destreza y valor, arriesgando su vida a favor de la causa independentista, quien logra ejemplificar con su acción la virtud como fuerza y excelencia. Es de sumo interés la apreciación de Fernando Savater, (1982) al referir que a través del ejemplo el héroe se hace virtuoso, por cuanto, la virtud, es la fuerza que mueve a éste en su aventura; es lo que le identifica como tal, actuando de acuerdo a sus valores y principios, ejerciendo su voluntad.
El Coronel Juan Gómez deja huella en su transitar por la vida; realiza sus acciones por su propio interés, porque existe en su interior el poder de decisión, que le conduce a realizar la aventura emprendida; para él la integridad era lo correcto.
De allí, su destacado valor como defensor de la causa independentista, y en particular, por resguardar la región Andina, específicamente, la población de Carache al igual como lo hizo el libertador, Simón Bolívar, al avanzar por los pueblos y provincias en la búsqueda de la justicia, la igualdad por la libertad, para dejar atrás el despotismo, abuso de poder, recuerdos de desolación y tristeza de familias enteras, que fueron devastadas por la guerra.
Otras acciones de la memoria, son las destacas por el Doctor Amílcar Fonseca, al señalar que “El recuerdo legendario de aquellos que, sacrificando nacimientos, fortunas, posición y nombre, lucharon con denuedo por legar a postrera gente Patria y Libertad.” (pag.102)
Es importante destacar, que las luchas realizadas por grandes héroes de nuestra Patria y, por ende, en el continente americano, han dejado honda huella en nuestros antecesores, quienes vivieron momentos de angustia, tristeza, henchidos de muerte y zozobra, donde no se distinguían los muertos dejados en grandes estelas en caminos bañados de sangre e infortunio, con la misión de dejar a las futuras generaciones paz y una nación libre de todo yugo.
Es transcendental recalcar que, en estas luchas, los estados andinos tuvieron mucha relevancia, por cuanto, el Libertador tenía pensado propiciar la gesta emancipadora, desde los Andes, planificando sus estrategias a favor de la gran batalla libertadora, denominada como Admirable, para el año 1813.
En Trujillo ocurren dos gestas importantes, la de Carache en Aguas de Obispos del 18 de junio de 1830 y la de Niquitao. Estas batallas fueron determinantes para logar la Independencia. La ofensiva realizada en Carache, abrió la brecha para el avance de las tropas republicanas hacia Boconó y de allí al centro de Venezuela.
Uno de tantos recuerdos de estas luchas por la Independencia, por la paz y la Libertad de la patria, la cuenta Amílcar Fonseca en el año 1955, señalando que el General Urdaneta refiere: “No tardo Morillo en moverse sobre Carache en octubre de 1820 con su ejército compuesto de las divisiones La Torre y Tello, de infantería, y el regimiento de húsares de Fernando VII, y aunque lo ocupó, como era natural, la retirada que hizo el coronel Juan Gómez, le dio a conocer a Morillo con que especie de gente tenía que combatir” (p.102)
Por lo que el valiente coronel, Juan Gómez, se las ingenió para enfrentar al general Morillo; se propuso planificar bien su estrategia de combate, no esperó que las tropas enemigas llegaran a él; así lo cuenta Amilcar Fonseca: “Juan Gómez, al ver bajar por la cuesta de Carache al ejército español, separó de sus fuerzas todos los hombres que, por enfermos, estropeados, o mal montados no convenían a su a su objeto, y los mandó a retirarse seis leguas atrás al pueblo de Santa Ana.” (Ob. cit.p.102)
El aguerrido e intrépido caballero, de la estirpe del valeroso Andrea de Ledesma, no solamente seleccionó cuidadosamente a sus hombres, sino que se adelantó a enfrentar al invasor Morillo con sólo 30 revoltosos. El guerrero está determinado y dispuesto a la lucha, pues su voluntad está por encima de todo, su pensamiento giraba en torno al proceso de libertad. Según Schopenhauer, citado por Savater:” El ser humano puede elegir lo que quiere y en ese aspecto es libre. “(P.120)
De estas luchas, es importante enfatizar que Juan Gómez en su lucha emancipadora, al tratar de hacer libre a los demás, se hace libre así mismo, por cuanto está ejerciendo su poder y voluntad; voluntad que es suya y no de los demás.
Juan Gómez, es libre, por lo tanto, elige con disposición y arrojo lanzarse a la lucha, va dispuesto a ser libre o por el contrario morir en su desafío. En esa lucha diría Savater: “El héroe se realiza a sí mismo en cuanto héroe, al tratar de emancipar a los demás, reconociéndose en ellos.” (p.207)
A la primera arremetida, hizo retroceder muchas veces al enemigo; viendo la destreza y astucia del contrincante, como avanzaba y replegaba nuevamente, el general Morillo decide enviar dos compañías de húsares del ejército español, pero el valiente coronel, Juan Gómez arremetía contra ellos de manera tal que, su espada destellaba y bailaba en los cuerpos enemigos, haciendo correr mucha sangre, con gran habilidad de guerrero en su lucha por la emancipación.
El ejército del general Morillo arremetía con gran furia e ira muchas veces, contra del valiente guerrero Juan Gómez, pero éste, hacía que retrocedieran, pues era muy astuto y buen baquiano, conocedor de su zona. Así lo cuenta Amílcar Fonseca: “Morillo tomó empeño en destruirlo y se puso en persona a la cabeza de todo el regimiento de Húsares; unas veces intentaba cortarle, lo que no consiguió, porque la vega del río Carache es angosta de un lado y otro.” (Ob. Cit. p. 102)
Juan Gómez con su destreza de caballero, al igual que Andrea de Ledesma, respondía al ataque, matando españoles por montón y luego se retiraba, así los mantuvo según apreciaciones del general Urdaneta:” por espacio de tres leguas, hasta que llegando al pie de la cuesta que llaman el “higuerote”, donde concluye las vegas de Carache, cansados los españoles de perseguirle lo dejan seguir.” (Ob. Cit. p.102)
En tanto, el aguerrido y valiente Coronel Gómez, de la estirpe caballeresca, había perdido su caballo; quedó, al igual que el héroe español, sólo, sin su cabalgadura, ni hombres que le ayudasen a dar los pasos para seguir luchando; a pie, pero, con gran valentía y coraje, se apoya en su caballo muerto y blandiendo su espada sobre su cabeza no se rinde antes sus oponentes, hiriendo a muchos españoles, éste valeroso y destacado coronel, no tuvo tregua, hizo frente a toda la caballería española y aun así, mató a todo aquel, que se le atravesaba en el camino.
Juan Gómez está dispuesto a todo como diría Savater (1982):” Está hecho de poder y negación de la muerte, de independencia grupal y afirmación de la identidad colectiva, es decir, porque la promesa de la vida social es heroica y sólo en el esplendor del héroe se reconoce como finalmente cumplida.” (Ob. Cit. p. 128)
El Coronel Juan Gómez, actúa por convicción y principios. El cree y está seguro que su actuar en defensa del otro, es lo correcto y así lo hace, trata de emanciparse de lo que le ata y esclaviza, y al hacerlo, se individualiza y se hace libre.
Lamentablemente, el valeroso Juan Gómez, herido y cansado por la ardua batalla, fue cercado, pero, aun así, continuaba su feroz lucha por defender su libertad y amor a la patria, hubiese muerto en manos del enemigo, pero el general Morillo, viendo la valentía y sagacidad del honroso caballero, según Amílcar Fonseca grita: “Que salvaran aquel valiente.” (Ob. cit. p.102)
Es la gloria para Morillo, por cuanto al salvar a Juan Gómez, se está salvando así mismo. Es el trofeo que le otorga la batalla, no el enemigo muerto, porque muerto Gómez se habría convertido en mártir. Al ser apresado por Morillo, Juan Gómez, fue llevado con varios heridos al hospital de Carache y, posteriormente, cuando se restableció de sus heridas, se realizaron las negociaciones que trajo como consecuencia el armisticio.
Así lo refiere Amílcar Fonseca: “Habiendo ido con pliegos del Libertador a Morillo el edecán de aquel. O ‘Leary. Morillo y le habló de aquel valiente guerrero con entusiasmo y se lo entregó para que lo condujera al Libertador, sin exigir canje, y hasta le regaló dinero. viendo tan gran gesto, el Libertador le devolvió ocho hombres de “Barbastro”. (Ob. cit. p. 113)
La valentía y honor del Coronel Juan Gómez, quien no tuvo miedo al enfrentar al enemigo, General Morillo, radica en su voluntad, fuerza y tenacidad porque sólo, herido y con la asta de la espada rota, su caballo muerto, sostuvo feroz batalla hasta el final; pues su único ideal era la libertad y luchar por defender su patria, su terruño. Para Savater.1982: “El héroe significa la ejemplificación de la voluntad del poder.” (p.111)
En éste caso, Juan Gómez en el momento de lucha tiene el poder de decidir, abandona la lucha o continua su tarea de defensa de su ideal. Este héroe, puede equipararse con el caballero Andrea de Ledesma, pues ambos lucharon sin medida, sin importarle su vida, sino su voluntad de decisión, su virtud y dignidad.
Se puede decir, que ambos caballeros se reconocen, aunque las situaciones que les equiparan a ambos son distintas, pues los que les llevó a tan destacada actuación, fue la voluntad de cada uno, no fue el mirarse uno en el otro e imitarse, sino la decisión que cada uno tomó, para afrontar situaciones difíciles en el transitar de la vida.
Andrea de Ledesma, cae abatido y posteriormente, es llevado en hombros por sus oponentes, se le rendirle honores, por su valentía. Así, refiere Oviedo y Baños, la muerte solitaria y heroica: “…Solo Alonso Andrea de Ledesma, aunque de edad crecida, teniendo a menoscabo de su reputación…montó a su caballo y con su lanza y adarga salió a encontrar al corsario, que marchando… iba avanzando la ciudad, le dispararon algunos arcabuces, de que cayó luego muerto”. (Ob. Cit.: 279).
El indomable caballero Ledesma, no se preocupó por la muerte sino por la dignidad y honor caballeresco que le caracterizaba en defender la ciudad de Caracas. Toma la decisión que creyó correcta, ya estaba cansado y viejo y quizás vio la posibilidad de inmolarse y se enfrenta con Amias Preston, en tanto, el Coronel Gómez, defendía una parte de su provincia (Carache), hacia donde avanzaba el General Morillo con el fin de sitiarla y apoderarse de ella.
Ambos caballeros, luchan por un ideal; se reconoce uno en otro, en el sentido de la voluntad de ambos, así como también, la libertad que persiguen. Cabría hacer referencia a la cita de Herman Melville citado por Savater (1982) cuando expresa: “Sólo cuando un hombre ha sido vencido puede descubrir su verdadera grandeza.” (p. 112).
La muerte de Andrea de Ledesma, le dignifica, pues es llevado en hombros, por sus enemigos, con honores por su gran valentía, en cambio el General Gómez, es cercado, herido, y es dignificado en vida, con el perdón de Morillo al ser atendido en el hospital y posteriormente entregado a O’Leary, exaltando su valentía.
A manera de reflexión
No se puede negar que, entre ambos textos, se da una intertextualidad que se podría denominar subjetiva porque son expresiones que comunican unos hechos, cuyo exponente fundamental es el lenguaje, a través de éste podemos apreciar esta interconexión lingüística y apreciar cómo funciona la palabra en ambos textos. Lo que trasciende en ambos relatos de vida es la emancipación de los héroes expresado en el lenguaje que los glorifica. A partir del lenguaje se crean nuevas posibilidades de sentido.
A través de la palabra esplendorosa del doctor Amílcar Fonseca y Mario Briceño se unen estas dos historias que exaltan la valentía de hombres, muchas veces olvidados, como ejemplos para las futuras generaciones.
Referencias:
Briceño, Iragorry Mario (1954). Pasión Venezolana. Caracas: Edime.
Fonseca, Amilcar (1955). Orígenes Trujillanos. En el Centenario de la Fundación de Trujillo. Caracas: Tipografía Garrido.
Savater, Fernando (1981). La Tarea del Héroe. Madrid, España:Taurus.