Cornelio Viloria: Historia viva y huella imperecedera del periodismo

En la gráfica se ve a Cornelio Viloria, subdirector, rodeado de sus compañeros de la redacción del Diario El Tiempo cuando anunciaban el cierre de la edición impresa, ese día manifestó que era el día más triste de su vida. Cortesía: Diario El Tiempo

El periodismo valerano es, sin la menor duda, uno de los más sólidos y profundos del país en los lapsos del riesgo, cuando la democracia da sus primeros pasos y una mentalidad colectiva, nueva, se enrumba para desentumecer el hecho político, esclerosado por prolongadas etapas de dictadura.

Ese periodismo aguerrido de Trujillo tuvo grandes hombres y nombres que han quedado para la historia, quienes lucharon por  la consolidación y dignidad de un gremio, uno de esos protagonistas es Cornelio Viloria, un motatanense de raíz genuina, de cañaveral, de piña y tambor, quien por más de 60 años se dedicó por entero a esta hermosa profesión llamada periodismo, en la cual brilló desde el siglo pasado.

Ese guerrero de grandes batallas claudicó. Cornelio Viloria partió en la madrugada de ayer lunes 4 de febrero al encuentro con Dios. Sobre Cornelio Viloria se debe decir que, se inició siendo aún adolescente, se convirtió en pionero del periodismo local, y a través de su larga trayectoria se distinguió por ejercer un periodismo de calidad;  buceador de la crónica regional y de Venezuela, testigo invaluable de los grandes hechos sociales, económicos, culturales y políticos del siglo pasado y del presente que reflejó siempre con su pluma certera, clara, simple, profunda e implacable y gran calidez.

Durante toda su vida en el ejercicio de la profesión formó parte del Diario El Tiempo, en el cual se mantuvo al frente como subdirector hasta sus últimos días, a donde llegó cuando solo tenía  17 años como periodista de calle y corrector de pruebas en la época cuando el diario estaba ubicado en la antigua sede del edificio Viejo Tiempo, de la avenida nueva con calle cinco.

Viloria además fue corresponsal de diarios y revistas nacionales. Fue maestro de periodistas que regalaba trucos y experiencias sobre el oficio. Testigo de ello han sido todos sus compañeros y amigos, quienes por su orientación pasaron por el Diario El Tiempo, donde junto a Luis Gonzaga Matheus implantó una escuela y  estilo; fue responsable directo del crecimiento y desarrollo de quienes por esa redacción desfilaron.

 

Hombre querido por todos

 

Hablar de Cornelio Viloria es referirnos a una persona noble, buena y uno de los insignes trujillanos que supo ganarse un lugar en la historia. Desde que salió de su terruño natal, Motatán, marcó una pauta comunicacional.

Cornelio se caracterizó por ser un hombre humilde, colaborador, servidor, siempre presto a tenderle la mano a quien podía, estuvo arropado por grandes virtudes y  nunca se negó a servirle a la gente. Era un fiel exponente de lo que es el saber asistir a los demás por encima de cualquier circunstancia.

Su actitud ante los demás le valió la credibilidad que gozó en vida, una vida en la cual contó siempre con un amor irrestricto y lleno de mucho respeto de los trujillanos.

Nació hace más de setenta años, arribó a Valera con mucha ilusión y fe en busca de oportunidades y enfrentar retos. Criado en un hogar humilde, pero honesto y muy trabajador. Encaró con fuerza la lucha que por aquellos años se vivía en un país en plena dictadura en los años 50 con Marcos Pérez Jiménez.

 

Un emprendedor

 

Su capacidad emprendedora lo llevó a experimentar en la profesión de comunicador. Siendo muy joven supo consolidar sus anhelos y metas. Desde niño había soñado con ser radiodifusor, según cuenta el cronista Segundo Peña Pela en su libro “Historia de la Radiodifusión Trujillana”, en el año 1965 el joven Cornelio Viloria se junta con Benito Briceño, comerciante emprendedor y comienza a gestar una emisora para Motatán, fueron muchos los intentos pero al final le fue denegado el permiso.

 

Cornelio Viloria, falleció la madrugada de este lunes 4 de febrero. En la gráfica del recuerdo junto a Luis Gonzaga Matheus, Jorge Briceño y Tatiana Leal.Con el tiempo, Cornelio Viloria se fue involucrando en la radio trujillana, era un enamorado de las ondas hertzianas, su talento se escuchó por Radio Valera, Radio Tiempo FM, Superior FM, entre otras. Pero el gusanillo por montar una radio lo mantenía, volvió al ruedo por una concesión, y el 29 de septiembre de 2002 a las 5:10pm  vio cristalizado su sueño cuando saca al aire su emisora Optima 107.7 FM, con la cual asumió un reto junto a su esposa, Luz María  Avendaño, y sus  hijos Jesús Adolfo y Marcos Alejandro Viloria Avendaño. Soñó con darle a Motatán una emisora FM y con empeño y esfuerzo lo consiguió.

 

Compartió un grupo selecto

 

Se encontró en un momento estelar del periodismo regional apenas culminada la dictadura de Pérez Jiménez, y siendo un joven  estableció amistad con los máximos representantes de la opinión pública en esa época, entre ellos hombres como Pedro Malavé Coll, el padre Juan de Dios Andrade, Amabilis Quiñones, Guillermo Montilla, El “Chino” Julio Urdaneta Acosta, Honoré Solarte, Antonio Pérez Carmona, Rafael Alfonso de Lima, Alfonso Toledo, Luis Mazzarri Montilla, Carlos J. Paredes, Raúl Burgos, José Silinio Pérez, Régulo Jiménez, Luis González, Andrés Atilio Miliani, Rubén Bracho Barreto, entre otros connotados hombres de las letras y la opinión pública, a la sazón con los fundadores de la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP) seccional Trujillo.

 

Secretario General del CNP

 

Luego de legalizarse la colegialización de los periodistas, Cornelio Viloria formó parte de los fundadores de la Seccional del Colegio de Periodistas del estado Trujillo, donde desarrolló un trabajo incasable por el gremio y sus agremiados. Con el pasar del tiempo se convirtió en secretario general.

Siempre se mantuvo fiel a su filosofía y estilo, a su creencia y metodología de cómo encarar una sala de redacción y dirigir un periódico.

Deja un exitoso legado que por 60 años había entregado a los trujillanos a través de la comunicación social, con una trayectoria brillante y fructífera.

 

Periodista de la vieja guardia

 

Durante esas seis décadas ha quedado patentada la calidad de su trabajo reporteril. Como hemos dicho, fue parte de aquel exquisito grupo de bien llamados «periodistas de la vieja guardia trujillana», entre ellos Luis Mazzarri Montilla(+) , Cornelio Viloria Morales, Rudy Linares, Régulo Jiménez (+), Pedro Malavé Coll(+), Antonio Pérez Carmona(+), Ramón Azuaje (+),  Julio Urdaneta Acosta «El Chino»(+), Luis González, Luis Gonzaga Matheus (+) , Andrés Atilio Miliani, Honoré Solarte, Jorge Sulbarán(+) Marcial González, José Hernán Briceño, Amabilis Quiñones(+), Jesús Matheus, Manuel Acevedo Rivas, Eduardo Viloria, Rafael Ángel Lujano(+), Guillermo Montilla(+), Rubén Bracho Barreto, Víctor Cardozo Domínguez, Nelson Rodríguez, Rodolfo Zambrano(+), los hermanos Guillermo y Pedro Torres, Rafael Vásquez, Francisco Oscar Salazar (+), Oscar Piñero(+), Chuto Matheus (+), Ramón Rivas Sáez, Francisco Graterol Vargas, Ediccio Balestrini, Fanny Simancas de Valero, Juan Valecillos Quintero, Valentín García Medina (+), José Tocornal, Thamar Montero Pérez, Elvia Uzcátegui, Nohelia de Ascanio, Belkis Torres, Teresita Jiménez, Pedro Matheus, Ramón Azuaje(+), Guillermo «Memo» Bracamonte, Jesús Matheus Linares, Gabriel Montenegro, Luis Huz, Pedro Torres, Oswaldo Pírela, Gilberto Ascanio, Onésimo Caracas, Segundo Mendoza, Vanessa Andara, José Gregorio Colina, Carlos Camba, entre otros.

 

Una plegaria

por su descanso

La familia de Diario de los Andes eleva una plegaria por el descanso eterno de esta gran figura del periodismo trujillano, de un hombre bondadoso que dejó muchas enseñanzas a un gremio que en su historial ha contado con grandes celebridades, muchos de los cuales ya habían adelantado su viaje  y hoy están recibiendo a Cornelio con alegría, de seguro revivir con añejo frescor tantas vivencias protagonizadas en su paso por este mundo. Descansa en paz, viejo lobo. Sus restos están siendo velados en la Sociedad San José de Valera, y luego será llevado al Cementerio Jardines La Paz. Paz a su alma, fuerza y resignación a su familia.

 

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